Sanciones petroleras y devaluación en Venezuela: Claves para entender el caos económico que debilita a la revolución
Las sanciones de Estados Unidos a Petróleos de Venezuela (PDVSA) parecen ser la estocada final a una economía que ya estaba herida de muerte.
El paquete de medidas anunciadas el lunes por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, está dirigido a torpedear el sustento del gobierno de Nicolás Maduro, al congelar los fondos de 7.000 millones de dólares de Citgo, la filial que administra los activos petroleros venezolanos en territorio estadounidense. También significaría una merma en los ingresos de 11.000 millones de dólares por exportaciones de crudo en los próximos doce meses.
El asesor de Seguridad Nacional John Bolton y el secretario del Tesoro de Estados Unidos Steven Mnuchin anunciaron nuevos bloqueos de bienes y propiedades de la petrolera estatal venezolana PDVSA https://t.co/wJsxrijtFu
— CNN en Español (@CNNEE) 29 de enero de 2019
El economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, explicó que las medidas no pretenden socavar la industria petrolera venezolana sino que están dirigidas específicamente a golpear a Maduro y a apoyar al presidente interino Juan Guaidó.
“Las sanciones lo que hacen es una distinción entre Maduro y Guaidó. Dicen que el primero es ilegítimo y el segundo no. Y si el primero maneja los recursos de PDVSA se los bloquean. Tampoco puede disponer de los activos que tengan en los Estados Unidos”, dijo Oliveros.
El punto central de las sanciones es que mientras Maduro siga en control de PDVSA no podrá exportar petróleo hacia Estados Unidos y tampoco podrá importar ningún tipo de insumos.
“Eso tiene unas limitaciones importantes para Venezuela porque el flujo de caja, es decir, los dólares que tiene el estado, vienen en un 90% de Estados Unidos. Entonces el gobierno entra en una situación de iliquidez importante que le va limitar su capacidad de hacer importaciones, de comprar productos, además de tener una afectación importante en el mercado de combustible porque el grueso de los aditivos que importa Venezuela viene de los estados Unidos”, explicó el experto venezolano.
Aunque el bloqueo a PDVSA tendrá serias repercusiones para el país, la situación petrolera de Venezuela ya era precaria.
Un informe publicado por Ecoanalítica detalló que en los últimos cinco años los ingresos petroleros cayeron en un 76,5% al pasar de 75.800 millones dólares en 2013 a 17.805 millones en 2018.
Para realizar este cálculo, la firma sólo utilizó los barriles “generadores de caja”, es decir, los barriles que se pueden vender después de descontar las deudas con otros países que se pagan directamente con petróleo.
Expertos petroleros coinciden en que el drástico declive de los ingresos petroleros se debe a la reducción de la producción petrolera de 2,2 millones de barriles diarios (mb/d) en 2013 a 1,5 millones en 2018, el pésimo mantenimiento de los pozos de producción e instalaciones de refinación, y al creciente endeudamiento de Venezuela con China y Rusia.
Ese dinero es mío
Maduro reaccionó de inmediato. “Se pretende robarnos la empresa Citgo a todos los venezolanos y venezolanas, alerta Venezuela, los Estados Unidos, hoy, ha decidido transitar el camino de robarle la empresa Citgo a Venezuela“, dijo el mandatario acorralado en una cadena por la televisora nacional.
Luego ordenó al presidente de PDVSA, Manuel Quevedo, a tomar “acciones políticas y legales ante tribunales estadounidenses y del mundo” para defender los intereses venezolanos, aprovechando las medidas para reforzar su discurso de que las penurias de Venezuela son producto de una guerra económica del “imperialismo” contra la Revolución Bolivariana.
Y aunque Maduro desestimó la importancia de la medida al asegurar que el mundo está lleno de compradores para el petróleo venezolano, en la práctica las cosas no son tan sencillas.
Todo parece apuntar a que el bloqueo petrolero estadounidense tendrá un impacto inmediato en la producción de gasolina porque PDVSA importa de ese país los aditivos indispensables para transformar el extrapesado crudo venezolano en una gasolina lista para exportar.
En la década de los 80′, PDVSA puso en marcha una estrategia para asegurar la venta de crudo a Estados Unidos, al adaptar refinerías ubicadas en la Costa Este con la tecnología necesaria para procesar los densos hidrocarburos venezolanos.
Las autoridades estadounidenses comenzaron a desmontar ese plan desde hace meses para evitar la excesiva dependencia de un proveedor políticamente inestable como Venezuela.
El secretario del Tesoro calculó que aunque Venezuela sigue siendo uno de los 4 proveedores más importantes, el petróleo venezolano no representa ni un 7 por ciento de la materia prima procesada en las refinerías estadounidenses.
Consecuencias del derrumbe
El deterioro de PDVSA comenzó en 2002 cuando el presidente Hugo Chávez despidió a 20.000 empleados luego de una huelga que paralizó la producción y tambaleó a su gobierno.
Aunque el chavismo quintuplicó el número de trabajadores hasta alcanzar los 100.000, la industria nunca recuperó su eficiencia y la producción se fue en picada.
El líder del sindicato de trabajadores de PDVSA, Iván Freites dijo el lunes a Reuters que era el momento de que “gente responsable” asuma el control de una industria petrolera “gobernada por las mafias, donde el contrabando es la operación principal”.
Entretanto, PDVSA dijo a los capitanes de los barcos que se encuentran anclados en los embarcaderos venezolanos que no cargarán crudo si no pagan por adelantado.
Los esfuerzos de Maduro por asegurar otras fuentes de ingresos también han fracasado.
La agencia Bloomberg reveló que el Banco de Inglaterra impidió a Maduro retirar reservas en oro de Venezuela valoradas en 1.200 millones de dólares, de los depósitos en ese metal precioso equivalentes a unos 8.000 millones de dólares que el país sudamericano conserva en esa entidad británica.
Decisión sobre oro #Venezuela depende del Banco de #Inglaterra, no del gobierno: funcionario https://t.co/y5Bhpxxz1t
— Reuters Venezuela (@ReutersVzla) 28 de enero de 2019
Guaidó aplaudió la medida estadounidense e intentaba calmar a los angustiados trabajadores petroleros con la promesa de nombrar nuevas juntas directivas en PDVSA y CITGO, garantizar la continuidad operativa de la industria y asegurar que nadie será despedido.
Lamentablemente PDVSA dejó de ser una industria petrolera para convertirse en una empresa dedicada al lavado de dinero producto de la corrupción. Hay q proteger los activos d los Vzlnos para q Maduro no termine d saquear todo y así poder ponerlo al servicio del pueblo
— CARLOS VECCHIO (@carlosvecchio) 28 de enero de 2019
El sensible mercado del crudo reaccionó al alza y para el martes ya los precios internacionales del petróleo habían subido un 2%. Los estadounidenses también comenzaron a notar en sus bolsillos la crisis venezolana, al subir 1.34% y negociarse a un promedio de 1,3509 dólares el galón en las gasolineras.
Pero los que la pagará más caro son los venezolanos porque importantes proveedores como la petrolera rusa Lukoil que rescindió su contrato con PDVSA para evitar las nefastas consecuencias de acarrearían negociar con un país sancionado por el Tesoro estadounidense.
El periodista de The Wall Street Journal, Anatoly Kurmanaev, quien vivió años en Venezuela y ahora se encuentra en Rusia, aseguró que las medidas podrían dejar a PDVSA sin los diluyentes necesarios para refinar el pesado crudo, indispensable para producir gasolina.
Si Maduro no consigue proveedores alternativos a Venezuela le quedan 10 días de suministro de gasolina. Si el gobierno revolucionario no encuentra una solución en ese período, Kurmanaev pronostica que el país “se hundirá en el caos”
Russia’s Lukoil, one of PdVSA’s main suppliers of oil products, froze its contract with Venezuela today. Moscow Corp. not prepared to risk ban from U.S. financial system for Maduro.
— Anatoly Kurmanaev (@AKurmanaev) 29 de enero de 2019
Vivir con 18 centavos de dólar al día
El escenario para el ciudadano común en Venezuela es tan negro como el petróleo. Si Maduro logra aglutinar apoyo con su gastado discurso de la guerra económica se prevé que el pueblo sufrirá una mayor escasez de productos básicos y medicamentos. El gobierno bolivariano tampoco tendrá los recursos para financiar los programas sociales con los que ha intentado disfrazar la hiperinflación.
El drama venezolano en 14 gráficos. “Producción petrolera, endeudamiento, pobreza y migración son algunos de los indicadores con que el economista Gerver Torres analizó la caída de Venezuela desde que hace 20 años se consolidó el chavismo”. https://t.co/lx2LRfHXfA pic.twitter.com/uZSfVNzuqB
— Zoraida Sánchez (@Zoraida14_San) 29 de enero de 2019
Y por si fuera poco, los venezolanos amanecieron el lunes un 35 por ciento más pobres. El Banco Central de Venezuela equiparó la tasa de cambio del bolívar soberano frente al dólar a la que se usaba en el mercado negro (3.300 bolívares por dólar), en una medida que pasó por debajo de la mesa en medio de la conmoción política.
.@BCV_ORG_VE dice intervendrá en mercado cambiario para “estabilizar tipo de cambio” en alrededor de 3.300 bolívares/dólar
— Reuters Venezuela (@ReutersVzla) 29 de enero de 2019
En Venezuela está prohibido comprar divisas desde que Chávez decretó un estricto control cambiario hace 15 años luego de la huelga petrolera. Analistas aseguran que el deterioro del poder adquisitivo del bolívar y la escasez de dólares es uno de los principales problemas de un país que se encuentra al borde del colapso.
Aunque Maduro decretó en enero un nuevo aumento del 300% del salario mínimo que lo colocó en 18.000 bolívares mensuales, con la devaluación del lunes los venezolanos pasaron de ganar 8,64 dólares mensuales a 5,62.
Eso significa que los cuatro millones de trabajadores que reciben salario mínimo y ganan 0,18 dólares diarios (1,40 dólares semanales) se encuentran en unos niveles de miseria inimaginables, porque muchos de ellos tienen la responsabilidad de mantener a familias enteras. El Programa de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas estableció como pobreza extrema a las familias que perciban un ingreso inferior a 1,25 dólares diarios por persona.
Antes del comienzo de la actual crisis política y del bloqueo petrolero, el Fondo Monetario Internacional pronosticó una inflación anual de 10.000.000 para 2019. Hoy los expertos tienen dificultades para predecir un panorama aún más oscuro.
Otro síntoma de colapso: la inflación es mareante. En 2018 fue del 1.000.000%. Para 2019 el FMI prevé que sea diez veces mayor. Esto hace sencillamente imposible la toma de decisiones económicas y la salida del pozo.https://t.co/tnlteRTj4W
— Beatriz Becerra (@beatrizbecerrab) 25 de enero de 2019
Acelerar hacia lo desconocido
La corrupción, la ineficiencia y los controles lanzaron a la economía venezolana en caída libre desde hace años. Y ni el aumento de las tasas de mortalidad infantil por desnutrición, ni la detención de unos 250 presos políticos, ni el resurgimiento de enfermedades como la malaria y la difteria, ni la migración forzada de 3,5 millones de venezolanos generaron acciones internaciones contundentes para aminorar la tragedia.
Pero la decisión del líder de la Asamblea de Venezuela, Juan Guaidó, de asumir la presidencia interina de Venezuela el 23 de enero de 2019, declarar a Nicolás Maduro como un usurpador del poder y crear un gobierno de transición para convocar a unas elecciones transparentes generó el apoyo inmediato de Estados Unidos y la mayoría de los miembros del Grupo de Lima como Canadá, Brasil, Colombia, Perú, Paraguay, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Argentina, Chile y Panamá.
Más tarde alzó la voz España, Francia, Alemania para advertir a Maduro que tenía 8 días para convocar unos comicios generales. Si para el sábado 2 de febrero el heredero de Chávez no da su brazo a tocer, reconocerán plenamente a Guaidó. La Unión Europea ha sido un poco más tímida al solicitar elecciones democráticas sin un plazo definido.
Las medidas económicas de Washington fueron anunciadas después de que Maduro, quien aún cuenta con el respaldo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FABN), se negó a aceptar el ultimátum y participó en ejercicios militares para contrarrestar un eventual ataque extranjero.
Las multitudinarias manifestaciones callejeras han sido aplacadas por una ola represiva de los cuerpos de seguridad, que hasta el lunes contaban 35 muertos a tiros y 850 detenidos, entre los que se encuentran 77 adolescentes y niños.
Maduro se aferra a sus aliados de Rusia, Turquía y China, que más que amigos, son grandes acreedores y socios comerciales. Otro apoyo incondicional lo tiene en Cuba y su sofisticado aparato de seguridad, y en gobiernos socialistas como México, Nicaragua y El Salvador. La mayoría de los países de la Caricom se declararon neutrales en el Consejo de Seguridad de la ONU celebrado el fin de semana pasado aunque se opusieron de manera rotunda a cualquier injerencia extranjera. No hay que olvidar que desde la década de 1970, Venezuela es el principal proveedor de crudo subsidiado a las islas de Caribe Anglófono.
La incertidumbre sigue siendo la constante dentro y fuera de Venezuela, el país con peor desempeño económico del planeta pese a sus riquezas incalculables.
Los actores políticos internacionales parecen estar más atentos a quién tendrá mayor acceso a los 30.000 billones de barriles de petróleo que yacen en el suelo venezolano, las mayores reservas probadas del mundo, que al destino de los 30 millones de personas que sólo desean vivir en paz.
Si algún día ocurriera una transición democrática en Venezuela, entre las tareas más difíciles para las ONG de DDHH y el liderazgo político democrático estará hacer que todos aquellos que hoy válidamente se sienten heridos, acepten perdonar y comprender, en lugar de vengarse.
— Angel E. Alvarez (@polscitoall) 29 de enero de 2019