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¡Siempre Serrat!

 

Nuestras relaciones de “ser por” proviene de generaciones pretéritas. Toma conciencia de sí mismo ligados al mundo de la vida, abordando la existencia. Nuestras relaciones de “ser con” provienen de vida compartida, conyugal, convivencia; los límites de saber y de amar, nos relaciona con personas y cosas para crear el mundo social en el que sensaciones y sentimientos posibilitan que la palabra geste símbolos que aseguran que persona-sociedad se inserte en una temporalidad con marcado sentido cultural. Tenemos relaciones de “ser para” en el que ocupamos el rol de creativos del mundo de la vida y de sus historias, de la disrupción del proyecto como anticipo de futuro, de vivir el instante como presente y porvenir, con “el misero detalle” de las decisiones, elegir ser por o ser para, son la cartografía para vivir la vida, que influye en su realización o encauzamiento.

Este año Serrat se presenta en nuestro país en un formato de ¡A-dios! Guadalajara en el auditorio Telmex, que goza de acústica e isoptica sensacional. Anuncia su despedida de los escenarios, decisión con ethos que releva la lección de Leduc: “sabia virtud de conocer el tiempo, a tiempo amar y desatarse a tiempo”. Serrat decidió “ser por y para”, se erigió juglar en la junta de los siglos XX y XXI. Su mundo estético es como un “café con leche”, se fusionan versos y música; palabras, frases, oraciones, con notas musicales, posibilitando canciones. Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa / Y escondido tras las cañas, duerme mi primer amor / Llevo tu luz y tu olor / Por dondequiera que vaya…” “Mediterráneo”, forma parte de la banda sonora de la vida compartida con Lucero, y también con Lucerito, esta canción la bailamos como su baile de quince años. La escribió en México, en nostalgia y evocación del mar. Hay una identidad estética entre Serrat y el mar Mediterráneo.

Durante más de medio siglo Serrat ha mostrado su arte generoso y desprendido, por el que creó una empatía popular, forjó una cadena de confianzas mutuas con varias generaciones, seguramente nuevas generaciones explorarán ese “café con leche” con su pedagogía que impulsa vivencias y posicionamientos de emociones, afectaciones y cómo se procesan a través de la canción que denuncia los desencantos, que motiva, orienta, que informa la vida más que noticieros, editoriales, crítica…, la gratitud es también mutua, a Serrat le gusta seguir produciendo “café con leche” y a los “serratianos” nos gusta lo que sus canciones representan. Vivir por y para el público, su público, así con título posesivo, pero ganado palabra por palabra que muestra en la enseñanza de José Alfredo, “un mundo más bonito que el nuestro”. Un conjunto de razones, estas y otras, quizá por ello, su “café con leche” permanece y trasciende el tiempo.

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“Cantares”, es una lección de filosofía en segundos. “Todo pasa y todo queda / Pero lo nuestro es pasar / Pasar haciendo caminos / Caminos sobre la mar / Nunca perseguir la gloria / Ni dejar en la memoria / De los hombres, mi canción… Caminante no hay camino,
se hace camino al andar
…”
, comparte y reconoce, interpreta a Antonio Machado, álbum de 1969.

Sin duda, el abanico sitúa a Penélope en España, un personaje misterioso en la noción de rumor, un artículo indefinido revela no se puede identificar al caminante. Está el tiempo que se agota, la vida de la protagonista que paró cuando el caminante se fue. “Dicen en el pueblo que el caminante volvió. / La encontró en su banco de pino verde. / La llamó: / Penélope mi amante fiel, mi paz, deja ya de tejer sueños en tu mente, mírame, soy tu amor, regresé. / Le sonrió con los ojos llenitos de ayer, no era así su cara ni su piel. / Tú no eres quien yo espero. / Y se quedó con el bolso de piel marrón y sus zapatitos de tacón sentada en la estación.” Una satisfacción familiar es que Nacho, nuestro hijo, explica su razón estética del mundo a partir de la vida compartida. En su educación blanda aparece Penélope, misma que nunca confunde con la de Ulises, la personaja de Serrat dio impulso a su carácter y sarmientos a su amplia cultura.

“… No deje que le engañe mi abrigo descosido… Paso por una racha negra…, no soy un muerto de hambre… No soy como el Benito… Tengo familia, sabe, aunque hace mucho tiempo que no les veo. Si es su gusto invitarme tomaré una copita… Acércate Benito, el caballero invita… Ponga dos de lo mismo y Dios se lo pague. Tanto tienes, tanto vales y pare usted de contar…” Benito, otro de sus personajes que cabalgan quijotescos en el imaginario colectivo.

Serrat une con sus canciones, lo que desunen políticos con discursos de odio…