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Este es el producto que más desaparece de los supermercados (y no es por arte de magia)

A male shoplifter stealing some expensive gourmet cheese in a specialty supermarket
Los criminólogos han estudiado los motivos que hacen del queso un producto cotizado en el mercado negro (Getty Images) (Fertnig via Getty Images)

El queso es un negocio redondo. Las ventas mundiales de queso se han expandido año tras año hasta trepar a los 114.100 millones de dólares en 2019.

Un dato curioso es que la comercialización del queso es tan amplia y extensa que hasta los que lo negocian en el mercado negro logran sacar una buena tajada.

El resultado es que al menos el 4% de todo el queso producido en un año en todo el mundo termina en manos de los amigos de lo ajeno, lo que convierte a ese producto lácteo en el alimento más robado en el mundo.

El robo de queso no sólo no es reciente sino que se mantiene al frente de la lista de los alimentos que más desaparecen de los supermercados, según un análisis realizado a 1.187 proveedores que abastecen a 250.000 tiendas minoristas de 43 países publicado por The Huffington Post.

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Los empleados y ladrones profesionales que se hacen pasar por consumidores son las mayores amenazas de los comercios, dijo Joshua Bamfield, director del Centro para las Investigaciones Minoristas.

Los pasillos con frigoríficos para conserva y exhibir los quesos son el epicentro de un eficiente mercado negro que usa expertos para sustraer el bien del supermercado y revenderlo en tiendas y restaurantes.

También puede ocurrir que un paquete de queso termine en la cartera de una señora que no tiene suficiente para alimentar a sus hijos o dentro de la chaqueta de un joven que no resistió la tentación de llevarse una exquisitez que está fuera de su alcance.

Pero ese tipo de robos es el que menos impacto tiene en la industria láctea. La mayoría de los robos son perpetrados por el crimen organizado.

Casos famosos

Uno de los casos más sonados ocurrió en Italia entre 2014 y 2016, cuando una banda en la provincia de Reggio Emilia robó unos 7 millones de dólares de queso parmesano.

Si calculamos que cada pieza de queso parmesano cuesta unos 500 dólares, hablamos que la banda logró robar unas 14.000 piezas, causando enormes pérdidas para los productores artesanales del famoso queso.

Y aunque los negocios pequeños son más golpeados por cualquier pérdida, los productores industriales tampoco se salvan de los hurtos.

Dos hombres fueron arrestados en el estado de California en 2019 por robar unos 50.000 dólares de queso mozzarella en pequeñas sustracciones durante dos años. La compañía afectada fue Leprino Food, la primera fábrica de mozzarella del mundo, que exporta la impresionante cantidad de 3.000 millones de dólares anuales.

El queso es un alimento popular en todo el mundo, aunque su comercio legal lo domina Estados Unidos, donde se negocian unos 25.900 millones de queso anualmente.

Allí lista de los alimentos más robados cambia ligeramente, y el queso desciende del indiscutible primer lugar global al cuarto, después de la carne, los caramelos y las fórmulas infantiles.

Pero si solo tomamos en cuenta el consumo de queso per cápita, el primer lugar se lo lleva la República Checa. Se calcula que en un año los checos comen un promedio de 63,5 kilos de queso.

Cuestión de método

El mercado de la reventa es lo que alimenta el mercado negro del queso.

Cuando la policía italiana desarticuló una de las tantas banda en un operativo de inteligencia que llamó "Queso y Vino", capturó una red de 10 cabecillas que robaron 168 piezas de parmesano que costaban unos 110.000 dólares.

Hay que decir en su defensa, que en los atracos con suelen usar violencia. Es más sencillo meter a un infiltrado.

En el caso de Leprino Food, los robos los hacía un empleado en la planta californiana, quien a la larga fue capturado cuando la policía logró rastrear la mercancía robada por los números de serie marcados sobre su superficie.

Otros prefieren el robo tradicional, como los ladrones franceses que en 2018 se llevaron 700 paquetes de queso Saint-Nectaire, valorados en 11.000 dólares. O el osado canadiense que robó 137.000 dólares en quesos de la fábrica Saputo Dairy Products al hacerse pasar por un repartidor.

En un pueblo de Galicia, España, un agente del Cuerpo Nacional de Policía frustró en marzo de 2021 a dos mujeres que pretendían robar diez quesos en un supermercado.

El policía, que se encontraba fuera de servicio, recordó haber capturado a una de las mujeres robando alimentos en el pasado y decidió encararlas. Al verse descubiertas, las mujeres confesaron su mala acción y devolvieron los quesos que llevaban escondidos entre la ropa.

Unos pocos tienen motivaciones más rebuscadas.

El motivo detrás En julio de 2017, dos generosos bloques de queso cheddar fueron seleccionados campeones en una competencia en Somerset, Inglaterra. Esa misma noche, las piezas de 9 kilos y 1.000 dólares fueron robadas.

El productor Rich Clothier ofreció una recompensa para recuperar los quesos premiados. "Esos quesos pueden ser considerados obras maestras. Es algo así como que te roben una pintura famosa".

Pero al final quedó con las manos vacías. Clothier dijo que era muy posible que para el momento en descubrió que había sido robado, las quesos premiados ya estaban fuera de las fronteras inglesas.

También están los ciudadanos comunes que eventualmente se llevan unos paquetes de su queso favorito.

¿Por qué la gente roba queso?

El queso es un artículo que algunos criminólogos describen con la palabra inglesa CRAVED, que en español significa ansiado o codiciado. Pero que también son las siglas de Concealable (que se puede esconder), Removable (extraíble), Available (disponible), Valuable (valioso), Enjoyable (placentero) y Disposable (desechable).

Muchos otros productos como los electrónicos y las hojillas de afeitar entran dentro de esa categoría. Pero el queso es el único de ellos que no tiene etiquetas o dispositivos de seguridad.

El queso también es un producto que puede ser muy costoso. Muchos consumidores lo perciben como un lujo y algunos intentan disfrutar de ese lujo sin pagarlo al metérselo en los bolsillos en los supermercados.

Pero por muy apetecible que parezca, robar queso (o cualquier otro producto) de una tienda de alimentos nunca será buena idea.

Eso lo puede decir un español de 22 años que fue condenado en 2020 a seis meses de cárcel por robar dos quesos valorados en 17,19 dólares de un supermercado en Murcia. Además tuvo que pagar una multa de unos 71 dólares y se le prohibió entrar en ese supermercado durante un año.

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