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Un tenso actor lleva ahora la corona en 'La casa del dragón'

El actor Paddy Considine en Londres, Inglaterra, el 19 de julio de 2022.  (Max Miechowski/The New York Times).
El actor Paddy Considine en Londres, Inglaterra, el 19 de julio de 2022. (Max Miechowski/The New York Times).

WINSHILL, Inglaterra — En una tarde de junio deslumbrantemente soleada, Paddy Considine condujo su sedán por un vecindario de clase obrera en este suburbio de las Tierras Medias Occidentales, señalando las impasibles tabernas, iglesias y casas de ayuntamiento que, combinadas, proyectaban las largas sombras de su infancia.

Allí estaba el salón de góspel donde él y sus amigos solían cantar himnos cuando no los estaban “expulsando por pelear”. El “pub” donde los hombres de su residencia perseguían la desmemoria nocturna. La oficina de correos donde su tempestuoso padre “arrojó un contenedor de basura hacia la ventana frontal” durante uno de sus frecuentes ataques de ira, un momento que Considine conmemoró en su sombría y hermosa película de 2011, “Tiranosaurio”.

Considine se detuvo frente a una casa de dos familias de color gris pálido y señaló hacia una ventana en el piso de arriba. Era su antigua habitación, y Considine contó la historia de un niño desesperado por mostrarle al mundo que tenía más que ofrecer de lo que se podría pensar.

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“Al salir de la escuela corría a casa, ponía música, me paraba en la ventana y bailaba Adam & the Ants, para que los padres miraran hacia arriba y me vieran”, contó. “No era un fanfarrón, solo quería que me vieran”.

Considine me miró con una sonrisa que era a la vez afable e intensa. “Hay una diferencia, ¿sabes?”, me dijo.

A lo largo de una carrera de dos décadas en cine, televisión y una que otra obra de teatro taquillera, Considine ha prosperado dentro de esa diferencia. Ha gestado actuaciones que exigen ser vistas, en parte porque renuncian a la pirotecnia histriónica en favor de un sentido palpable y a veces inquietante, de lo real. El hecho de que no haya tenido lo que suele denominarse un papel emblemático no le ha impedido convertirse en el actor favorito de muchos actores británicos.

“Yo simplemente le creo”, afirmó Olivia Colman, una admiradora desde hace mucho tiempo. “Es que cuando le miras los ojos ves que lo siente todo, y que es en serio”.

El perfil de Considine es más modesto en Estados Unidos, pero es probable que eso cambie pronto: a partir del 21 de agosto, Considine estará bailando en su ventana más grande hasta el momento. Es el día en que “La casa del dragón”, la tan esperada serie precuela de “Juego de tronos”, será estrenada en HBO. El programa, un melodrama familiar con toda la violencia, el sexo y sed de poder que uno esperaría de una historia ambientada en Westeros, busca recapturar la magia que convirtió a la serie original en un fenómeno global antes de que tropezara con su polarizante desenlace en 2019.

La historia, basada en “Fuego y sangre”, una novela derivada escrita por la mente maestra detrás de la saga, George R. R. Martin, se desarrolla casi 200 años antes de los eventos de “Juego de tronos”. Involucra una batalla previa por el Trono de Hierro que amenaza con destruir al clan Targaryen mucho antes de que su explosiva descendiente, Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), apareciera en la serie original.

En el centro de todo está Considine, quien interpreta al rey Viserys, el gobernante cuyas decisiones y debilidades desencadenan gran parte del conflicto y la masacre que se avecina.

Esa elección de reparto podría ser algo sorpresiva a primera vista. Tras llegar como un matón excéntrico en la película de 1999 “A Room for Romeo Brass”, los créditos de Considine incluyen principalmente dramas modestos en los que suele interpretar a hombres con emociones conflictivas que lo sienten todo y más: un padre inmigrante de luto en “Tierra de sueños”; un exconvicto fanático religioso en “Mi verano de amor”; un veterano de guerra con sed de venganza en “Zapatos de hombre muerto”.

Si bien ha aparecido en otras franquicias (“Bourne: El ultimátum”), series de género (la adaptación de “The Outsider”, de Stephen King) y una que otra sorpresa (la tonta comedia policíaca “Hot Fuzz: Super policías”), una epopeya con dragones no parecía ser su destino más natural.

“Si miras su cuerpo de trabajo y el tipo de películas que hace, no se presta necesariamente a una enorme franquicia de HBO como esta”, afirmó Matt Smith, quien actúa en “La casa del dragón” como Daemon, el hermano agresivo de Viserys. “Pero creo que tiene buen gusto, y creo que se dio cuenta de que el personaje era muy interesante”.

Considine, de 48 años, es un hombre de multitudes y paradojas. Aunque es un actor aclamado, ha lidiado con ataques de inseguridad hasta el punto de considerar abandonar proyectos como “Hot Fuzz: Super policías”, porque se sentía un fracaso. Tiene una dureza inconfundible, pero lo que lo hace cautivador es la sensibilidad que deja permear.

Ryan Condal, uno de los autores-productores de “La casa del dragón”, afirmó que Considine le había imbuido a Viserys, un personaje relativamente pasivo en el guion, “un poco del trasfondo que vivió Paddy en la clase obrera”.

“La fiereza que Paddy le aportó al personaje, fue sin duda de un Targaryen”, afirmó. Pero como bien señaló el otro autor-productor, Miguel Sapochnik: “Tiene sus inseguridades a flor de piel”.

Esta combinación ya convenció al aficionado más estricto de “Juego de tronos”: Martin, quien aseguró que el Viserys de Considine supera al del libro.

“De vez en cuando, un actor o los escritores llevan a un personaje en una dirección algo distinta, que termina siendo mejor”, afirmó Martin. “Y cuando veo eso me digo: ‘Maldición, ojalá lo hubiera escrito así’”.

Considine admite que se sintió halagado de que le pidieran liderar un proyecto tan enorme, que casi con toda seguridad hará que lo vea más gente que nunca. Pero lo que lo atrajo al programa fueron las mismas cosas que busca en todos sus papeles, cualidades que su pasado y su predisposición le ayudan a plasmar con una rara delicadeza.

“Solo había conflictos en él; había dolor en él”, afirmó. “Había mucho en él con lo que podía trabajar”.

CONSIDINE PASA LA MAYOR PARTE DE SU TIEMPO lejos de la refriega del mundo del espectáculo. Vive con su esposa desde hace 20 años, Shelley, y sus tres hijos, en la localidad de Burton-on-Trent, cerca de donde creció, ubicada aproximadamente 177 kilómetros al noroeste de Londres. Esto le ayuda a evitar la diplomacia con tipos de la industria o las audiciones, algo que detesta hacer porque nunca le salen bien, afirmó.

Si bien Considine suele ser inmune al cliché de Hollywood, ciertamente lucía como parte de él cuando nos conocimos. Sentado dentro de una cafetería en un elegante pueblo cerca de su casa, Considine estaba vestido todo de negro, llevaba gafas oscuras, y pasó los primeros 20 minutos hablando de su banda de rock, llamada Riding the Low. Considine era consciente de cómo lucía todo eso.

“Sí, sí, lo sé… un actor con una banda”, afirmó.

Pero la realidad es que Considine empezó a tocar música desde antes de ser actor, y la banda no es un mero proyecto caprichoso: en junio, tocaron en el Festival de Glastonbury, y su disco más reciente incluye la participación del héroe musical de Considine, Robert Pollard de Guided by Voices.

Y en cuanto a las gafas, tienen lentes especiales para tratar el síndrome de Irlen, un trastorno que se cree afecta la capacidad del cerebro para procesar la información visual. (Gran parte de la comunidad científica y médica es escéptica sobre la condición, pero Considine y muchos otros aseguran que los lentes mejoraron sus vidas). Por lo general divertido y de conversación fácil, Considine cuenta que esta condición, junto con una leve manifestación del síndrome de Asperger que le diagnosticaron ya en sus treinta y tantos años, contribuyeron a que tuviera una reputación de ser distante cuando era un joven actor.

“No podía concentrarme o enfocarme en alguien, así que miraba hacia otro lado”, afirmó. “Eso me llevó a este comportamiento introvertido y de aparentar ser un poco inaccesible”.

Sin embargo, está acostumbrado a que lo malinterpreten: incluso cuando era niño en Winshill, Considine tenía una reputación que lo precedía. Pero no era la suya.

Considine creció con un hermano y cuatro hermanas en uno de los pocos hogares con dos padres en su círculo social. Su madre, Pauline, era una cuidadora natural que acogía temporalmente a niños de toda la localidad cuando las cosas se ponían difíciles en sus hogares. “Bajaba las escaleras y podía encontrarme con, por ejemplo, un punk de 1,80 metros, acostado en el sofá bajo una manta, con una enorme cresta roja”, contó Considine.

A los 16 años, Considine comenzó un programa de teatro, pero “en realidad no aprendí mucho, así que me fui”, contó. (Con el tiempo obtuvo un título en fotografía). Pero allí entabló una amistad fortuita con Shane Meadow, también originario de las Tierras Medias Occidentales con gustos similares en música y cine. Varios años más tarde, Meadows eligió a Considine para que actuara en “A Room for Romeo Brass”, película que les valió a ambos buenas críticas.

A eso le siguieron papeles de mayor perfil en películas como la crónica de Factory Records “24 Hour Party People” (2002) y la melancólica historia de inmigrantes “Tierra de sueños” (2003). Luego vino “Zapatos de hombre muerto”, una versión tensa y de baja fidelidad de una película slasher protagonizada por Considine, quien brinda una aterradora pero creíble actuación como un exsoldado que acecha a los extorturadores de su hermano.

La película todavía es aclamada en el Reino Unido —casi todas las personas con las que hablé sobre Considine la mencionaron— pero el actor se cansó de hablar de ella hace mucho tiempo. (“Una parte de mí se quiere morir” cuando la gente la menciona, afirmó, pero ya ha hecho las paces con eso).

Esa inolvidable actuación le permitió indirectamente a Considine subvertirla, para cambiar las percepciones de nuevo. Conoció a Simon Pegg y a Edgar Wright durante la gira de promoción de “Zapatos de hombre muerto” para la temporada de premios (tanto esa película como la de ellos, “Shaun of the Dead”, fueron estrenadas en el Reino Unido en 2004), y el resultado fue un papel como detective tonto en “Hot Fuzz: Super policías”.

“Conocer a Paddy en persona fue una revelación; era increíblemente amable y divertido”, escribió Wright en un correo electrónico. “Sabíamos que tenía una presencia cómica que todavía no se había desatado por completo”.

“Hot Fuzz: Super policías” fue donde Considine conoció a Colman, la actriz que terminaría actuando en su primer largometraje como director, “Tiranosaurio”. La película, la cual también escribió, cuenta una extenuante pero poderosa historia sobre un viudo malhumorado (Peter Mullan) que se hace amigo de una mujer devota (Colman) atrapada en un matrimonio abusivo.

Considine afirmó que el físicamente afectado Viserys estaba basado en parte en su madre, quien sufrió múltiples amputaciones como resultado de una diabetes, antes de morir de un ataque al corazón. Sus colegas contaron que verlo interpretar el papel a veces rayaba en la preocupación.

“Se desdobla en su actuación, y esa metamorfosis a veces es realmente dolorosa de ver”, afirmó Olivia Cooke, quien interpreta a Alicent Hightower, una mujer cercana a Viserys. “Conversamos al respecto, y me dijo que la única manera en la que a veces puede acceder a su actuación, es irse a un lugar horrible y doloroso”.

Sapochnik dijo que cuando Considine tiene problemas con el material o cualquier otra cosa, “su modo de lidiar por defecto es la ira”. Dirigirlo implicó “ayudarlo a resolver esos problemas, ser paciente al respecto, y a veces decirle: ‘Amigo, cálmate’”, explicó. “Pero también luego ver cómo llevaba eso a Viserys”.

Al mismo tiempo, sus coprotagonistas, desde veteranos como Smith hasta relativos novatos como Emily Carey, quien interpreta a una versión más joven de Alicent, elogiaron de forma rotunda a Considine como un colega divertido, colaborador, amable y comprensivo. La persona con quien es más severo es él mismo.

“Suena a que soy un desgraciado miserable, pero también me lo paso bien haciendo estas cosas”, aseguró Considine. “Lo que pasa es que cuando actúo de cualquier forma, me enfrento nuevamente a estos desafíos”.

Lo que lo mantiene motivado son los destellos de trascendencia. Considine mencionó un monólogo hacia el final de la temporada que Viserys pronuncia ante su familia que “llega a rozar el nivel del viejo Hopkins”, refiriéndose a sir Anthony, uno de sus héroes de la actuación.

“En esos momentos, en los que estás plenamente inmerso, todo eso desaparece: toda esa conciencia, ese autoanálisis, toda esa crítica interna”, afirmó Considine. “Todas esas cosas horrendas simplemente se te desprenden. Y eso es, en última instancia, lo que busco”.

En las ocasiones en que alguna de esas cosas horrendas tiene que ver con su pasado, Considine también está aprendiendo a desprenderse de parte de eso. Ahora que los logros aumentan y el paso de los años le brinda distancia y perspectiva.

“Aquel niño en la ventana no tiene que desaparecer, pero no puede seguir dominando tu vida”, afirmó. “Tienes que explorar otras cosas, y ‘Juego de tronos’ es parte de eso”.

“¿Quién hubiera pensado que ese niño terminaría interpretando a un maldito rey?”, añadió. “¿Quién hubiera imaginado alguna vez que sería un rey de cualquier cosa?”.

© 2022 The New York Times Company