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El Rubius se va a Andorra: los 'youtubers' solo siguen los pasos de los deportistas hace 30 años

El Rubius delante de un micrófono
Rubén Doblas 'El Rubius' durante una conferencia de prensa. Foto: Peter Sabok/COOLMEDIA/NurPhoto via Getty Images.

Se llama Rubén Doblas Gundersen, es malagueño con ascendencia noruega y tiene 30 años. Si eres población de riesgo y te han puesto en las listas prioritarias para la vacuna del coronavirus probablemente ni su cara ni mucho menos su nombre te suenen de nada. Pero si todavía te consideras joven estamos seguros de que le tendrás identificado, aunque puede que le conozcas mejor por su nombre artístico: “El Rubius”.

Rubén es youtuber: su trabajo consiste en crear vídeos que sube a esta plataforma, abordando todo tipo de temáticas pero centrándose a menudo en el mundo de los videojuegos. Te puede parecer poca cosa para ganarse la vida, pero ten en cuenta que es extremadamente popular: su canal roza los 10 millones de suscriptores. Lo que significa que, gracias a los anunciantes que aparecen en sus contenidos, puede ganar en un año más que muchas personas en toda su vida.

¿Por qué estamos hablando del Rubius ahora? Porque ha saltado a las portadas de todos los medios debido a su decisión de irse de España y mudarse a Andorra para pagar menos impuestos. ¿Y por qué nos ocupamos de él en la sección de Deportes? Porque, en el fondo, aunque esté haciendo mucho ruido en estos primeros días de 2021, no es ni mucho menos un tema nuevo. En el mundo de la alta competición hemos sido testigos desde hace décadas de episodios parecidos; algunos de ellos, mientras defendían con orgullo los colores nacionales.

Arantxa Sánchez Vicario justo antes de golpear de revés una pelota durante un partido de tenis
Arantxa Sánchez Vicario disputando un partido del torneo de Hamburgo en 1993. Foto: Hardt/Ullstein Bild via Getty Images.

El primer gran caso que saltó a los titulares fue el de Arantxa Sánchez Vicario. La tenista barcelonesa tiene en su palmarés tres Roland Garros, un Open de Estados Unidos, cuatro medallas olímpicas y cinco Copas Federación con la selección nacional, todo en los años ‘90 del siglo pasado. Antes de Rafa Nadal se la podía considerar la gran referencia moderna del tenis español. Pero también estableció su residencia legal en el pequeño país de los Pirineos, donde las tributaciones son mucho más bajas. No obstante, más tarde se descubrió que en realidad permanecía en España y que esto no había sido más que una maniobra para pagar menos, por lo que el Tribunal Supremo le impuso una multa de 3,5 millones de euros. La gestión de las ganancias de Arantxa, sus problemas recurrentes con la justicia y su muy turbulenta vida familiar dan para escribir una enciclopedia.

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En la minúscula nación montañosa también se empadronaron estrellas del motociclismo; el ejemplo más llamativo en los últimos tiempos, aunque reculó y volvió, es el de Marc Márquez. El Periódico cita a otros como Maverick Viñales, los hermanos Aleix y Pol Espargaró, Joan Mir y Jorge Martín. También estuvo por allí Jorge Lorenzo, aunque se largó al poco tiempo de tener que cerrar su museo. Más allá de las pruebas de velocidad, Toni Bou, líder mundial indiscutible en la categoría de trial, fue otro de los expatriados. Y si le quitamos el motor a las dos ruedas tenemos a un residente andorrano ilustre más: el ciclista ya retirado Joaquim Purito Rodríguez.

No es este el único paraíso fiscal (un término mal traducido del inglés, idioma en el que no se dice “tax heaven” sino “haven”, es decir, “refugio”) al que recurren los deportistas españoles. Suiza también es muy popular: en la ciudad de Nyon está Dani Pedrosa, a Lugano se han marchado Lorenzo y Alberto Contador, a Ginebra se fue unos años el tenista Carlos Moyà, en Mont-sur-Rolle se podía encontrar durante años a todo un Fernando Alonso. Estos son algunos ejemplos de los que hay constancia pública; lo que esté oculto ni nos lo imaginamos.

¿Por qué se largan? Porque los tipos impositivos en España son altísimos en comparación con estos otros lugares. La cuantía exacta depende de la comunidad autónoma, pero para las rentas más altas la tributación puede superar el 45 %. Teniendo en cuenta los ingresos multimillonarios que disfrutan, con la mitad que les queda limpia les daría perfectamente para vivir sin estrecheces esta vida y la siguiente. Pero aun así, otro antiguo campeón español, el piloto Àlex Crivillé (primero de nuestro país en proclamarse vencedor en la categoría más alta, que en 1999 todavía se llamaba 500 cc) lo dejó en su momento bien claro: la presión de los impuestos españoles, en su opinión, es tan intensa que “es lógico” huir y “el que no lo hace es burro”.

Por supuesto, no pasa solo en el mundo del deporte. En el terreno musical, Julio Iglesias abrió la veda de Miami, pero no tardaron demasiado en seguirle otros como Alejandro Sanz, David Bisbal, Nacho Cano o Marta Sánchez. Indudablemente, influye el buen clima y la calidad de las playas, pero sería pecar de ingenuidad olvidar que la fiscalidad en Florida es mucho más relajada. Y más sabiendo que proceden de un país a cuyo territorio pertenecen entornos naturales privilegiados y de clima benigno como las islas Canarias o las Baleares.

En el fondo, en este terreno (y en casi ningún otro) los youtubers no han inventado nada. No se trata exactamente de lo mismo, al menos mientras un juez no diga lo contrario, pero la evasión fiscal lleva existiendo prácticamente desde el mismo momento en que se inventaron los tributos. Aunque sí que hay una novedad sustancial. Antaño, deportistas y artistas ocultaban, con cierta vergüenza, el hecho de que su dinero no se quedara en España, conscientes de que, por injusta que les pareciera la cuota, buscarse los trucos para saltarse su obligación constituía una muestra de insolidaridad nada bien vista por el público. Que de todas formas al final se acababa sabiendo... pero en general, salvo alguna que otra pincelada superficial de indignación, se acababa mirando para otro lado y se ocultaba el pecado bajo la gloria que el atleta hubiera conseguido en las pistas.

Sin embargo, estos creadores no solo no se esconden, sino que además presumen con orgullo de sus acciones y les encuentran todo tipo de justificaciones teóricas. Y no son pocos los seguidores que les entienden y les aplauden. El asunto se ha convertido en un frente más de la eterna batalla ideológica que divide a la población.

¿Es comprensible esta actitud? ¿Hacen bien las grandes fortunas, del deporte o de otros entornos, en irse a Andorra para pagar menos? Como indicamos, el tema forma parte del debate entre los distintos modelos económicos que se proponen: por un lado las tendencias que son partidarias de que haya un Estado fuerte, a cargo de más competencias, y por tanto con más ingresos y tasas más altas; y por otro, las ideologías autodefinidas como liberales, que apuestan más por la responsabilidad individual y que aspiran a pagar lo mínimo imprescindible y a que cada cual se ocupe de lo suyo. Los deportistas nunca quisieron involucrarse activamente en la batalla dialéctica, por temor a salir escaldados; los youtubers no la han evitado porque, en el fondo, viven de eso: de hablar mucho, tengan cosas que decir o no.

Ambos puntos de vista son legítimos, faltaría más. Aunque quizás habría que recordar que en la situación en la que nos encontramos precisamente ahora, con miles de muertos por la pandemia y buena parte del centro del país todavía sufriendo las consecuencias de Filomena, la sociedad debería buscar mejores momentos para la discusión. Porque ni la nieve o las placas de hielo se quitan solos de las calles, ni los respiradores aparecen por arte de magia en los hospitales.

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