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'Supervivientes' ha jugado tanto con fuego que ya se está quemando

La parrilla nocturna de la televisión de este lunes fue relativamente atípica, pues las dos cadenas privadas más fuertes alteraron su habitual programación. Antena 3 decidió emitir después de El Hormiguero una nueva entrega de la serie turca Hermanos, que arrancó sus emisiones el domingo anterior, como antesala de Inocentes, que ya está acabando. Y Telecinco, por su parte, optó por alargar el programa Supervivientes: Última hora, con una entrega especial presentada por Carlos Sobera. Lo que no contaba esta última cadena es con tropezar en audiencias de la forma que lo hizo, quemando el reality por encima de lo que se podría permitir, ya que los datos hablan por sí mismos.

¿Había contenido suficiente para hacer una entrega especial, de una duración más larga de la del resto de lunes? Realmente no. Se ofrecieron unas imágenes inéditas del encuentro de Anabel Pantoja y la madre de Yulen, los desencuentros de Nacho Palau con sus compañeros… Y poco más. Nada nuevo bajo el sol.

Uno de los principales problemas es que, una vez más, la gala no era en directo. Como aquellas que antes se emitían los miércoles y que estaban presentadas por Carlos Sobera. Lo que vimos anoche se grabó el domingo, justo después de Supervivientes: Conexión Honduras. De ahí que fuese el mismo presentador (Sobera, sustituyendo a Ion Aramendi en una baja), que los colaboradores fuesen también los mismos, y hasta fuesen vestidos de la misma manera. Se jugó con la sensación de falso directo, pero la ilusión se diluyó muy pronto.

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El propio Carlos no podía ocultar la pantomima. El maestro de ceremonias bromeaba conque todavía no se había metido en la cama desde el día antes después del gran momento que supuso el encuentro de Anabel Pantoja con su, teóricamente, suegra, Arelys. Cuando volvió a presentar los colaboradores nadie se podía aguantar la risa, aquello era un teatro puro y duro.

Lo peor de todo es que Supervivientes pecó de falta de honestidad. El título del programa nos promete darnos una última hora de la convivencia que no es tal, solo un refrito de momentos, de imágenes inéditas que se habían quedado en el tintero, a la espera de ser vistas.

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Ojo, que en la televisión esa estrategia de grabar varios programas del tirón se hace de manera muy habitual, pero se disimula un poquito. La ruleta de la suerte, Pasapalabra o Saber y ganar son concursos de emisión diaria, que graban varias entregas en una única jornada; de ahí que en Pasapalabra los famosos siempre participen en tres entregas consecutivas, por ejemplo. Pero los presentadores se cambian de vestuario, se hace un pequeño lavado de cara para que, desde casa, nos llegue una sensación de frescura, que con Supervivientes no se logra en absoluto.

Carlos Sobera en una imagen promocional de 'Supervivientes' (Mediaset)
Carlos Sobera en una imagen promocional de 'Supervivientes' (Mediaset) (Luis Miguel Gonzalez)

En las redes sociales, muchos seguidores del formato dejaron constancia de su desencanto. Algunos ponían memes, otros decían que se pasarían a MasterChef, pero pocos mostraban un gran interés en quedarse con Telecinco puesto. Y así fue, porque los datos de audiencias han hablado por sí mismos. Supervivientes: Última hora marcó1.353.000 seguidores y el 10,5% de los espectadores, en una franja que iba desde las 21:55 hasta la media noche, las doce en punto. No consiguió plantar cara a El Hormiguero ni a MasterChef. Pero tampoco a Hermanos, la serie de Antena 3 que emitía su segundo capítulo, después de haberse estrenado el sábado.

Hay que decir que la intención de Telecinco no era, en realidad, liderar su franja. Simplemente, ofrecer algo que pudiese hacer daño a la citada serie turca de la competencia, ahora que da sus primeros pasos. Porque, con la serie habitual de los lunes, Desaparecidos, no lo habría logrado. Esa ficción, protagonizada por Juan Echanove, entre otros, emitió su nueva entrega pasada las doce, y se quedó con 555.000 espectadores y un 7,5% de cuota.

Telecinco, sin embargo, no se quiere dar cuenta que está agotando el oro de la mina de Supervivientes. El reality, hasta el año pasado, era un auténtico fenómeno de masas, pero cada vez menos gente ve la televisión lineal. Ya no hay formatos infalibles, y menos, que aguanten hasta cuatro noches en el prime time (en este caso, lunes, martes, jueves y domingo). Ni siquiera con Supervivientes en su parrilla consiguen convertirse en la cadena más vista: junio está a punto de acabar, y Antena 3 le saca una ventaja de 0,5 puntos, que difícilmente superará Mediaset en las tres jornadas que le quedan por delante.

Con movimientos como el de ayer, la cadena está jugando con fuego, cabreando a los seguidores más fieles y exigentes, esos que viven Supervivientes como si ellos mismos estuviesen en Honduras comiendo cocos y pescado. Telecinco no debería maltratar así a su formato estrella, ni tampoco a los espectadores. Un día se van a quemar, y puede que entonces, el daño que hagan sea irreversible.

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