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La secuela de la inflación: hambre en Estados Unidos | Opinión

Un alarmante número de padres en Estados Unidos afronta dificultades para alimentar a sus hijos, informa una encuesta reciente.

El sondeo fue llevado a cabo por la empresa Ipsos y fue publicado este 14 de marzo por la campaña No Kid Hungry (Ningún Niño con Hambre) de la organización estadounidense Share Our Strength (Comparte Nuestra Fortaleza), que tiene el objetivo de erradicar el hambre y la pobreza.

El estudio arrojó resultados abrumadores. El 58 por ciento de las familias de ingresos medios y el 68% de las que tienen bajos ingresos indicó que debido a la inflación, en el último año se les ha hecho más difícil adquirir suficientes alimentos para sus hijos.

La mayoría dijo que la inflación era la culpable: debido al disparado aumento de los precios en los supermercados, estas familias afrontan problemas para proporcionar tres comidas al día a sus niños.

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Y no solo es el costo de los alimentos. Todo ha subido: la ropa, la gasolina, el servicio de agua y el de electricidad, los alquileres residenciales, los precios de compra de viviendas. Como ejemplo de esto último, en Miami, la ciudad de Estados Unidos donde más ha aumentado el precio de los inmuebles, una casa suburbana que hace tres décadas se compraba por unos 150.000 dólares, hoy puede valer medio millón o más, mucho más. Y los nuevos condominios en Miami Beach y en el downtown de Miami cuestan varios millones de dólares. Los salarios de los residentes están lejos de haber subido en la misma proporción.

En este ambiente de alza abrumadora de los precios en Estados Unidos, 12 millones de niños sufren algún tipo de desnutrición.

La inseguridad alimentaria en la nación ha aumentado un 60 por ciento desde principios de 2020, debido inicialmente a los estragos causados por la pandemia de la COVID-19 y ahora a la inflación y la precariedad laboral.

En septiembre del año pasado, el presidente Joe Biden anunció un plan para combatir el hambre en Estados Unidos mediante una inversión de 8.000 millones de dólares. “En EEUU ningún niño debería irse a la cama con hambre, y ningún padre debería morir de una enfermedad que puede prevenirse”, dijo el mandatario en una conferencia sobre nutrición y salud que se llevó a cabo el 28 de septiembre.

El objetivo de Biden es acabar con el hambre para el año 2030. Además, su proyecto promueve una alimentación saludable y la actividad física para evitar males como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.

Para llevar a cabo su ambicioso plan, Biden cuenta con el aporte monetario o en servicios de empresas privadas y fundaciones benéficas. ¿Funcionará esta asociación del sector público y el privado?

Esperemos que funcione, y no para el fin de la década, sino lo antes posible, sobre todo por el bien de 12 millones de niños.

Los invito a leer mi novela La espada macedonia y mi ensayo Biden y el legado de Trump, publicados por Mundiediciones.

https://www.amazon.com/author/alende.novelas

Twitter: @Alende5



Andres Hernandez Alende.
Andres Hernandez Alende.