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Río Osun de Nigeria: sagrado y cada vez más tóxico

RÍOS SAGRADOS-NIGERIA-OSUN (AP)
RÍOS SAGRADOS-NIGERIA-OSUN (AP)

Yeyerisa Abimbola ha dedicado la mayor parte de sus 58 años en el planeta al Osun, una vía fluvial en la profundamente religiosa Nigeria, llamada así por la diosa del río de la fertilidad. Como la sacerdotisa principal de la deidad, lidera a otras mujeres llamadas siervas de Osun durante la adoración diaria y las ofrendas de sacrificio a lo largo de la orilla del río.

Pero con cada día que pasa, se preocupa más y más por el río. Alguna vez centelleante, claro y hogar de una variedad de especies de peces, hoy corre sucio y marrón.

“El problema que enfrentamos ahora es a los que se dedican a la minería junto al río”, dijo Abimbola. “Como puede ver, el agua ha cambiado de color”.

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El río, que fluye a través del denso Bosque Sagrado Osun-Osogbo —designado Patrimonio Mundial por la UNESCO, en 2005—, es venerado por su importancia cultural y religiosa entre los pueblos indígenas de habla yoruba predominantes en el suroeste de Nigeria, donde el Osun es ampliamente adorado.

Sin embargo, está bajo la amenaza constante de la contaminación por la eliminación de desechos y otras actividades humanas —especialmente las de docenas de mineros ilegales de oro en todo el estado de Osun, cuyos residuos llenan el río sagrado de metales tóxicos. Además de la escasa aplicación de las leyes ambientales en la región, también hay quienes utilizan el río como vertedero y contribuyen aún más a su contaminación.

Las siervas de Osun, compuestas en su mayoría por mujeres de entre 30 y 60 años, viven en una hilera de apartamentos de una habitación al costado del palacio Osogbo, la casa real del monarca Osogbo, a unos 1,5 kilómetros al norte del bosque y el río.

Dejan atrás todo lo relacionado con su vida secular, incluido el matrimonio, para servir tanto a la diosa como al rey. Tienen poca interacción con los forasteros, lo que les permite dedicarse por completo a la diosa, a quien adoran diariamente en un santuario en lo más profundo del bosque.

Las mujeres, quienes a menudo son vistas con vestidos blancos sueltos que simbolizan la pureza que representa el río, realizan varias tareas para la diosa desde el amanecer hasta el anochecer, incluido supervisar las ofrendas de sacrificio, en su mayoría animales vivos y bebidas, o llevar a cabo actividades culturales en las aguas del Osun. Algunos dicen que la diosa sana de las aflicciones cuando beben o se bañan en el río, y otros dicen que puede proporcionarles riqueza o fertilidad.

Una sierva de Osun, quien se hace llamar Oluwatosin, dijo que el río le trajo un hijo cuando tenía dificultades para dar a luz. Ahora, la madre de dos hijos tiene la intención de permanecer dedicada al río y a la diosa por siempre.

“Es mi creencia, y Osun responde mis oraciones”, dijo Oluwatosin.

El río también sirve como un “punto de peregrinaje” importante para el pueblo yoruba en Nigeria, dijo Ayo Adams, un erudito yoruba —especialmente durante el festival Osun-Osogbo, una colorida celebración anual que atrae a miles de adoradores del Osun y turistas “para celebrar la esencia de la raza yoruba”. Algunos asistentes dicen que ofrece la oportunidad de un encuentro personal con la diosa.

Pero este año, a medida que se acercaban las dos semanas del festival de agosto, las autoridades del palacio anunciaron que se habían visto obligadas a tomar la medida inusual de decir a la gente que dejara de beber el agua.

“Hemos escrito al gobierno estatal y al museo sobre las actividades de los mineros ilegales para que tomen medidas para detenerlos”, dijo Osunyemi Ifarinu Ifabode, el sacerdote principal del Osun.

El estado de Osun alberga algunos de los depósitos de oro más grandes de Nigeria, y los mineros que buscan oro y otros minerales —muchos de los cuales operan ilegalmente—, se encuentran dispersos en áreas pantanosas de aldeas remotas donde hay poca presencia de cuerpos policiales. Si bien los líderes comunitarios en Osogbo han logrado mantener a los mineros fuera del área inmediata, esencialmente son libres de operar con impunidad río arriba y hacia el norte.

Los mineros utilizan el agua del río en la exploración y la explotación, y los residuos regresan a él y a otras vías fluviales y contamina las fuentes de agua potable de miles de personas.

“Es más o menos el 50% de los cuerpos de agua en el estado de Osun, por lo que los principales cuerpos de agua aquí han sido contaminados”, dijo Anthony Adejuwon, jefe de Alerta Urbana, una organización sin fines de lucro que lidera los esfuerzos de defensa para proteger al río Osun.

Urban Alert realizó una serie de pruebas en el Osun en 2021 y encontró que estaba “terriblemente contaminado”. El informe, que fue compartido con The Associated Press, encontró niveles de plomo y mercurio en el agua en el bosque que estaban, respectivamente, 1.000% y 2.000% por encima de lo permitido por la Norma Industrial de Nigeria.

Urban Alert lo atribuye a los muchos años de actividad minera, algunos de ellos dentro de los 30 kilómetros del río.

A pesar de la prohibición de beber del río que emitió el palacio, durante una visita reciente, la AP vio a grupos de residentes llegar al río todos los días para llenar contenedores de un galón para uso doméstico.

El doctor Emmanuel Folami, un médico con sede en Osogbo, la capital del estado, dijo que beber agua tóxica o usarla en actividades que implican el contacto humano es un “gran problema de salud” que podría causar envenenamiento por plomo.

En marzo, el gobierno del estado de Osun anunció el arresto de “varias personas por minería ilícita, incautaciones y cierre de sitios”, y prometió que estudiaba el nivel de contaminación del río y las maneras de abordarlo.

Sin embargo, los activistas cuestionan la sinceridad y el compromiso detrás de tales esfuerzos: “Si no podemos ver al gobierno estatal tomando medidas dentro de su propia jurisdicción como titular de una licencia (minera), ¿qué vamos a decir sobre las otras personas?”, dijo Adejuwon de Alerta Urbana, que realiza una campaña en las redes sociales con el hashtag #SaveOsunRiver.

Abimbola, una sierva de Osun desde que tenía 17 años, dijo que la diosa es tolerante y generosa. Ella agradece a Osun por sus bendiciones —un hogar, hijos, buena salud.

“Cada cosa buena que dios hace por las personas, Osun hace lo mismo”, dijo.

Sin embargo, ella y otros advierten que incluso Osun tiene sus límites.

Puede haber problemas si el río sigue contaminado y Osun “se enoja o no es aplacada apropiadamente”, dijo Abiodun Fasoyin, un jefe de aldea en Esa-Odo, donde se realiza gran parte de la actividad minera, a unos 40 kilómetros al este de Osogbo.

“La orilla del río se desbordará y arrastrará a la gente cuando esté enojada”, dijo Abimbola. “No hagas nada que ella no quiera”.

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La cobertura de noticias religiosas de The Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración con The Conversation US, con fondos del Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable del contenido.