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Donde fueres haz lo que vieres: Un estudio explica que las creencias propician el soborno

El soborno es un fenómeno global que debe ser analizado con una visión internacional, dicen los investigadores. (Getty Omages)
El soborno es un fenómeno global que debe ser analizado con una visión internacional, dicen los investigadores. (Getty Omages) (PeopleImages via Getty Images)

Se creía que la tendencia a la corrupción es un rasgo de personalidad estable, es decir, que algunas personas podrían estar dispuestas a sobornar y ser corruptas y otras no. Ese mismo criterio era usado para países y culturas enteras.

Se solía pensar que hay países que son corruptos por naturaleza y otros donde la corrupción es inexistente.

Pero un estudio reciente ha demostrado que esas suposiciones no son correctas.

Una persona soborna o intentará sobornar dependiendo de la nacionalidad de la persona a la que pretenden sobornar.

Por ejemplo, yo soy venezolana. Y Venezuela es considerado por el Índice de Percepción de la Corrupción de la organización Transparencia Internacional (TI) como uno de los países más corruptos del mundo al ocupar el puesto 177 de los 180 países analizados en 2022.

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Eso significa que yo tendré más probabilidades de recibir ofertas de soborno de personas de cualquier nacionalidad, inclusive de un danés o un finlandés, que provienen de los países considerados incorruptibles.

Esos fueron los hallazgos de un estudio multidisciplinario realizado con la participación de tres investigadores de la Universidad de Colonia: el profesor Dr. Bernd Irlenbusch, miembro del Cluster of Excellence ECONtribute, el profesor Dr. Andreas Glöckner y la Dra. Angela Rachael Dorrough, así como científicos de la Universidad de Ámsterdam y el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín.

¿Sobornar o no?

Los investigadores consideran que el soborno es un gran desafío mundial que impide el desarrollo económico y humano sostenible, lo que genera un mayor número de muertes cuando ocurren desastres naturales, acelera la pérdida de biodiversidad y perjudica los esfuerzos para detener el cambio climático.

También creen que la globalización ha incentivado la interacción más allá de las fronteras nacionales. Sin embargo, la investigación conductual sobre el soborno para ayudar al diseño de políticas anticorrupción se ha concentrado a examinar el fenómeno dentro de cada país. Los investigadores diseñaron un experimento en línea a gran escala para explorar la dinámica del soborno internacional.

Unas 6500 personas de 18 países participaron en un juego de soborno online. Asumieron los roles de ciudadanos y funcionarios, manteniendo sus nacionalidades reales. Los ciudadanos tenían que decidir si adquirirían una licencia a través de los canales oficiales o sobornarían a los funcionarios responsables para obtener la licencia a un precio más bajo y recibir más dinero al final del experimento. Los funcionarios podían aceptar o rechazar el soborno.

Los ciudadanos tuvieron que decidir 18 veces si sobornar o no, una vez por cada país de la muestra. Luego se les pidió que estimaran la probabilidad de que los funcionarios aceptaran el soborno. Si la evaluación era en gran medida correcta, se les pagaba una bonificación. Luego, los participantes intercambiaron roles. El estudio también tuvo en cuenta el daño que causa la corrupción dentro de las sociedades: por cada soborno exitoso, los investigadores donaron menos dinero a una organización no gubernamental que trabaja para combatir el cambio climático.

Los investigadores tomaron como referencia el índice de soborno extranjero compilado por TI como un indicador de la reputación de soborno. También encuestaron a expertos en negocios de diferentes países involucrados en el comercio internacional y les preguntaron: "¿Qué tan probable es que cuando haces algún tipo de trato con una persona del País X, tengas que pagar un soborno?"

La expectativa de los expertos es que es poco probable que un empresario holandés ofrecerá un soborno al hacer transacciones internacionales, pero creen que es factible que un ruso o un chino intenten hacer trampa. El experimento demostró que el comportamiento de las personas en el juego corresponde bastante al índice de TI.

Nils Köbis, psicólogo social del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, dijo a la revista Nautilus que el promedio parece tener cierta opinión sobre el soborno basado en la nacionalidad. Si te pones en los zapatos de un ciudadano común, en realidad tiene sentido ofrecer sobornos solo a las personas que crees que realmente lo aceptarían. Porque en la vida real, es arriesgado intentar sobornar a alguien que tú crees que se negaría a hacerlo.

Y el experimento demostró que los participantes tomaron en cuenta la nacionalidad de su contraparte. Es decir, el que supuestamente recibiría el soborno.

Ética conductual

Köbis dijo que ese comportamiento se puede explicar con la ética conductual. Esta premisa argumenta que las personas a menudo quieren justificar su comportamiento poco ético. “Los investigadores llaman a esto ética justificada: las personas a menudo se adhieren o rompen las reglas éticas en la medida en que pueden justificarlo, tanto para ellos mismos como para los demás”.

El investigador dijo que la situación se podría explicar con el dicho: “En Roma, se hace como los romanos”, o la versión castellana de “Donde fueres haz lo que vieres”. Las personas se lavan las manos y descargan la responsabilidad del soborno en su contraparte de peor reputación.

Otro hallazgo interesante es que los participantes tendían a sobrestimar o subestimar las tasas de aceptación de sobornos. Los funcionarios de países con reputación de tener altos niveles de corrupción eran menos propensos a aceptar sobornos de lo que la gente esperaba. Y de la misma manera, los ciudadanos subestimaron la frecuencia con la que funcionaros de países que no tienen fama de corruptos aceptaron dinero inapropiadamente.

Los participantes esperaban que el 42% de los estadounidenses aceptaran sobornos en sus funciones como funcionarios públicos. Pero en el experimento fueron sobornados con éxito 56% de las veces. Mientras que al evaluar a los rusos, los participantes esperaban que el 47% aceptaran sobornos y la tasa real de aceptación fue del 33%.

Köbis cree que una forma de una forma de reducir el soborno podría ser modificar los estereotipos erróneos sobre algunos países.

“En un nivel colectivo, entenderíamos mucho mejor la corrupción si observamos los factores situacionales y las creencias que tiene la gente sobre cuán frecuente es el soborno. Hay muchas más personas que son “condicionalmente corruptos”. Lo están haciendo cuando creen que otras personas lo están haciendo”.

Entonces si no deseas ser “condicionalmente corrupto”, hay que olvidarse de lo que creerías que el otro pudiera hacer y centrarse en hacer lo correcto.

Fuentes: Nautilus, Transparency, PHYS, PNAS.

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