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La retirada de obras "blasfemas" desata un debate sobre la censura en Letonia

Riga (Letonia), 3 dic (EFE).- La retirada de tres piezas de una exposición en el centro Mark Rotko, del ceramista Sander Raudsepp -por presunto contenido blasfemo y ofensivo- ha desatado un debate sobre la censura en Letonia, en el que incluso se ha involucrado la ministra de cultura saliente, Naueris Puntulis.

Ente las obras que el ayuntamiento de Daugavpils -ciudad natal del artista estadounidense Mark Rothko- pidió retirar había una que mostraba un crucifijo con un pene y unos testículos en lugar de a Cristo crucificado.

Las otras dos esculturas de cerámica que fueron removidas eran una que mostraba a Jesús sacando un arma automática y agitando pistolas y otra con un oso sentado encima de una cruz.

El comisario del centro, Aivars Baranovskis, dijo a EFE que las piezas habían sido retiradas ya a mediados de noviembre a petición de funcionarios del Ayuntamiento de Daugavpils.

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Sin embargo, esto solo fue registrado por medios locales y redes sociales en los últimos días en los que también hubo condenas a lo que se calificó de una censura arbitraria que atentaba contra la libertad artística a las que se sumaron Puntulis como ministra de Cultura y la Asociación de Museos de Letonia.

Puntulis, miembro de la Alianza Nacional (NA) de centro-derecha, ha dicho a los medios locales que las expresiones de arte contemporáneo tienden a ser desafiantes, provocativas, no aceptables para todos y señaló que el Centro Rothko ha llevado a cabo oportunamente un trabajo explicativo.

Baranovskis, por su parte, dijo que el museo, apoyado por los hijos del artista estadounidense, está patrocinando exhibiciones rotativas de obras de arte a menudo controvertidas y "provocadoras" en el espíritu de Rothko, quien era un provocador.

Los defensores de la medida, en cambio, sostienen que el ayuntamiento ha respondido correctamente a las quejas de clérigos de las religiones católica, protestante, ortodoxa rusa y de los viejos creyentes que se sentían ofendidos por representaciones que consideraban obscenas y blasfemas.

Raudsepp, como artista afectado, dijo a EFE a través de un correo electrónico que era la primera vez que se le sucedía algo similar en una exposición.

"Si no eligiéramos lo provocativo e interesante, nos veríamos reducidos a bodegones. El arte no es solo decoración. Cualquiera que haya estudiado el arte del siglo XX sabe que usar símbolos impactantes es normal y no debe molestar a nadie", agregó.

La escultura más controvertida, la del crucifijo con pene y testículos, forma parte de un grupo llamado "Tu propio Jesús alternativo".

"La exposición aborda a la gente que vive en un universo paralelo, que idolatras a los que tienen poder y buscan sus objetivos a través de la intimidación y con medidas despiadadas", explicó.

Todo ello, según el artista, suele relacionarse con atributos masculinos y se suele decir que para hacer ciertas hay que "tener cojones" o "ser hombre". Por eso optó por los testículos y el pene para ilustrar ese mundo.

La retirada de las piezas fue lograda, según Raudsepp, con intimidaciones y advertencias de cara a futuras exposiciones con lo que sus responsables, "están haciendo exactamente lo que representa este pieza".

La controversia pública en torno a la exposición de Raudsepp, llamada "Afterlife: Dying to Get There" (Más allá: muriendo por llegar allí), no es la primera sobre muestras públicas de arte de artistas letones.

Hubo un caso especialmente célebre que fueron las obras presentadas por los escultores Inguna Skuja y Melissa Brandes en el pabellón letón en la Bienal de Venecia.

Esa exposición, bien recibida por la crítica, incluía representaciones de penes y otras referencias eróticas lo que en las redes sociales letonas fue denunciado como obsceno y vergonzoso.

Durante el verano pasado el director del departamento de pintura de la Academia de Arte de Letonia, Kristians Brekte, pintó un mural frente a una calle pública que tenía algunas figuras femeninas distorsionadas con múltiples ojos y senos, en alusión a Picasso.

Además tenía un letrero de neón que decía en letón, "somos como lombrices de tierra que deben aflojar el suelo".

Hubo quejas de personas que alegaban que el mural era visible para una escuela cercana y de que estaba asustando a los niños y ofendiendo a los transeúntes y hubo peticiones de que se retirara la obra.

Juris Kaza

(c) Agencia EFE