El presidente electo ha prometido una escalada de aranceles sobre todas las importaciones estadounidenses y la mayor deportación masiva de inmigrantes de la historia. También quiere tener voz y voto en la política de la Fed. Muchos economistas consideran que esta plataforma augura un aumento de la inflación y una desaceleración del crecimiento.
Trump también prometió recortes fiscales radicales durante la campaña que culminó con su victoria sobre la vicepresidenta, Kamala Harris. Su capacidad para cumplirlas puede depender del resultado de una contienda en la Cámara de Representantes que sigue en duda, incluso cuando los republicanos ganaron el control del Senado. Un gobierno dividido obligaría al nuevo presidente a negociar más intensamente la política fiscal con el Congreso.
Sin embargo, son los aranceles de Trump —que ha amenazado con imponer tanto a adversarios como a aliados— los que tendrán un mayor impacto en la economía estadounidense, según los analistas. El autoproclamado “hombre de los aranceles” promulgó aranceles sobre unos US$380.000 millones en importaciones en su primer mandato. Ahora promete medidas mucho más amplias, entre ellas un gravamen del 10% al 20% sobre todos los bienes importados y del 60% sobre los productos chinos.
Trump asegura que los impuestos a las importaciones pueden ayudar a aumentar los ingresos, así como a reducir los déficits comerciales de EE.UU. y a repatriar la producción. Es más, como demostró Trump la última vez que estuvo en el cargo, un presidente puede promulgar aranceles prácticamente por sí solo.
La mayoría de los economistas afirman que la inflación aumentará como resultado de ello, porque los consumidores pagarán los mayores costos que serán traspasados por los importadores que pagan los aranceles.
Moody’s predijo antes de la votación que con Trump como presidente la inflación aumentaría al menos al 3% el próximo año —e incluso más en caso de una victoria aplastante del Partido Republicano— desde el 2,4% en septiembre, impulsada por el aumento de los aranceles y la salida de mano de obra inmigrante. Si los países afectados toman represalias y se desencadena una guerra comercial, EE.UU. se enfrentará a “un modesto shock estanflacionario”, una situación en la que la producción económica se estanca y aumentan las presiones sobre los precios, dijo Jay Bryson, economista de Wells Fargo, en un seminario web realizado el 16 de octubre.
Ganadores y perdedores
Un escenario de este tipo colocaría a la Reserva Federal en la posición de querer subir las tasas de interés para combatir la inflación, pero también de recortarlas para prevenir el riesgo de una recesión, señaló Jason Furman, exjefe del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante la presidencia Barack Obama.
En general, Trump y sus partidarios desestiman las previsiones pesimistas de las “élites de Wall Street”. Señalan que la inflación no se disparó en su primer mandato mientras él promulgaba aranceles y recortes fiscales, y presidió un robusto crecimiento económico, hasta que llegó la pandemia.
Coalition for a Prosperous America, que apoya el proteccionismo comercial, calculó que un arancel “universal” del 10%, combinado con los recortes del impuesto sobre la renta que promete Trump, añadiría más de US$700.000 millones a la producción económica y crearía 2,8 millones de empleos adicionales.
Recortes tributarios
Trump prometió hacer permanentes los recortes tributarios que impulsó en 2017 para los hogares, las pequeñas empresas y los patrimonios de las personas ricas, la mayoría de los cuales expiran a finales de 2025. Incluso si el Partido Republicano pierde su influencia en la Cámara de Representantes, es probable que haya margen para llegar a un acuerdo con los demócratas, que también están a favor de mantener algunas de esas medidas.
Muchos economistas dudan de que la política comercial de Trump pueda impulsar rápidamente el empleo en el sector manufacturero, uno de los objetivos declarados. Se tarda años en construir fábricas y la automatización significa que hoy en día requieren menos trabajadores.
Un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica concluyó que los aranceles anteriores de Trump no lograron aumentar los empleos en las industrias protegidas, mientras que perjudicaron los empleos en otros sectores que quedaron atrapados en la guerra comercial.
Caos significativo
La amenaza de Trump de deportar a millones de inmigrantes indocumentados es otra fuente de alarma para muchos economistas y empresarios, ya que reduciría la oferta de mano de obra disponible para las empresas que han tenido dificultades para contratar personal.
Según Chris Collins, de Bloomberg Economics, la deportación de los inmigrantes llegados después de 2020 contraería la economía en torno a un 3% antes de las próximas elecciones de 2028, mientras que la caída de la demanda derivada de una menor población haría bajar los precios, aseguraba en una nota. El impacto sería más duro en sectores como la construcción, el ocio y la hostelería, y en estados como Texas, Florida y California, donde los inmigrantes constituyen la mayor parte de la mano de obra.
Muchos dudan de que las deportaciones de inmigrantes sean factibles a la escala propuesta por Trump. Ha planteado utilizar el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. o incluso la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para llevar a cabo el plan, que probablemente se enfrentaría a recursos judiciales.
Nota Original: Trump to Reshape US Economy With Tariffs, Crackdown on Migrants