Adrián Suar pisa fuerte sobre el escenario: Inmaduros y Piaf, las dos obras más vistas

Como era de imaginar, Piaf, la obra basada en la vida del “gorrión de París”, mueve el tablero en lo que hace a preferencia de público en el circuito comercial, tal y como sucedió cuando hizo temporada en 2009. En la última semana, según los registros estadísticos de Aadet, la cámara que nuclea a empresarios y dueños de salas de dicho sector, el musical que protagoniza Elena Roger ya escaló a la segunda posición en un ranking que, desde el verano, viene liderando Inmaduros, la comedia con Adrián Suar y Diego Peretti, estrenada el 13 de enero. Precisamente Suar es uno de sus productores de Piaf. “Disfruto muchísimo (hacer la obra). Vamos por las 140.000 personas. Todos los días llenamos”, reconoció recientemente a LA NACION el director y actor de la película 30 noches con mi ex y gerente de programación de eltrece. Tanto Inmaduros como Piaf lideraron el ranking en recaudaciones.

El top five en lo que hace a preferencias de los espectadores se completa con un trío de propuestas instaladas que, con algunas leves modificaciones, están acostumbradas a captar la atención del público. En el tercer lugar se ubica la comedia musical Kinky Boots, con Martín Bossi, Fernando Dente y Sofi Morandi; seguida por Los bonobos, que protagonizan Campi, Peto Menahem, Osqui Guzmán, Lizy Tagliani, Manuela Pal y Anita Gutiérrez; y por El método Moldavsky, a cargo de Roberto Moldavsky.

La semana pasada hubo tres espectáculos que trabajaron con el promedio de ocupación de sala al cien por ciento (aunque se traten de salas con cantidad de butacas muy diferentes entre sí): Piaf, que se presenta en el Liceo; Las cosas maravillosas, el unipersonal de Peter Lanzani en el que tanto el público como el actor copan una de las salas del Multiteatro Comafi; y Cecilia Ce/Beer and Sex Night, ese fenómeno de público a cargo de la sexóloga “rockstar”, en el Metropolitan Sura.

Para este fin de semana largo, algunas propuestas de la escena comercial ya tienen previsto hacer dos funciones el domingo (Kinky Boots, Inmaduros y Art, con Pablo Echarri, Mike Amigorena y Fernán Mirás). Todo indica que otras sumarán funciones el mismo lunes feriado, día que la cartelera alternativa copa mayoritariamente la parada. De hecho, en ese circuito este lunes 15 por la noche habrá funciones de obras como No hay banda, de Martín Flores Cárdenas, en Casa/Teatro; Lorca, el teatro bajo la arena, que dirige Laura Paredes, en El Portón de Sánchez; Malambo, una performance a cargo del coreógrafo Paulo Nehuén Zogbe, en Planta Inclán, y El recurso de amparo, con dirección de Javier Daulte, en Espacio Callejón.

La foto y la película de la vuelta a la actividad

A lo largo del año, las cifras sobre el movimiento en el teatro comercial porteño, tanto desde la perspectiva de la oferta como de la demanda, dan cuenta que se están empatando los números de la temporada 2019. “Ahora el tema es hacer crecer la actividad por encima de esos valores″, aseguraba la semana pasada el experimentado productor Carlos Rottemberg que, a la vez, preside Aadet.

En tren de analizar la película completa sobre la recuperación del movimiento teatral se pueden sumar otros datos estadísticos. El equipo de Alternativa, página clave en lo que hace al funcionamiento de la actividad, junto a Enfoque Consumos Culturales, vienen realizando diversos estudios sobre el comportamiento de público de teatro en tiempos pre y pospandémico. La última encuesta, basada en las casi 3000 personas suscriptas a la página de Alternativa, se realizó en octubre y sus resultados fueron dados a conocer recientemente. En la comparativa con otro trabajo realizado antes de la irrupción del coronavirus surge que el 97 por ciento asistía a salas de artes escénicas: seis de cada diez de estos, lo hacía en forma intensiva. Para octubre de 2021, el 65 por ciento había vuelto a asistir a salas a partir de las reaperturas de los teatros. Las principales razones para dilatar el retorno a la presencialidad se relacionaban con las condiciones impuestas por la pandemia: temor al contagio en una sala o en el transporte público como por los problemas económicos.

Entre quienes volvieron a ser espectadores presenciales, el 81 por ciento se sintió entre muy seguro y seguro. Y como para entender el fenómeno actual de la avenida Corrientes con sus restaurantes trabajando a pleno, ya en aquel momento del año el 75 por ciento complementaba la asistencia a una sala con ir a cenar. Incluso, siete de cada diez personas que habían vuelto a la “presencialidad teatral” hace diez meses afirmaban que aumentarían la frecuencia de su concurrencia en el futuro cercano. Lo cual queda confirmado con la foto actual de esta compleja película.

Como es de imaginar, cosa que comprueba el estudio, si durante el tiempo de confinamiento de 2020 el 74 por ciento de los que completaron la encuesta vio contenido digital de artes escénicas, solamente un 48 por ciento continuó con ese tipo de consumo en 2021. La comodidad hogareña y la decisión de apoyar a los artistas fue el punto más destacado para incorporar ese hábito. En octubre último, el 80 por ciento reconoció que se había cansado de ver obras en la pantalla o que le aburría ver obras de teatro online. El agotamiento de la exposición ante las pantallas aparece con mayores proporción en el rango de 18 a 29 años y va decreciendo a medida que aumenta la edad (en el primer caso, del 63 por ciento, y del 42 por ciento entre los mayores de 65 años).

Este último aspecto, rescata el estudio de Alternativa y Enfoque Consumos Culturales en sus conclusiones, aporta una perspectiva interesante: el sentido común indica que los nativos digitales eran los principales consumidores de las hipermediaciones, pero fueron los que más rápido abandonaron esa práctica. Y, aunque las cifras no sean significativas, hubo una porción de público que incluso asistió a ver una obra de forma presencial luego de haberla visto digitalmente. Lo cual, desde la óptica de estrategias para aumentar la masa de público teatral, aporta un dato a tener en cuenta a futuro.