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Alberto Fernández quiere cambiar medio gabinete y busca el apoyo de los gobernadores

Alberto Fernández al llegar a Casa Rosada junto a Gustavoi Béliz
Ricardo Pristupluk

Alberto Fernández busca una salida a la crisis política y sus funcionarios trabajaron frenéticamente hoy para cerrar un acuerdo con el kirchnerismo lo antes posible, para frenar la sangría. La solución será la conformación de un nuevo gabinete que represente un equilibrio entre las facciones del Frente de Todos y que cambie varias figuras con problemas de gestión. La mayor dificultad, sin embargo, estaba en los reemplazos: varios de los candidatos -entre ellos un grupo de gobernadores- ya declinaron la oferta para sumarse al gobierno nacional.

Los articuladores de los distintos campamentos del Frente de Todos hicieron intentos durante todo el día para terminar de conformar el equipo, pero cuando se acercó la noche admitieron que aún había varios puntos que zurcir. “Ya estamos en un 80%, si se puede anunciar mañana, se hará”, dijo un ministro a LA NACION caída la noche. Mañana Fernández viajaría a La Rioja para participar de una reunión con gobernadores. Ya habrían confirmado su asistencia diez mandatarios provinciales.

Alberto y Cristina: una historia de desconfianza y necesidad mutua

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Según pudo reconstruir LA NACION de dos fuentes al tanto de las negociaciones, se trabaja con la hipótesis de mantener los 20 ministerios actuales, sin comprimir el equipo. Uno de los articuladores dijo a este medio que en borrador hay al menos ocho carteras que sufrirían cambios de conducción. “Medio gabinete”, resumió otro de los negociadores.

Además, habría un recambio tanto a un alto nivel como en áreas de bajo perfil. Una de las versiones más fuertes es que cada bando entregue una pieza importante, como una resolución política tras el daño autoinflingido en la coalición de gobierno. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro -aún siendo los principales negociadores del nuevo pacto- serían parte de esa solución. Sus salidas, sin embargo, no eran confirmadas y tampoco se descartaba que cambiaran de cargo.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, se quedará en su puesto, según dos altas fuentes oficiales, a pesar de que el eje del conflicto con Cristina Kirchner está en el funcionamiento del área económica. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el de Trabajo, Claudio Moroni, son dos blancos de constantes críticas por parte del kirchnerismo. Fernández no necesariamente resignaría a ambos.

También hay nombres en la mira que se sumaron a la catarata de renuncias del martes y que provocaron fuerte irritación en el jefe de Estado. Y se aprovecharía para modificar áreas que, más allá del conflicto político de esta semana, tenían problemas de gestión y necesitaban una oxigenación. “Lo que quiere el Presidente es modificar las áreas que no venían funcionando bien o que se desgastaron. Lo más importante es poner en marcha medidas”, dijo un funcionario del riñón del jefe de Estado.

Durante toda la tarde de hoy se sucedieron reuniones y cruces telefónicos entre los distintos campamentos de la coalición de Gobierno. Cafiero salió al menos en tres momentos del día. En al menos una de esas misiones “al otro lado” se juntó, mano a mano, con De Pedro. De las negociaciones también participaron los cuadros de La Cámpora, Máximo Kirchner y Fernanda Raverta (Anses) y el “albertista” Gabriel Katopodis (Obras Públicas). Fernández y Cristina no volvieron a encontrarse.

En estas horas, el mayor problema no es tanto la salida de los ministros, sino quiénes los reemplazarían. Hasta el momento todos los intentos por sumar gobernadores resultaron infructuosos. Sergio Uñac (San Juan) rechazó la posibilidad de asumir en lugar de Wado de Pedro y el chaqueño Jorge “Coqui” Capitanich también fue tentado para pasar al Gobierno, por ahora sin éxito.

Aún se sostenía fuerte expectativa sobre la función que podría asumir el tucumano Juan Manzur. ¿Nuevo jefe de Gabinete? Pedido por Cristina, el gobernador se resistía a dejar su terruño por el conflicto que tiene con su segundo, el vicegobernador Osvaldo Jaldo. Aunque parecía de difícil resolución, la Casa Rosada hacía gestiones para garantizarle al mandatario el control político de su provincia, de forma que pudiera dar el salto a la Nación.

Seguridad es otra área que se perfila con cambios fuertes. Tampoco se descarta tocar el ministerio de Justicia -el titular actual, Martín Soria fue otro de los que puso su renuncia a disposición- y la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

El Presidente, en tanto, ayer almorzó con el embajador argentino en Uruguay, Alberto Iribarne, junto al diputado Eduardo Valdés y el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello. Exministro de Justicia en tiempos de Néstor Kirchner, Iribarne es otro de los que sonó para ocupar alguno de los cargos vacantes. El secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, en tanto, también se perfiló para ascender en la estructura.

Pasadas las 18, se produjo el único cambio oficial de la jornada. El secretario de la Comunicación, Juan Pablo Biondi, oficializó su renuncia indeclinable. “Fue entregada a la mano del Presidente, hablaron durante dos horas”, dijeron fuentes al tanto de la escena. El vocero presidencial era uno de los funcionarios incondicionales de Fernández, además de su amigo. Siempre creyó que llegaría y se iría junto a su jefe. Pero tras ser apuntado duramente por Cristina Kirchner en su explosiva carta, la situación fue insostenible para el jefe de Estado.

Alberto Fernández al llegar a Casa Rosada junto a Gustavoi Béliz
Ricardo Pristupluk


Alberto Fernández llegó a la Casa Rosada (Ricardo Pristupluk/)

La conformación del gabinete

Según pudo reconstruir LA NACION, Fernández había comenzado a trabajar lentamente en su nuevo gabinete el jueves, recluido en Olivos con sus colaboradores más fieles, con la intención de levantar una bandera blanca con el kirchnerismo para ordenar el caos.

Todo se entorpeció cuando trascendió mediáticamente que Fernández le había aceptado la renuncia a De Pedro. Para desactivar ese foco de incendio, la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra -que habló por Fernández- salió a aclarar que el Presidente no había aceptado oficialmente ninguna renuncia. No alcanzó para calmar las aguas. Ese chispazo comunicacional enardeció a Cristina Kirchner que respondió con su explosiva carta abierta.

Después de hacer público su enojo y elevar la presión, Cristina Kirchner ahora aguarda la propuesta de Fernández. “Lo importante hoy es encauzar todo para llevar adelante las políticas necesarias para recuperar el bolsillo de la gente”, dijeron desde su entorno.

“La carta muestra las diferencias de miradas entre ellos. Pero el frente es más grande y la unidad es lo que debemos trabajar hoy para salvarlo . ¿Se puede? Claro, es política”, replicaron cerca del Presidente.

Alberto Fernández al llegar a Casa Rosada junto a Gustavoi Béliz
Ricardo Pristupluk


Alberto Fernández define los cambios en el Gabinete (Ricardo Pristupluk/)

Entre los que despertaron la ira del Presidente esta semana se encuentran funcionarios de segunda línea, como Juan Cabandié (Medio Ambiente), Victoria Donda (Inadi) y Martín Sabbatella (Acumar) y Soria que también presentaron sus renuncias estaría fuera del gobierno. El malestar con ellos era total.

Alberto Fernández al llegar a Casa Rosada junto a Gustavoi Béliz
Ricardo Pristupluk


El Presidente, junto a Gustavo Béliz y Julio Vitobello (Ricardo Pristupluk/)

Pese a los intentos por minimizar el impacto de la crisis, en la Casa Rosada todo seguía siendo preocupación. “Hubo un daño autoinfligido, la economía está creciendo y va a seguir haciéndolo, pero en alguna medida el daño está hecho”, dijo uno de los integrantes del gabinete. Y agregó: “Igualmente, no hay margen para romper”.