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Reporte de la ONU sobre el estado de Venezuela expone las mentiras de DeSantis | Opinión

Cuando se trata de inmigración, lo que sale de la boca del gobernador Ron DeSantis son puras mentiras planificadas.

Durante una presentación el jueves en el Miami Dade College, afirmó: “La mayoría de estas personas claramente no califican para el asilo”.

¿Cómo lo sabe?

No lo sabe. Es un sinsentido político.

Mientras DeSantis y sus agentes utilizaban inmigrantes venezolanos angustiados en Texas como peones políticos para intentar avergonzar al presidente Joe Biden y criticar a los medios esta semana, las Naciones Unidas emitieron un informe muy crítico sobre el estado actual de los derechos humanos en Venezuela.

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Las agencias de inteligencia militares y estatales del país reprimen la disidencia utilizando métodos que alcanzan el nivel de “crímenes de lesa humanidad”, dice el informe.

“Nuestras investigaciones y análisis muestran que el Estado venezolano utiliza los servicios de inteligencia y sus agentes para reprimir la disidencia en el país. Esto conduce a la comisión de graves delitos y violaciones de los derechos humanos, incluidos actos de tortura y violencia sexual,” declaró Marta Valiñas, presidenta de la Misión de investigación de la ONU.

No es de extrañar que los venezolanos (se estima que 6.8 millones han salido del país) se hayan convertido en la segunda población desplazada más grande del mundo, y están llegando a nuestras puertas en cantidades récord.

El informe de la ONU valida su estatus: son refugiados, como lo fuimos los cubanos en las décadas de 1960 y 1970, y lo seguimos siendo después de la brutal respuesta del régimen a las históricas protestas del 11 de julio de 2021.

Maniobra posiblemente ilegal

Ni las palabras de DeSantis ni sus trucos en, posiblemente ilegales y hechos a expensas de seres humanos desplazados, arrojan claridad útil sobre los retos de la inmigración a este país, ni hacen nada para resolverlos.

No sirven en la frontera del sur, donde ha enviado sus agentes dos veces a la caza de inmigrantes. Tampoco aquí en la Florida, donde los inmigrantes llegan a diario, contradiciendo a sus afirmaciones al enfrentar la reacción violenta a sus repugnantes trucos políticos.

Lo que si hace hábilmente es aumentar el sufrimiento y la confusión de los inmigrantes venezolanos, cubanos y nicaragüenses, para vergüenza suya y la de los líderes republicanos y los votantes que le aplauden, particularmente en el sur de la Florida, región enriquecida por inmigrantes.

Nosotros, más que nadie, deberíamos rechazarlo.

LEER MÁS: La doble moral de los venezolanos en Miami que estigmatizan a los migrantes de Venezuela | Opinión

DeSantis viene a Miami sólo para hablarle de labios para afuera a los anticomunistas, como hizo con los chinos americanos en el Miami Dade College, pero, en el mejor de los casos, su conocimiento sobre América Latina es exiguo.

De otra manera, no se habría metido con los venezolanos en aras de hacer teatro político.

LEER MÁS: Operadores vinculados con DeSantis prometieron llevar inmigrantes a Delaware, pero los dejaron abandonados

No a extranjeros ‘no autorizados’

El gobernador llama “unauthorized aliens” a los solicitantes de asilo que hacen la peligrosa travesía por varios países hasta la frontera del sur, para despojarlos de su humanidad, y utiliza $12 millones de fondos de los contribuyentes estatales para acosarlos y tomarnos del pelo a los medios de comunicación que lo cubren.

En ingles, la palabra “aliens” se utiliza para describir a extraterrestres aunque en español se le traduzca a “extranjeros no autorizados.”

“No vienen de Júpiter ni de Marte”, dice Emilio Martínez, abogado de inmigración cubanoamericano. “Y decir ‘no autorizado’ es categóricamente falso”.

“Lo que hacen [llegar a la frontera y pedir asilo] no es ilegal”, dijo Martínez, una afirmación que hizo eco entre otros abogados, citando leyes federales.

Tampoco son “indocumentados” como los migrantes que se cuelan en el país y permanecen en la sombra sin pasar nunca por los controles de inmigración.

“Todos los que han sido liberados tienen un documento, ya sea un I-220A, una orden de liberación bajo su propio reconocimiento o un parole (libertad condicional temporal)”, coincide el veterano abogado de inmigración cubano-americano Wilfredo Allen. “Están documentados”.

Solo quienes son capaces de convencer al funcionario de inmigración de primera línea que los entrevista en la frontera de que tienen razones personales para temer la persecución obtienen esos documentos, que requieren que se presenten en entrevistas o audiencias de inmigración adicionales.

Quienes obtienen la libertad condicional son liberados para vivir con familiares, amigos o patrocinadores. Si no, van a refugios y agencias de reasentamiento en todo el país. No se trata de “dumping” (inglés para tirar a la basura), como lo llama DeSantis, sino de un proceso establecido que él violó con sus payasadas xenófobas.

Cuando DeSantis trasladó a un grupo de unos 50 inmigrantes, en su mayoría venezolanos, a Martha’s Vineyard y los abandonó, los envió lejos de donde tienen que estar para asistir a las audiencias obligatorias con los funcionarios de inmigración.

Cuando sus agentes reunieron esta semana a un grupo en San Antonio, prometiéndoles puestos de trabajo y vivienda en Delaware, donde Biden tiene una casa de verano —pero en lugar de ello, llevándolos a un hotel y dejando a algunos de ellos abandonados—, estaba explotando deliberadamente el complejo atolladero de la inmigración en el país.

Como le dijo Luis Oswaldo, el venezolano de 39 años sin un céntimo, a un reportero del Miami Herald: “Estoy comiendo agua ahora”.

Más mentiras de DeSantis

Indiscutiblemente, las ciudades fronterizas están abrumadas, pero DeSantis distorsiona este hecho cuando dice que los estados republicanos soportan la peor parte financiera de la inmigración. No es así; el gobierno federal reembolsa a todos los estados que reubican a los refugiados, y muchos estados azules les dan la bienvenida.

Otra mentira de DeSantis es que tiene que ir a buscar a sus víctimas a Texas porque no hay llegadas a las fronteras en Florida ya que su “interdicción” en el Panhandle está funcionando muy bien.

¡Qué chiste!

“La mala suerte para el gobernador es que he tenido que asistir a audiencias consecutivas en San Antonio”, me dijo Allen. “Y en el aeropuerto, en el vuelo de regreso a Miami, ves que vienen 40, 50 cubanos y algunos venezolanos y colombianos porque sus familias pagaron el pasaje”.

Lo único que tiene que hacer el gobernador, dijo sarcásticamente, “es tomar un par de patrulleros de la FHP y ponerlos en el aeropuerto a esperar el vuelo. Sáquelos del avión y deténgalos y mándelos en otro avión a otra parte”.

Los inmigrantes son fáciles de detectar.

“Ninguno tiene equipaje, solo la jabita”, la bolsa de plástico transparente con artículos de tocador que les dan al llegar.

“Cuando DeSantis dice que no hay grupos lo suficientemente grandes en Miami [para interceptar y transportar a otros estados], eso es una mentira descarada”, dijo Allen.

Pero es mucho más fácil para nuestro guapetón de barrio gobernador enviar agentes anónimos a Texas para hostigar a los venezolanos indefensos que huyen de los escuadrones de la muerte de Maduro.

Un cómplice de los comunistas y los autócratas, eso es el gobernador de la Florida Ron DeSantis.