Anuncios
U.S. markets close in 4 hours 38 minutes
  • S&P 500

    5,254.61
    +6.12 (+0.12%)
     
  • Dow Jones

    39,754.44
    -5.64 (-0.01%)
     
  • Nasdaq

    16,402.41
    +2.89 (+0.02%)
     
  • Russell 2000

    2,126.32
    +11.97 (+0.57%)
     
  • Petróleo

    82.53
    +1.18 (+1.45%)
     
  • Oro

    2,233.40
    +20.70 (+0.94%)
     
  • Plata

    24.96
    +0.21 (+0.84%)
     
  • dólar/euro

    1.0804
    -0.0026 (-0.24%)
     
  • Bono a 10 años

    4.1930
    -0.0030 (-0.07%)
     
  • dólar/libra

    1.2636
    -0.0002 (-0.02%)
     
  • yen/dólar

    151.2240
    -0.0220 (-0.01%)
     
  • Bitcoin USD

    71,217.90
    +1,887.71 (+2.72%)
     
  • CMC Crypto 200

    885.54
    0.00 (0.00%)
     
  • FTSE 100

    7,973.63
    +41.65 (+0.53%)
     
  • Nikkei 225

    40,168.07
    -594.66 (-1.46%)
     

RESEÑA | Medios Hermanos: la reivindicación de los personajes latinos en la comedia

RESEÑA | Medios Hermanos: la reivindicación de los personajes latinos en la comedia
RESEÑA | Medios Hermanos: la reivindicación de los personajes latinos en la comedia

Para todas las críticas que se hacen, particularmente a medios estadounidenses, sobre la representación latina, tal parece que Hollywood se empeña en desestimar los pocos intentos que hay por abordar la experiencia mexicana y migrante desde otro lugar que no sea la tortura, el drama asfixiante o una caricatura derivada de Speedy González. Ese parece ser el caso de la recepción que ha recibido Medios Hermanos (53%), una comedia con tintes telenoveleros que, a su manera, intenta ofrecer una forma distinta de abordar las consecuencias del fenómeno migratorio en las familias y que presenta un personaje latino cómico que casi nunca vemos.

No te pierdas: Netflix prepara remake estadounidense de Nosotros los Nobles

Dirigida por Luke Greenfield, Medios Hermanos sigue la historia de Renato (Luis Gerardo Méndez), el presidente de una empresa de aviación que se entera de que Falvio (Juan Pablo Espinosa), su moribundo padre, quiere verlo antes de morir. Él se vio obligado a emigrar a Estados Unidos sin documentos luego de la crisis económica de 1994, pero falló en regresar con su esposa e hijo y acabó formando una nueva familia en ese país. Al llegar a su lecho de muerte, el protagonista descubre que tiene un medio hermano, Asher (Connor Del Rio), y que el último deseo de su papá era que ambos resolvieran una búsqueda del tesoro que le explicaría las razones por las que aparentemente lo abandonó a él y a su madre.

PUBLICIDAD

Si la premisa suena de telenovela, es porque el filme adopta ese tono para la mitad de su relato. Conforme los dos protagonistas viajan y descubren las pistas que su papá les ha dejado, la película adopta una doble estructura para narrar los eventos del pasado que siguieron a la instalación de Flavio en Estados Unidos y es en esa línea temporal que Greenfield se adhiere al uso de la música para la exaltación de un sentido emocional dramático. Ojo: eso no es inherentemente malo, descartar el melodrama como subgénero sólo porque sí no es más que un prejuicio. Y en este caso, el tono cumple la función de contrarrestar lo cínico que el personaje de Méndez puede llegar a ser.

Si bien no todos los chistes son efectivos —hay un par de ocasiones en los que se abusa del melodrama para crear un sentimentalismo barato, por ejemplo, cuando Flavio se arrepiente de tener relaciones con una mujer que no es su esposa—, hay otras en las que son memorables. Tal es la parte inicial del filme en la que se nos presenta a los personajes y se muestra al personaje de Espinosa como un padre dedicado que se siente destrozado de tener que dejar a su familia para encontrar un trabajo que pueda sostenerlos en un país foráneo.

Medios Hermanos (53%) pasa la otra mitad de su narración como una comedia de carretera (una road movie). Renato y Asher tienen personalidades muy distintas que dan paso a toda clase de aprietos. El mexicano es neurótico y esto choca con la espontaneidad e irresponsabilidad de su hermano. Méndez y Del Rio tienen cuidado en no exagerar el tono que el guion demanda de sus papeles en distintos momentos. El filme entonces tiene un sentido del humor didáctico que cambia de la ironía y sarcasmo al absurdo, los cuales se diluyen a uno más serio conforme la película se acerca al siguiente flashback sobre la vida de Flavio.

Ese juego con los tonos resulta interesante ya que, hasta ahora, la telenovela sigue siendo el género característico de la televisión en América Latina y continúa siendo consumido particularmente entre las generaciones mayores al mismo tiempo que, en oposición, las sitcoms y el humor cínico se han vuelto predominantes en shows que son exportados de Estados Unidos y se han vuelto populares entre el público latino más joven. Sería interesante preguntar al director y guionistas si fue una decisión consciente el usarlos para apelar a ambos grupos de edad. No obstante, incluso si el cambio entre uno y otro pudiera resultar brusco, el desconcierto no arruina el sentido de la película.

Pero quizá el punto más destacable de Medios Hermanos sea la construcción del personaje de Renato, porque él mismo, dentro de la ficción, adopta una postura confrontativa respecto a las ideas que tienen en Estados Unidos de México. Odia, por ejemplo, que crean que el país no es más que el tequila y Cancún y esto lo hace más reticente a aceptar a Asher, a quien el filme presenta, sólo de entrada, como un estereotípico gringo desobligado. Nada sobre su el origen étnico de Renato es motivo de chiste.

Te recomendamos: Luis Gerardo Méndez: hacen falta guiones más originales en el cine mexicano

Esto no es menos significativo cuando pensamos en las muchas veces en que los latinos somos usados de broma, pensemos tan sólo en como el único latino en la franquicia de Marvel, Luis (Michael Peña), aparece como un personaje cómico en que se remarca su forma de hablar rápida y "con acento", o bien la manera escandalosa de hablar de Gloria (Sofia Vergara), una de las protagonistas de Modern Family (100%). También parecen divertirse mucho con lo dramático de Rogelio (Jaime Camil) en Jane the Virgin. Medios Hermanos (53%) cambia los papeles, se divierte con lo ridículo de los estadounidenses, lo señala, pero al mismo tiempo evita construir una parodia mezquina. Más tarde, en la historia se nos revela el pasado de Asher y la distanciada relación con su padre mexicano.

De igual forma, también es refrescante que, pese a que se trata de un empresario acaudalado, Renato no es un mirrey desubicado, de esos que proliferan ahora en el cine de comedia mexicano (derivados, irónicamente, del papel de Méndez en Nosotros los Nobles (100%)). Lo que lo hace divertido es justo lo estoico que pretende ser y lo chocante que resulta su vínculo con Asher. La combinación de ambos personajes es, por mucho, el mejor elemento de la película y mucho de ello tiene que ver con la interpretación de sus actores.

Al principio mencionamos que parece que a la crítica estadounidense no le interesan películas sobre la migración que no exploten el sufrimiento de los mexicanos y centroamericanos. Pensemos en cómo, por ejemplo, ignoraron casi por completo, en esta pasada temporada de premios, la estupenda Ya no estoy aquí (100%), filme que también aborda la migración y sus efectos en términos de identidad cultural. O como tampoco se han molestado mucho en hablar de lo fuerte y conmovedora que resulta Los Lobos (93%) y su enfoque en la infancia de los niños migrantes.

Si bien Medios Hermanos no profundiza en las causas o experiencias de la mayoría de los latinos que llegan a Estados Unidos, o que son detenidos en el camino, eso no quiere decir que no reconozca dichos problemas y los denuncie. Hay dos secuencias en las que se habla del perfilado racial que hacen los policías y de la detención de familias de migrantes en la frontera. Al final del día, el filme se preocupa por reconciliar a su protagonista con el padre que perdió y por divertirnos con lo distinto que es de su hermano.

Medios Hermanos (53%) resulta refrescante por la forma en la que subvierte el papel de los latinos en las comedias. Igualmente, cuenta con dos interpretaciones que, gracias a la química de Méndez y del Río, son suficientes para subsanar los contados momentos en los que hay un abuso del melodrama. La película es la prueba de que se puede hacer una denuncia sobre la vulnerabilidad que viven los migrantes sin explotar su sufrimiento para audiencias ajenas al mismo, y que puede haber personajes latinos divertidos que no sean mirreyes o versiones modernas de Speedy González. Es un primer paso hacia la reivindicación de nuestra representación en los medios que tanto demandamos.

Continúa leyendo: Problemas de las comedias mexicanas modernas