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Signos de alerta por un posible retroceso de la actividad económica global

Un indicador que se mostró a la baja en los últimos tiempos, tanto en países europeos como en Estados Unidos, es el de confianza de los consumidores
getty images

LONDRES.– Desde 1900, la economía mundial ha caído en recesión, definida por una disminución anual del producto bruto interno medido por persona, aproximadamente una vez por década, en promedio. En 2020, el mundo experimentó la recesión más profunda desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Solo dos años después, ¿se avecina otra recesión ?

Las preocupaciones ciertamente están aumentando. La guerra en Ucrania ha provocado un aumento de los precios de los alimentos y la energía, lo que ha afectado a los ingresos disponibles de los hogares. Los bloqueos en China por la política de Covid cero están interrumpiendo las cadenas de suministro. Y los bancos centrales están elevando rápidamente las tasas de interés para controlar la inflación. Los temores sobre el estado de la economía mundial han sacudido los mercados financieros.

En el último mes, los mercados bursátiles del mundo rico han caído casi una décima parte. Los activos de riesgo, incluidas las acciones tecnológicas y las criptomonedas, han recibido un duro golpe. Los economistas están rebajando constantemente sus previsiones de crecimiento mundial. ¿Hasta qué punto se están materializando ya los temores de recesión? Una mirada a los datos ofrece motivos para un optimismo cauteloso, al menos por ahora.

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Es cierto que en muchos países, si se observan los comportamientos de la población, parece como si la recesión ya estuviera presente. En toda la OCDE, un club mayoritariamente de países ricos que en conjunto representan más del 60% del PBI mundial, la confianza de los consumidores ahora es más baja que cuando el coronavirus golpeó por primera vez.

Un indicador del sentimiento de los consumidores estadounidenses, elaborado por la Universidad de Michigan, cayó este mes a su nivel más bajo en una década, según una estimación preliminar publicada el 13 de mayo. Los encuestados se volvieron más pesimistas acerca de su propia situación financiera; menos de ellos pensaron que era un momento propicio para comprar bienes duraderos, debido a la alta inflación. Si los consumidores se abstienen de gastar, la economía se desacelerará.

Sin embargo, hasta ahora, lo que la gente dice y lo que la gente hace parecen ser cosas diferentes. Las reservas globales de restaurantes en OpenTable, un sitio web de reservas, todavía están por encima de la norma previa a la pandemia. En América, la ocupación hotelera sigue mostrando signos de mejora. Una medida de alta frecuencia de los hábitos de gasto de los británicos, construida por la Oficina de Estadísticas Nacionales y el Banco de Inglaterra, muestra pocas señales de que las personas estén postergando las actividades sociales o las compras que podrían aplazarse.

Mayor consumo

Es probable que los consumidores puedan seguir gastando durante un tiempo, incluso cuando la inflación reduzca el poder adquisitivo. De manera contraria a lo que comúnmente se supone, no todo ese dinero está en manos de los ricos. En Estados Unidos, las cuentas bancarias de las familias de bajos ingresos seguían siendo un 65% más gordas a finales del año pasado que en 2019.

Las empresas parecen aún más resistentes. Muchos ejecutivos de compañías se han quejado de los costos altísimos. Pero la medida de la confianza empresarial en los miembros de la OCDE sigue siendo sólida. Los datos del sitio de búsquedas laborales Indeed sugieren que las vacantes en los países ricos pueden haber dejado de aumentar, pero aún son abundantes.

También hay apetito por la inversión. Los analistas de JPMorgan Chase estiman que el gasto de capital global aumentó un 7,6% en los primeros tres meses del año, en comparación con el mismo período del año anterior, el doble de su tasa hacia fines de 2021.

Algunos países parecen débiles. El banco Goldman Sachs elabora un “indicador de actividad actual”, una medida de alta frecuencia del crecimiento económico basada en una combinación de encuestas y datos oficiales. La economía rusa se ha desacelerado drásticamente desde que los países occidentales impusieron sanciones en respuesta a la invasión rusa a Ucrania.

Y en China, donde la estrategia de Covid cero del gobierno ha llevado a los cierres más estrictos desde principios de 2020, la economía bien puede estar contrayéndose. Los datos publicados el 16 de mayo mostraron que la producción industrial cayó un 2,9% en abril en comparación con el año anterior, y las ventas minoristas se desplomaron más del 11% (antes del ajuste por inflación).

Según Ting Lu y colegas del banco Nomura, 41 ciudades representan casi el 30% del producto bruto de China. Y todavía estaban en bloqueo total o parcial el 10 de mayo. Una gama de indicadores “en tiempo real” ilustra el daño continuo a la economía. Los ingresos de taquilla de películas, por ejemplo, fueron un 82% más bajos en los cinco días hasta el 4 de mayo que un año atrás.

Pero la mayoría de los lugares son más fuertes. Al adaptar una serie de PBI semanal para 45 países, incluidos India, Indonesia y el G7, elaborada a partir de datos de búsqueda en internet de Nicolás Woloszko, de la OCDE, es posible estimar que el crecimiento de la economía mundial se ha mantenido constante en las últimas semanas. En general, la medida de actividad económica de Goldman es más baja que a principios de 2021, cuando se reabrieron las economías, pero sigue siendo respetable.

Los datos aún podrían cambiar: si Rusia cierra los grifos de gas a Europa, si China decide endurecer más todavía las restricciones de bloqueo, o si los bancos centrales se ven obligados a aumentar las tasas de interés más rápido de lo que esperan actualmente. Cuando el mercado laboral de Estados Unidos ha sido tan ajustado en el pasado, señalan los analistas de JP Morgan, ha tendido a seguir una recesión en el “mediano plazo”. Pero la décimo segunda recesión global desde 1900 no parece haber comenzado todavía. © The Economist