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Seguidores de QAnon se están apropiando del movimiento #SaveTheChildren

Un trabajador usa un elevador para mover mercancía en el centro de distribución de Wayfair en Cranbury, Nueva Jersey, el 13 de abril de 2017. (John Taggart/The New York Times)
Un trabajador usa un elevador para mover mercancía en el centro de distribución de Wayfair en Cranbury, Nueva Jersey, el 13 de abril de 2017. (John Taggart/The New York Times)
Una mujer sostiene un sombrero con una Q, que hace referencia a QAnon, durante un mitin del presidente estadounidense, Donald Trump, en Avoca, Pensilvania, el 2 de agosto de 2018. (Al Drago/The New York Times)
Una mujer sostiene un sombrero con una Q, que hace referencia a QAnon, durante un mitin del presidente estadounidense, Donald Trump, en Avoca, Pensilvania, el 2 de agosto de 2018. (Al Drago/The New York Times)

Recientemente, una conocida publicó una fotografía en sus historias de Instagram en la que mostraba un mapa de Estados Unidos lleno de puntos rojos brillantes.

“Este no es un mapa de la COVID”, se leía en el pie de foto. “Es un mapa del tráfico humano”.

Debajo de la fotografía había una etiqueta: #SaveTheChildren (salven a los niños).

Unos días después, vi que la misma etiqueta era tendencia en Twitter. En esta ocasión, era publicada por seguidores de QAnon, la teoría de conspiración a favor de Trump que cada vez es más extensa. Estas personas también estaban perturbadas por el tráfico humano, pero con un giro oscuro: muchos de ellos creían que el presidente estadounidense, Donald Trump, estaba a punto de sacar a la luz el “Pizzagate” o el “Pedogate”, términos que usan para describir una conspiración global que involucra a una red de criminales que abusan de niños y adoran a Satán liderados por prominentes demócratas.

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Mi conocida no es una simpatizante de QAnon. Y ella ciertamente no piensa, como lo hacen algunos partidarios de QAnon, que Hillary Clinton y sus compinches están secuestrando y comiendo niños (sí, comiéndolos) para cosechar de su sangre un químico que prolonga la vida.

No obstante, como muchos usuarios de redes sociales en las últimas semanas, ella se había sentido atraída por la más reciente estrategia de divulgación de QAnon.

QAnon surgió por primera vez en 2017 con una serie de publicaciones anónimas en el foro de discusión de internet 4chan que aseguraba que revelaba inteligencia de alto nivel del gobierno sobre crímenes cometidos por demócratas destacados. Desde entonces, ha generado una de las comunidades de teorías de conspiración más perturbadoras y relevantes de la historia moderna. Sus simpatizantes han cometido crímenes graves y sus justicieros en línea han convertido en un deporte el acto de acosar y revelar datos personales de quienes perciben como sus enemigos. El FBI ha calificado a QAnon como una posible amenaza terrorista nacional y las redes sociales han comenzado a tratar de sacar a los grupos de QAnon de sus plataformas. Docenas de candidatos afiliados a QAnon están contendiendo por cargos este año. Una es Marjorie Taylor Greene, quien ganó la elección primaria el martes para un lugar en la Cámara de Representantes en Georgia, lo que generó un tuit de felicitación de Trump.

Como cualquier movimiento, QAnon necesita reclutar nuevos miembros. Y su más reciente estrategia de crecimiento involucra aprovecharse del movimiento contra el tráfico de personas.

La idea, en breve, es crear una marejada de preocupación al inundar las redes sociales con publicaciones sobre el tráfico humano, unirse a grupos de Facebook sobre maternidad y paternidad y sumarse a campañas con etiquetas como #SaveTheChildren, que comenzó como una campaña legítima de recaudación de fondos para la beneficencia Save The Children. Entonces, los simpatizantes pueden desviar la conversación hacia teorías sin fundamento sobre quiénes creen ellos que realizan el tráfico: una camarilla de malvadas élites que incluyen a Tom Hanks, Oprah Winfrey y el papa Francisco.

Parte de la perversa astucia de la estrategia es que el tráfico sexual de menores es algo real y espantoso, y algunas personas con conexiones políticas, incluyendo al financiero Jeffrey Epstein, han sido acusadas de manera creíble de abusar de niñas menores de edad. Y alzar la voz en contra de la explotación sexual infantil, sin importar tus creencias políticas, está lejos de ser una postura reprochable.

“Es probablemente uno de los aspectos clave que son atractivos sobre QAnon”, dijo Marc-André Argentino, un estudiante de doctorado en la Universidad Concordia que analiza la presencia en redes sociales de QAnon. “Todas las personas están de acuerdo en que el tráfico de menores es muy malo, y el argumento que QAnon plantea es: ‘Si estás en contra de que hablemos de esto, estás a favor del tráfico de menores’”.

En algunas ocasiones, los simpatizantes de QAnon manipulan la información comprobada a favor de sus objetivos. La semana pasada, un artículo de The Associated Press sobre una subvención de 35 millones de dólares del gobierno de Trump para organizaciones que albergan a sobrevivientes de tráfico se convirtió en una de las historias más compartidas en Facebook, despúes de que grupos de QAnon la vieron y la citaron como evidencia de que la cruzada secreta de Trump contra las élites pedófilas estaba en marcha.

En otras ocasiones, la estrategia consiste en apropiarse de teorías de conspiración e insertar los temas de conversación de QAnon. Hace algunas semanas, personalidades influyentes en TikTok e Instagram comenzaron a especular —con alegatos sin fundamentos— acerca de que Wayfair, un sitio de venta de muebles en línea, traficaba menores bajo la fachada de vender gabinetes caros. La teoría de conspiración se volvió viral y los creyentes de QAnon comenzaron a aderezarla con sus propios detalles supuestamente incriminatorios. Aseguraron, de manera falsa, que un empleado de Wayfair había sido fotografiado en una ocasión con Ghislaine Maxwell, quien enfrenta cargos por reclutar a niñas menores de edad para Epstein.

La estrategia de sembrar temas de conversación de QAnon en audiencias distintas parece estar funcionando. En las últimas semanas, la interacción en Facebook con contenido relacionado con el tráfico humano ha aumentado, de acuerdo con un análisis de datos de CrowdTangle, una plataforma de datos propiedad de Facebook. (Las interacciones en publicaciones con la etiqueta #SaveTheChildren, por ejemplo, han crecido más del 500 por ciento desde principios de julio).

Prominentes “mamás blogueras” e influentes de acondicionamiento físico han comenzado a publicar memes contra el tráfico para sus millones de seguidores. Incluso la campaña de Trump ha empezado a compartir más contenido contra el tráfico con sus millones de seguidores en Facebook y Twitter.

La estrategia de QAnon de impulsar contenido inobjetable y a menudo basado en hechos reales sobre el tráfico de personas junto a teorías de conspiración alocadas ha difuminado las líneas entre el activismo legítimo contra el tráfico y la instigación partidista de conspiraciones. Recientemente, algunos activistas han marchado en ciudades de Estados Unidos para exigir el fin de la explotación infantil. Entre ellos se encontraban simpatizantes de QAnon, que portaban letreros con mensajes como “Hollywood come bebés”.

Para grupos establecidos antitráfico, el aumento de apoyo de los creyentes en teorías de conspiración en internet ha sido una bendición contradictoria. Algunos activistas, como Tim Ballard, fundador del grupo contra el tráfico Operation Underground Railroad, ven una oportunidad para llegar a un nuevo público hiperinvolucrado en línea.

“Algunas de estas teorías han permitido a las personas abrir los ojos”, dijo Ballard. “Así que ahora es nuestro trabajo inundar el espacio con información verdadera para que los hechos puedan ser compartidos”.

Erin Williamson, la directora de programas en Estados Unidos de Love146, un grupo contra el tráfico, dijo que en las semanas posteriores al incidente de Wayfair, la cantidad de personas que interactuaron en las redes sociales del grupo había aumentado un 30 por ciento y que nuevas donaciones habían llegado. Sin embargo, también los obligó a dedicar tiempo a desmentir rumores y mitos en línea.

“Es grandioso que tengamos un incremento en donaciones”, dijo Williamson. “Pero no queremos aprovechar la desinformación con el propósito de recaudar fondos”.

La verdad sobre el tráfico sexual de menores, según me dijeron estos expertos, es mucho menos salaz de lo que QAnon quiere hacer creer. Muchas víctimas son traficadas por familiares, maestros u otros conocidos. El tráfico no suele estar relacionado con el secuestro o con obligar físicamente a los menores a tener relaciones sexuales.

“Esto no está pasando en alguna camarilla secreta. Está ocurriendo en cada comunidad”, dijo Lori Cohen, directora ejecutiva de ECPAT-Estados Unidos, una organización contra el tráfico. “Sin embargo, es más fácil enfocarnos en figuras públicas que pensar en la realidad de que el tráfico está sucediendo entre nosotros, entre personas que conocemos, a niños que conocemos”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company