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Roland Garros: la historia de Camilo Ugo Carabelli, el Brujo que escribió su mejor página en París

Camilo Ugo Carabelli suelta el desahogo: atrás quedaron más de cuatro horas de batalla contra Karatsev
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PARIS.- Debut absoluto en un Grand Slam, en el que entró desde la qualy. Ni siquiera había jugado en su etapa como junior aquí. Estreno también en el nivel ATP. Primer partido de su carrera al mejor de cinco sets, contra un Top 40 como Aslan Karatsev. Jugó una maratón en la cancha 12, que alentó a Karatsev como si se jugara en el estadio Luzhniki de Moscú. En el quinto set estuvo 0-3, primero, y 2-5, después. Pues bien: Camilo Ugo Carabelli, de 22 años, superó todo eso y construyó su triunfo más grande. Jamás olvidará el combate tremendo que ganó en 4 horas y 17 minutos por 6-3, 4-6, 6-4, 3-6 y 7-6 (10-5), para pasar a la segunda rueda.

Visitó una vez Roland Garros en 2013, cuando tenía 13 años. Pero tanto cambió el torneo en los últimos años que en los últimos volvió a conocer todo de nuevo. “Me acuerdo que nos sacamos una foto en la cancha 1, la que era como una plaza de toros, y la tiraron abajo”, le cuenta a LA NACION. Por primera vez se sienta a una mesa en una conferencia de prensa en el Bois de Boulogne. Y claro, primero hay que responder a la prensa internacional. “Mirá que no hablo ni una palabra en inglés, eh”, se ataja. Pero igual se anima a responder. Después de todo lo que hizo en los últimos días, la confianza le desborda a Camilo, el que es hincha fanático, socio y jugador de Interclubes de San Lorenzo. “Recontracuervo”, agrega, por si hacía falta.

Camilo Ugo Carabelli tuvo un bautismo inolvidable en el cuadro principal de Roland Garros
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Camilo Ugo Carabelli tuvo un bautismo inolvidable en el cuadro principal de Roland Garros (Twitter/)

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“Es increíble esto. Esto es una locura. Cuando terminó el partido, la gente me pedía fotos, y la verdad es que no sé qué pasó. Venía tan cansado y tenso que me costaba sonreír, un poco perdido. Fue un partido en el que tuve que ganar mil puntos, él me hacía correr como loco, yo corrí mucho, él metió muchos winners, me empezó a doler la cadera. Pero seguí. Me daba algo de energía ver que Karatsev estaba acalambrado, pero también me sentía presionado. Estaba atajando los tiros porque yo veía que él le pegaba cada vez más fuerte y yo tenía que correr cada vez más, pero lo pude ganar”, contó Ugo Carabelli sobre las más de cuatro horas que se plantó ante el 39º del mundo , un jugador con mucho más recorrido, experiencia e intensidad de juego en el nivel ATP.

Y el partido en varios tramos por eso: el argentino sacaba como nunca, a pura potencia, y el ruso devolvía todo plantado desde la base, sin retroceder ni una pulgada, pegándole de sobrepique, o con un caño cuando la pelota venía corta y cómoda. Ugo Carabelli resistía, traía lo que podía, y esperaba un fallo de su adversario. Las cifras son claras: Karatsev terminó con 55 tiros ganadores –un montón- y 84 errores no forzados –una barbaridad-, contra 25 y 36 del argentino en los mismos rubros.

Como no tenía nada que perder, jugó con soltura y convicción. Mucha cabeza tuvo Ugo Carabelli para no bajar los brazos cuando no encontraba cómo lastimar a su adversario, y del otro lado llegaban bombazos imparables. Llegó a estar a dos puntos de la puerta de salida (2-5 y 30-30 con su saque). “Me mantuve firme de cabeza y lo saqué. Pero antes, cuando tenía que jugar para entrar al torneo, no dormí nada, no podía comer. Leo (Olguín, uno de sus entrenadores) me decía: tenés que comer. Y no podía, ni un plato de arroz. Eso hoy no me pasó, estaba más suelto. Me pasó también en la final del Challenger de Tigre (hace unos días), porque fue toda mi familia, mis amigos, y no quería perder en casa. Ahí sí estaba muy nervioso”, comenta. Claro, aquí la responsabilidad pesaba más del lado del ruso.

En la próxima etapa le tocará un examen aún más riguroso: el canadiense Felix Auger-Aliassime, número 9 del mundo, que remontó dos sets en contra para vencer al peruano Varillas. “Esto me recontramotiva, me da experiencia. Ojalá pueda seguir jugando en este nivel, es lo que más deseo, por lo que peleé toda mi vida”, agrega. Aquí, además de Olguín, lo acompaña Marcos Massonneau, su otro entrenador, que llegó desde México, donde reside. Para desarrollar su carrera, como pasó con muchos otros tenistas argentinos, cuenta con el apoyo de un sponsor particular que lo ayuda a solventar los viajes.

“Antes mucho no se gastaba, porque iba a muchos lados por la AAT, y tenía torneos más cerca de casa, pero ahora sí. Le debo todo al flaco, je”. Su llegada a la segunda ronda le reportará un ingreso de 86.000 euros, cerca de 90.000 dólares. En toda su carrera Camilo había acumulado US$ 148.156. “Y sí, es algo que cambia el panorama, y mucho. Pero tuve la suerte de contar con una persona que me apoya, y no es que estaba desesperado pensando en ganar porque no me alcanzaba. Siempre pude viajar con mi entrenador, y en casa tengo todo el equipo que necesito, agrega.

Camilo Ugo Carabelli. 22/05/22
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Camilo Ugo Carabelli. 22/05/22 (Twitter/)

Desde chico se lo conocía como el Gordo. Más recientemente, se convirtió en el Brujo. Y cuenta: “Eso surgió durante la pandemia, armamos un equipo de fútbol en la Play con muchos del tenis, estaba Guille Coria, Franco Agamenone, Ignacio Carou, y varios más. Teníamos ese equipo, jugábamos mucho, incluso torneos, y cada uno tenía un jugador. El mío se jugaba El Brujo. Después empecé a jugar a los tiros en el Call of Duty y le puse Brujo, también, y me empezaron a llamar así”. Hace un año era el 310° del ranking. Entró en París como el 154°, y desde hace tiempo cuenta con el apoyo y los consejos de Guido Pella, su padrino tenístico.

Y entonces, resume las razones de su crecimiento: “Tengo una relación muy sana con Leonardo Olguín, que me aporta mucha tranquilidad. Ahora tengo la madurez y la experiencia que te dan los años. Antes no lo tomaba en serio, ahora lo veo como un trabajo, como una oportunidad para vivir. Dudas hubo en su momento, sí. Porque me gusta tener vida social, tengo mis amigos, tengo mi novia, me gusta mucho estar en Buenos Aires, pero en un momento vi que hacía un esfuerzo enorme, estaba jugando en Europa mientras mis amigos estaban en un boliche… pero ahora lo veo distinto, es un trabajo. Y hoy, estar acá, y ganar un partido como este, es un premio y una motivación para lo que viene, y quiero ir por ese camino”.