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La realidad se entromete en una criptovisión utópica

El auge de las criptomonedas ha engendrado empresas que dirige democráticamente una comunidad de usuarios… o esa es la teoría. Ha sido mucho más complicado que funcione el esquema. (Scott Gelber/The New York Times)
El auge de las criptomonedas ha engendrado empresas que dirige democráticamente una comunidad de usuarios… o esa es la teoría. Ha sido mucho más complicado que funcione el esquema. (Scott Gelber/The New York Times)

WASHINGTON — American CryptoFed es un nuevo tipo de empresa que fue engendrada tras el advenimiento de las criptomonedas… una que, de cierta manera, no se considera una empresa en lo absoluto.

No hay dueños, directores ni empleados, según el plan que divulgó. En cambio, American CryptoFed es una “organización autónoma descentralizada” (DAO, por su sigla en inglés) que en teoría está bajo la guía automática de código de computadora y bajo el control de una comunidad de usuarios que votan sobre las propuestas con criptodivisas.

Para sus defensores, este tipo de emprendimientos son un nuevo modelo para el comercio, uno que podría democratizar las iniciativas comerciales y terminar con el control que tienen las grandes empresas tecnológicas y otros intermediarios arraigados sobre la innovación en la era de la información. De por sí, han surgido en línea cada vez más de estas organizaciones advenedizas; entre ellas, operaciones de servicios financieros, centros de noticias y clubes sociales.

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Sin embargo, también están bajo fuego desde varios ángulos, un reflejo de la fuerza disruptiva del fenómeno de las criptomonedas y la lucha por demostrar su uso práctico más allá de la especulación financiera.

Los miembros de las DAO están chocando entre sí para determinar cómo equilibrar la necesidad de directores capaces y experimentados y la visión idealista de la toma comunal de decisiones. Según los criptoinversionistas y los reguladores, en algunos casos, los emprendimientos son lo mismo que esquemas Ponzi cuyo casi único objetivo es apuntalar el valor de los tokens digitales que venden.

Y los reguladores se están abalanzando en medio de una preocupación en torno a cómo proteger a los inversionistas de organizaciones que no adopten las prácticas tradicionales contables y comerciales.

Tan solo cuatro meses después del lanzamiento de American CryptoFed DAO, la cual planeaba crear un sistema de criptopagos, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos en esencia la cerró en noviembre, bajo el argumento de que la iniciativa estaba “engañando de manera considerable” al público con documentación contradictoria que no divulgaba información clave como estados financieros auditados.

Hester Peirce, una comisionada de la SEC, comentó que el aumento en la actividad de las DAO era un tanto abrumador.

“Más o menos el último año ha sido un periodo importante para las DAO y la gente está experimentando mucho”, comentó Peirce. “Es difícil incluso intentar entender el significado real de esto porque todo se mueve muy rápido”.

Muchas DAO están batallando con problemas, como inmensas pérdidas económicas a causa de las fallas y los hackeos de software, las divisiones internas que amenazan la existencia continua de algunas entidades y las acusaciones de desviación inapropiada de fondos comunitarios. Otras han tenido dificultades con la baja participación de los miembros cuando se trata de votar sobre una estrategia o una decisión comercial, lo cual en esencia deja el control en manos de los inversionistas que pusieron dinero para ayudarlas a comenzar.

Esta gestación complicada ha generado un debate: ¿estos emprendimientos son solo vehículos para enriquecer a la gente con información privilegiada y explotar a los consumidores o los primeros experimentos de una nueva manera de hacer negocios?

El valor de las criptomonedas en más de 4000 arcas de DAO aumentó un 3200 por ciento en 2021 y superó 13.000 millones de dólares para diciembre, según un sitio web de monitoreo llamado DeepDAO, aunque las cifras fluctúan de manera considerable con los cambios en los valores de las criptodivisas.

Ya hay varias DAO a cargo de una amplia gama de proyectos; entre ellos, servicios financieros descentralizados como Compound y SushiSwap; fondos de inversión como Red DAO, donde se reúnen los amantes de la moda para comprar artículos coleccionables digitales, y clubes sociales como Friends with Benefits, cuyos poseedores de tokens se reúnen de manera virtual y en persona.

El concepto ha sido recibido con beneplácito por criptoinversionistas individuales y algunos de los actores más importantes de la industria, como la firma de capital de riesgo de Silicon Valley Andreessen Horowitz, la cual respalda proyectos de la cadena de bloques con miles de millones de dólares. Además, los cabilderos y abogados de la industria, incluidos los de Andreessen Horowitz y American CryptoFed, ya están colaborando con Washington y las capitales estatales, para buscar el reconocimiento de las DAO y la actualización de leyes que consideran “anticuadas”.

Por ahora, los reguladores federales tienen poca autoridad legal evidente para supervisar estas entidades, a menos que una DAO dé la impresión de estar violando las leyes de valores. Peirce comentó que el resultado era una receta para la confusión y un conflicto constante pues los reguladores tienen dificultades para vigilar las nuevas entidades.

Tal vez el aspecto más prometedor y tenso de las DAO es su estrategia para tomar decisiones comerciales.

Aunque las DAO pueden elegir los grupos de líderes o contratar personal, el principal poder de la toma de decisiones hipotéticamente recae en los miembros, para garantizar que en teoría las decisiones satisfagan a la mayoría de los participantes.

“El mundo virtual en tus manos” es el eslogan en Decentraland, un espacio virtual de juegos, el cual, como la mayoría de las DAO, depende de foros de votación en línea para tomar decisiones. Los jugadores pueden usar tokens para comprar “tierra” o disfraces y pasar el rato como un avatar en eventos sociales virtuales.

Eyal Eithcowich, fundador del sitio web de monitoreo DeepDAO, citó a Decentraland y DXDAO como ejemplos de las DAO que parecen estar a la altura del ideal. Tan solo Decentraland ha tenido más de 1000 referendos sobre temas como “¿deberían ser permitidos los artículos ponibles incluidas las armas?”.

“Ya había foros de internet en los que había debates y te podías sentir parte de una comunidad”, comentó Eithcowich. “Pero, aquí, simplemente no tienes un sentido de propiedad. En realidad, eres dueño de parte de la plataforma y tus votos tienen un efecto directo en ella. Para mí, eso es lo genial”.

Los grandes actores corporativos también se están involucrando, como JPMorgan Chase, empresa que abrió un puesto de avanzada en Decentraland, una “sala de espera” para promover su red de pagos Onyx que incluye un retrato digital de su director ejecutivo, Jamie Dimon.

Sin embargo, la realidad de crear y dirigir estas DAO a menudo ha sido complicada.

OlympusDAO, fundada hace un año, llamó la atención y generó escepticismo a nivel internacional por haber presumido de tener unas tasas extraordinariamente altas de rendimiento para los criptotenedores que ingresaran tokens al sistema durante un periodo específico. En cierto momento, ofreció un rendimiento anual de hasta casi un 8000 por ciento.

La plataforma realiza votaciones regulares en línea para resolver propuestas como una que se celebró en enero para determinar una alianza con JonesDAO, una empresa emergente que les permite a sus usuarios invertir en criptoderivados y futuros de un mayor riesgo.

No obstante, la mayor parte de Olympus está bajo el control de su fundador con seudónimo, Zeus, cuyas declaraciones sobre el modelo de negocio han desconcertado a la gente con información privilegiada en la industria. El resultado ha sido que los criptoentusiastas han reflexionado en público que la operación podría ser un esquema Ponzi que para mantenerse a flote depende por completo de la fe y la entrada de criptomonedas continuas de los participantes.

Sin la divulgación tradicional que se le exige a una empresa pública o incluso a una privada que recauda fondos públicos, se sabe poco de OlympusDAO, comentó Jordi Alexander, un ejecutivo de la firma de operaciones de activos digitales Selini Capital.

“A final de cuentas, nadie está auditando para asegurarse de que las declaraciones son ciertas”, comentó Alexander desde su sede en Singapur, al profundizar sobre una publicación de Medium que escribió y en la que cuestionó la estrategia de Olympus.

Tras haber alcanzado un máximo de unos 1400 dólares, un token de Olympus ahora vale tan solo unos 30 dólares, una pérdida de valor de casi 4000 millones de dólares (un individuo que se representó a sí mismo como Zeus defendió el proyecto en una entrevista, al decir: “Siempre intenté actuar de manera auténtica y honesta”).

American CryptoFed se autodenomina como la primera DAO con autorización legal en Estados Unidos. Fue registrada en Wyoming, que aprobó la primera ley estatal que reconoce formalmente a las DAO y exenta a los criptotokens de las leyes estatales de valores.

En septiembre, American CryptoFed le notificó a la SEC que iba a crear dos nuevas criptomonedas para pagos y control de su economía interna, las cuales primero iban a ser distribuidas al público y luego iban a ser compradas, vendidas y comercializadas.

Sin embargo, en noviembre, la SEC se movilizó con rapidez para bloquear la emisión y luego aseveró en una queja que era una oferta ilegal de valores, una maniobra que la DAO está refutando.

Por miedo al rigor de la SEC, las empresas emergentes que buscan la descentralización han comenzado a recurrir cada vez con mayor frecuencia a fondos de capital privado para obtener capital y les han dado cantidades considerables de tokens a los grandes inversionistas.

Como resultado, en algunos casos, los capitalistas de riesgo como Andreessen Horowitz han acabado por tener un papel desproporcionado en la toma de decisiones.

Tras el lanzamiento inicial del SOL, el token de Solana, los fondos de capital de riesgo, los fundadores, la columna vertebral del equipo y otra gente con información privilegiada controlaban casi el 50 por ciento de los tokens de la plataforma, lo cual les dio una gran participación de gobierno en la DAO, comentó Ryan Watkins, un analista de la criptoindustria.

Este problema de la gente con información privilegiada se exacerba pues a menudo hay pocos tenedores individuales de tokens que voten, lo cual facilita que los grandes actores influyan en los resultados.

“Mientras más concentrado esté el suministro de tokens, será más problemático”, opinó Watkins, quien hace poco dejó la firma de criptodatos Messari, la cual monitorea estas tendencias. “Genera la pregunta: ¿en verdad es una DAO o tan solo unos pocos tipos ricos que deciden qué hacer?”.

Miles Jennings, un abogado de Andreessen Horowitz que encabeza la iniciativa de la firma para obtener un reconocimiento formal de las DAO a nivel federal, comentó que había una preocupación legítima sobre el control de la gente con información privilegiada.

“Se justifica un escepticismo saludable”, opinó Jennings. “Apenas estamos en una etapa muy temprana”.

Jennings agregó que las iniciativas con base en el mundo digital están conectadas con el mundo real. “Y se va a necesitar el uso de leyes y regulaciones”, dijo.

© 2022 The New York Times Company