Yahoo Finanzas Cómo es tener una de las tarjetas de crédito más exclusivas del mundo
Ser observado de manera extraña en una tienda de lujo, solo por nuestro aspecto, es bastante común. Pedro Miranda, de 47 años, puede dar fe de ello.
Basta con que este hombre entre uno de estos establecimientos con un jeans y una camiseta para que incluso sea maltratado por el personal de la tienda, según él mismo le ha contado a CNBC.
Ah, pero apenas se dirige a la caja y extrae su particular tarjeta de crédito American Express Centurion, conocida como Amex Black, la actitud de los empleados cambia.
A partir de ese momento, pareciera como si el usuario se transformara en otra persona; el cambio se nota al instante.
En una ocasión, cuenta, llegaron incluso a ofrecerle llevar prestada una joya para que su esposa la probara durante dos semanas y luego la devolviera. En otra ocasión, el vendedor se ofreció a convertirse en su comprador personal.
Miranda, un inmigrante brasileño que a los 18 años se instaló en Estados Unidos sin ningún historial crediticio, ha estado usando su Amex Black Card durante aproximadamente diez años. Por eso habla con conocimiento de causa.
Nos referimos a una imponente tarjeta cuya tarifa anual de membresía es de 5,000 dólares, de la que este hombre no tiene nada que quejarse. Sin embargo, Miranda insiste en que este símbolo de estatus no es algo por lo que todos deberían esforzarse, especialmente la generación más joven, tan dada a ambicionar lo más brillante que ha salido al mercado.
“El hecho de que tenga una tarjeta negra no significa que sea alguien especial”, insiste.
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Todo empezó cuando Miranda fue invitado a convertirse en cliente de las tarjetas Amex Black. Con ningún historial de crédito había llegado a Florida, donde cursó estudios en la Universidad de Miami. Luego obtuvo una Maestría en el cotizado Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), tras lo cual laboró en el departamento de inversión de los bancos Credit Suisse First Boston y Goldman Sachs.
Durante todo ese tiempo usaba tarjetas de crédito American Express, hasta que dio el salto a la Amex Gold y a la Amex Platinum.
Miranda reconoce que por el camino cometió errores de crédito, como acumular altos intereses mientras estudiaba en la universidad, si bien este mejoró a medida que él maduraba. Entonces tenía que asumir un alto volumen de transacciones en sus tarjetas de crédito Amex, aunque podía pagarlas cada mes, por lo que no tenía que preocuparse por los intereses.
Fue precisamente su uso activo y consciente de las tarjetas de crédito, así como el tipo de gasto que estaba haciendo, lo que hizo que fuera invitado a obtener una tarjeta Amex Black.
En aquella época Miranda viajaba semanalmente por trabajo, y tenía un patrón de gasto en aerolíneas y hoteles que demostraba que podía disfrutar de los beneficios de viaje exclusivos de esa tarjeta negra, su principal atractivo.
Los servicios que ofrece una tarjeta ‘negra’
Desde entonces le ha sido muy cómodo disponer de una Amex Black Card en su billetera. Entre sus ventajas se encuentra el estatus de élite en los hoteles, el acceso al salón privado de los aeropuertos, la membresía en los gimnasios Equinox, los créditos en las tiendas de alta gama y un servicio de conserjería que funciona los 7 días de la semana y las 24 horas del día.
“No hay que preocuparse por nada”, dice sobre las muchas veces que necesitó ayuda cuando le robaron la información de su tarjeta, algo que le sucede casi todos los años. “Cuando tengo problemas con Amex, es muy fácil resolverlo”.
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Una vez, cuando se dio cuenta de que alguien intentaba hacer una compra por 6,000 dólares con su tarjeta en Dubai, mientras él cenaba en un restaurante en Francia. “Sucede con bastante frecuencia”, dice. “Lo primero que hacen es emitir una nueva tarjeta y abrir una investigación”.
Incluso si esta tarjeta no incluyera un montón de beneficios adicionales, Miranda dice la usaría solo por su servicio al cliente.
“En mi opinión, nadie presta servicio al cliente como American Express”, certifica.
También se refiere a las pequeñas cosas que trae aparejado su uso, como que alguien conteste de inmediato cuando uno los llama por teléfono. A Miranda le agrada que se ocupen al acto de cualquier disputa que tengas, se aseguran de que todo esté bien, organizado las reservas y los servicios de llegada al aeropuerto cuando toma un vuelo internacionalmente y un guía personal lo conduce con rapidez a los puntos de inmigración y aduanas.
En la actualidad Miranda administra un fondo de capital privado con sede en Miami que invierte en bienes raíces, por lo que estos beneficios de viaje le ahorran tiempo.
“Ellos siempre se aseguran de cuidarte para que sientas que recibes más de lo que pagaste”, advierte.
A Miranda le interesa que se sepa que ser invitado a poseer una tarjeta de este tipo no significa que uno sea más especial que nadie, o que tenga más dinero. Así que le inquieta que muchos piensen que necesitan tenerla si quieren alcanzar cierto estatus en la vida.
“Pago 5,000 dólares por ella porque tiene un propósito para mí y alivia muchas cosas. Pero hay mucha gente que pretende alardear con esta tarjeta. Yo no creo que haya mucho que ganar con exhibirse o jactarse de nada”, concluye.
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