Quina Santa Catalina: el vino con alcohol que los niños españoles tomaban como golosina
Normativa de seguridad alimentaria, agencias del medicamento, controles de calidad… Quizá no seas consciente, pero hay todo un aparato de medidas y organismos encargados de que la comida que llega a tu plato y los medicamentos que compras en la farmacia sean totalmente seguros.
Y no, no siempre fue así. No hace tanto tiempo que Bayer vendía jarabe de heroína para la tos o se podían comprar alegremente anfetaminas para adelgazar. De este desconocimiento generalizado acerca de los peligros de ciertas sustancias no se libraban ni los más pequeños: hasta hace unas décadas había bebidas alcohólicas que se publicitaban explícitamente para los niños.
Si piensas que los jóvenes cada vez empiezan antes a beber alcohol, tendrás que pensarlo dos veces: y es que aún en los años 50 y 60 del siglo pasado, los niños lo hacían ¡con el consentimiento de sus padres! En esta época triunfaban los vinos quinados, que desde el siglo XIX habían vivido un boom gracias a sus supuestas propiedades medicinales.
A los niños se les daba pelotazos de estas pociones enriquecidas con quina sin importar que tuvieran hasta 15 grados de alcohol, entre otras cosas para abrirles el apetito. De todas ellas, las más famosas eran la Quina Santa Catalina y la Kina San Clemente.
Ambas marcas desplegaron toda una artillería de campañas publicitarias claramente enfocadas al público infantil. Quina Santa Catalina acuñó el popular eslogan “es medicina y es golosina”. Kina San Clemente directamente afirmaba que “este excelente vino quinado es muy bueno para niños y mayores” y animaba a las madres a ponerles a sus hijos un copazo de vino con la merienda.
Los más veteranos recordarán a Kinín, un personaje infantil que aparecía en spots y tebeos de la época recomendando a los nenes que bebieran Kina San Clemente porque “¡da unas ganas de comerrrr!”.
Afortunadamente, el sentido común se acabó imponiendo, el personaje de Kinín fue prohibido y a día de hoy a nadie le parecería normal darle lingotazos de alcohol a un niño para estimularle el apetito. La batalla para concienciar de los peligros del alcohol en niños ya está ganada, pero aún falta la de los adultos, entre quienes su consumo tiene una gran aceptación social. No está de más recordar que “la cantidad saludable de alcohol” es exactamente cero, sea cual sea tu edad.
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