Anuncios
U.S. markets closed
  • S&P 500

    5,254.35
    +5.86 (+0.11%)
     
  • Dow Jones

    39,807.37
    +47.29 (+0.12%)
     
  • Nasdaq

    16,379.46
    -20.06 (-0.12%)
     
  • Russell 2000

    2,124.55
    +10.20 (+0.48%)
     
  • Petróleo

    83.11
    -0.06 (-0.07%)
     
  • Oro

    2,254.80
    +16.40 (+0.73%)
     
  • Plata

    25.10
    +0.18 (+0.74%)
     
  • dólar/euro

    1.0778
    -0.0015 (-0.14%)
     
  • Bono a 10 años

    4.2060
    +0.0100 (+0.24%)
     
  • dólar/libra

    1.2621
    -0.0002 (-0.01%)
     
  • yen/dólar

    151.3720
    0.0000 (0.00%)
     
  • Bitcoin USD

    70,251.80
    +572.98 (+0.82%)
     
  • CMC Crypto 200

    885.54
    0.00 (0.00%)
     
  • FTSE 100

    7,952.62
    +20.64 (+0.26%)
     
  • Nikkei 225

    40,421.71
    +253.64 (+0.63%)
     

La selección austriaca prepara su primera gran sinfonía con Alaba a la batuta

Viena, 22 jun (EFE).- Mozart, Schubert, Strauss... Austria es conocida en todo el mundo por sus grandes compositores, pero este sábado, en Wembley, el flamante madridista David Alaba tiene una oportunidad única para tomar la batuta y dirigir a sus compañeros en unos inéditos octavos de final de la Eurocopa, la primera gran sinfonía de esta selección.

El camino hasta el gran escenario londinense no fue sencillo y es que, a pesar de no ser favorita en las quinielas de nadie, Austria dio la sorpresa ante Ucrania y se ganó un billete a la siguiente ronda con el mejor partido de su historia reciente.

GRANDES ÉXITOS

La historia de la selección austriaca está lejos de estar llena de éxitos.

PUBLICIDAD

El equipo no se clasifica a un Mundial desde Francia 1998 y tan solo ha disputado 3 de las 16 ediciones de la Eurocopa, por lo que no es de extrañar que en la cabeza de los aficionados resuene el popular dicho 'Früher war alles besser' (antes todo era mejor, en español).

Lejos quedan los años 30 del siglo XX, en los que la selección alpina maravillaba al mundo con su 'Wunderteam' que, dirigido por Hugo Meisl, era considerado el precursor del fútbol total practicado por Países Bajos en la década de los años 70 del pasado siglo.

Aquella selección, que tuvo que conformarse con un cuarto puesto en el Mundial de 1934, reunió a una generación de talento única, donde brillaban Josef Smistik, Walter Nausch o 'El Mozart del Fútbol' Matthias Sindelar. La invasión de la Alemania nazi acabó con el vuelo de aquella generación.

Los triunfos no quedarían ahí y en 1954 Austria superó su gesta con un tercer puesto en el Mundial de Suiza en el considerado, hasta la fecha, el último gran 'concierto' de la selección en una competición.

Le siguió la "generación dorada" liderada por grandes jugadores como Hans Krankl y Herbert Prohaska, que si bien no llegaron a ningún podio mundialista, eliminaron a España en la fase de grupos y lograron el histórico 3-2 contra Alemania en el Mundial de Argentina 1978, considerada la mayor gesta deportiva en el país alpino hasta hoy.

UN LÍDER CUESTIONADO

Tras cuatro décadas de altibajos y sequías, Austria vive ahora su mayor ciclo 'ganador' en la historia reciente con el alemán Franco Foda en el banquillo.

Pese a los buenos resultados, la afición nunca ha respaldado a Foda como director, al considerarle 'resultadista' y tachar su estilo de conservador, poco agresivo y centrado en el aspecto defensivo.

El técnico siempre se mantuvo ajeno a las críticas y, luego de dos partidos de corte más defensivo, acalló a sus detractores con un inédito planteamiento ofensivo y lleno de presión ante Ucrania, contra la que completaron un partido casi perfecto que ha revivido la esperanza del país.

LA NUEVA GENERACIÓN DORADA

Bajo este pretexto, Austria llega al partido contra Italia sin ningún tipo de presión y con el sueño de hacer la 'machada' en Wembley.

Con un bloque repleto de talentos de la Bundesliga alemana, el éxito de la selección alpina, como el de toda gran orquesta, reside en el trabajo coral y no tanto en los destellos individuales.

Atrás, en la 'percusión', Austria presenta, por delante de un siempre seguro Bachmann bajo palos, una línea defensiva que combina la veteranía de Aleksandar Dragovic con la juventud de Stefan Lainer y Martin Hinteregger.

En el extremo opuesto, en esa línea ofensiva reservada para las 'cuerdas', la selección austriaca tiene su gran debilidad, como demuestran los constantes cambios introducidos por Fonda durante el torneo.

El gol no es el fuerte de una Austria que sigue dependiendo en exceso del veterano Marko Arnautovic, a quien, ya en el ocaso de su carrera y rodeado siempre de polémica, el físico no le da para más.

Le acompañan, eso sí, futbolistas jóvenes que han completado buenas temporadas con sus respectivos clubes, como es el caso de Sabitzer (Leipzig), Baumgartner (Hoffenheim) o Kalajdzic, quien se estrenó por todo lo alto en su primera temporada en la liga alemana con el Stuttgart marcando 17 goles en 36 partidos.

El gran potencial de este equipo, sin embargo, está en el centro del campo, donde, dirigidos por un siempre presente Alaba, que puede trabajar desde central a carrilero, suena la verdadera música austriaca.

La juventud brilla también en la zona reservada a los 'vientos', con un siempre trabajador Grillitsch, reconvertido a pivote en el último partido, que libera al creativo y vertical Laimer, un interior con bastante recorrido, y al polivalente Schlager, que sirve de nexo entre la defensa y la delantera austriaca.

EN BUSCA DE UNA GESTA HISTÓRICA

Habiendo hecho historia y sin nada que perder, Austria viajará el sábado a Londres para medirse a la invicta e imbatida Italia en 'La Casa del Fútbol'.

"Hemos alcanzado octavos de final y tenemos un partido que parece imposible, pero nada es imposible en el fútbol", afirmó Foda tras la victoria ante Ucrania de este lunes.

Puede que no tengan a los mejores músicos y que no sean la orquesta más conocida, pero si hay algo claro es que Austria saltará al césped de Wembley dispuesta a dar la sorpresa y presentarle al mundo su primera gran 'sinfonía'.

Alejandro Giménez

(c) Agencia EFE