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¿Ni siquiera tiene ducha privada? ¿Pagarías 106.000 dólares por este vuelo?

En la película Tropic Thunder, ¡una guerra muy perra!, hay una escena en la que el empresario de la industria cinematográfica Les Grossman, interpretado por Tom Cruise, intenta sobornar a un representante de Hollywood con un jet privado Gulfstream. “Te hablo de… un G5”, dice Grossman en una actuación que debería haberle dado un Oscar a Tom Cruise. “¡Así vas a viajar! ¡Se acabó la puta clase turista!”.

Cada vez que tomo un avión, pienso en esa escena. En mi opinión, los vuelos comerciales a menudo dejan mucho que desear, y no paro de pensar en lo fantástico que sería no tener que lidiar con las millas de viajero frecuente (quizás no debería decir esto) y con otras afrentas típicas de los viajes en avión. El sueño en el horizonte, por supuesto, es un jet privado: concretamente, un Gulfstream de 64,5 millones de dólares, no estaría nada mal. Tampoco le haría ascos al viaje en una cabina con dos ambientes (dormitorio y salón) y baño privado que Etihad Airways ofrece por el módico precio de 43.000 dólares. La aerolínea Emirates también ha desvelado su plan de suites privadas para pasajeros millonarios. ¡Sí, quiero más, por favor!

Intento no ser la típica persona que arremete contra los vuelos comerciales sin ton ni son. No obstante, el hecho de saber que un 1% de la gente disfruta de un lujo como este, mientras yo viajo en los asientos más económicos y voy ahorrando millas, me hace pensar que hay algo que no estoy haciendo bien.

Este año, Four Seasons ha apostado por acercarse a estos vuelos de fantasía presentando su jet privado Four Season, un Boeing 757 adaptado que está pensado para cubrir los trayectos de sus clientes, durante un mes entero, entre los diferentes resorts que la firma tiene alrededor del mundo. Unas vacaciones de película, aunque caras: un mínimo de 106.000 dólares, y de ahí, para arriba.

El jet privado de Four Seasons: ¿será este mi próximo vuelo de ensueño? (Foto: Four Seasons)

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Four Seasons ya ha anunciado cuatro trayectos para 2016 (en enero, abril, septiembre y noviembre), con destinos tan variopintos como Bora Bora, Sídney, Bali, India, Estambul, Pekín, Dubái, las Islas Seychelles y el Serengueti.

Hace poco tuve la oportunidad de visitar el jet de Four Seasons durante su escala en Seattle, justo antes de terminar su vuelta al mundo, para ver si podría sustituir mi fantasía con el Gulfstream. La tripulación de abordo, sin duda, tenía sus buenos argumentos.

“No te encuentras en un avión de Four Seasons”, me dijo Javier Loureiro, comisario de abordo. “Estás vislumbrando la ‘Experiencia con el jet privado Four Seasons’. Todo lo que puedes esperar es ser agasajado y mimado. Viajar a todo lujo. Con una tripulación a tu entera disposición para todo lo que necesites”… ¡Perdón por confundir un simple vuelo con una “experiencia”!

¡Aquí no hay problemas para reclinar el asiento! De hecho, en el avión embarcan una cuarta parte de los pasajeros que generalmente entran en un 757 comercial. El jet privado de Four Seasons ofrece un amplio espacio para las piernas (Foto: Four Seasons).

Javier –quien, cuando no está volando alrededor del mundo, es jefe de recepción en el hotel que Four Seasons tiene en Washington D.C.– me enseñó el avión por dentro para ilustrarme lo que quería decir. A diferencia de los típicos Boeing 757, abarrotados con unos 180 pasajeros a bordo, el jet de Four Seasons tiene 52 asientos, compartidos por personas que dan juntos la vuelta al mundo.

Espera ¿qué? Seguramente tus delirios de grandeza no incluyan volar con una cincuentena de personas desconocidas (a menos que sean esos y esas bailarinas que salen en muchos videoclips de hip hop). Aunque Javier asegura que todos los que lo han probado, han cumplido los suyos.

El hecho de tener muchos menos asientos, deja mucho espacio para estirar las piernas; casi dos metros, mucho más del doble que en un vuelo comercial. Los asientos están revestidos con cuero italiano de gran calidad y son completamente reclinables.

¡Ahora sí, ESTO sí es que es volar! (Foto: Sid Lipsey)

Cada persona cuenta con su propia manta de cachemir Four Seasons y con una mesita otomana individual, auriculares Bose y un iPad para no aburrirse abordo. También se pone a disposición de los pasajeros un kit personal de artículos de aseo Bulgari. El problema: no hay ducha ni salas privadas en este avión. ¿Creías que por 100.000 dólares tendrías al menos una ducha?

A pesar de este detalle, al personal del Four Seasons le gusta presumir de lo bien que tratan a los pasajeros. “Tenemos una tripulación increíble que te va a mimar mucho más de lo que puedas imaginar”, dijo Javier. “En el avión tenemos botellas de champán Dom Pérignon, lo usamos para limpiar el parabrisas”, bromeó uno de los asistentes de vuelo. También hay un chef privado a bordo.

¡No somos animales, necesitamos los mejores artículos de aseo del mundo! (Foto: Sid Lipsey)

Y luego tenemos al comisario de abordo, cuyo trabajo es atender todas las necesidades de los pasajeros, durante el vuelo y durante las estancias en los resorts Four Seasons, a lo largo del mes que dura el viaje (normalmente se pasan dos o tres noches en cada hotel).

Javier me habló de una vez, cuando, durante una parada en Indonesia, algunos pasajeros querían probar durianes, una fruta que tiene un olor tan intenso que normalmente está vedada en hoteles y restaurantes para no incomodar a los visitantes. Javier tuvo que organizar una expedición improvisada a un lugar alejado para que pudiesen probar la fruta sin ser molestados. Porque… si inviertes una cifra de cinco ceros, parece razonable que puedas comer lo que se te antoje.

El comisario de abordo, Javier Loureiro, hizo un gran trabajo intentando venderme este lujoso viaje (Foto: Sid Lipsey).

“Hay 100 personas trabajando entre bastidores para que todo salga perfecto”, dijo Javier sobre la “experiencia del jet privado Four Seasons”. Continúa: “No podríamos hacer todo lo que planeamos sin un equipo de 100 personas”.

Todo esto está muy bien, pero aún queda el molesto asunto de tener que compartir el avión, los baños y ver tu sueño de viajar en un jet privado invadido por 51 personas de más. Al fin y al cabo, ¿quién sueña con viajar en un jet público, por muy lujoso que sea?

Uno de los baños. Desafortunadamente, los otros 51 pasajeros también lo usan (Foto: Sid Lipsey).

“Si quieres vivir una experiencia personal, no tienes necesidad de hablar con nadie, si no quieres”, bromea Javier. Explica que aunque los 52 pasajeros viajen juntos, cuando aterrizan en los resorts, suelen hacer sus propias excursiones, organizadas por él y el equipo de los hoteles Four Seasons, que están incluidas en el precio (se pueden hacer con los compañeros de viaje o no).

Dom Pérignon es mi copiloto (Foto: Sid Lipsey).

“Si así lo desea el viajero, podemos adaptar este viaje completamente a sus necesidades”, dijo Javier, flirteando conmigo para convencerme de que desembolse algo más de 100.000 dólares por viajar en el avión de Four Seasons. “Personalizaremos todo para que esté a su gusto”.

Entonces, ¿cuál es la mejor opción? ¿Jets privados, las suites ofrecidas por las lujosas aerolíneas de Oriente Medio, o el Four Seasons? Siendo un poco razonable, y teniendo en cuenta que te llevará por todo el globo por un precio infinitamente mejor que el del Gulfstream por un año, o de un viaje alrededor del mundo en las suites de Emirates y Etihad Airways (si estas aerolíneas ofreciesen esos destinos, que no lo hacen), el jet Four Seasons es, sin duda, la mejor alternativa, con el mejor precio real por “kilómetro recorrido”.

Aunque pensándolo bien, usar expresiones como “el mejor precio real” para una fantasía tan cara, quizás no sea lo más preciso.

Sid Lipsey