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Trump tiene suerte de que la economía esté tan fuerte

Donald Trump
Presidente de EEUU, Donald Trump. Foto de Evan Vucci (AP)

Si tu intención es dañar una economía débil, puedes seguir este guión:

~ Amenaza con aranceles punitivos sobre las importaciones, dado que el proteccionismo causó estragos durante la Gran Depresión.

~ Crea incertidumbre en grandes sectores como el de salud mediante programas de gobierno que ayuden a impulsar la estrategia empresarial.

~ Rompe acuerdos internacionales, en contra del consejo de los principales líderes empresariales de la nación.

~ Persigue políticas destinadas a proteger el empleo y las tecnologías del pasado más que las del futuro.

~ Genera un escándalo tras otro de forma que la presidencia de Estados Unidos esté en peligro permanentemente.

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El presidente Trump, por supuesto, ha hecho todas estas cosas, en diferentes grados. Sin embargo, la confianza del consumidor es alta, la contratación robusta y los mercados financieros están boyantes. En nuestro reciente Trumponomics Report Card, Yahoo Finance le da a Trump una nota de B+ en economía, lo que significa que la economía es más fuerte ahora que cuando gobernaban la mayoría de predecesores de Trump durante los primeros años, al menos desde la década del 70.

Los críticos de Trump han tirado abajo nuestra B+ argumentando que no ha pasado el tiempo suficiente en el cargo como para influir en la economía y que está disfrutando del viento de cola generado durante los últimos años de la presidencia de Obama. Lo reconocemos, aunque también es cierto que las propuestas de Trump de reducir los impuestos y desregular le han ayudado a aumentar la confianza entre las empresas, ya que los beneficios de las empresas deberían verse incrementados, si es que llega a lograr que las aprueben.

<em>El presidente Donald Trump con el secretario de salud y servicios sociales Tom Price en el Despacho Oval el 24 de marzo de 2017 (AP Photo / Pablo Martinez Monsivais).</em>
El presidente Donald Trump con el secretario de salud y servicios sociales Tom Price en el Despacho Oval el 24 de marzo de 2017 (AP Photo / Pablo Martinez Monsivais).

Aunque Trump también ha hecho algunas cosas ‒de forma intencionada o no‒ que hubieran perjudicado a los beneficios y el empleo si la economía no estuviera yendo bien. El plan republicano para terminar con el Obamacare, sin explicar lo que harán después, ha dejado a decenas de aseguradoras y a millones de usuarios en una situación de inseguridad con unas políticas federales de 2018 que podrían afectar o quebrar las economías empresariales o familiares. Una razón por la que aseguradoras como Anthem están dejando el programa es la incapacidad de predecir reembolsos federales en 2018, lo que afecta directamente a la rentabilidad. Y esta decisión puede tomarla Trump por sí mismo, sin necesidad de que la apruebe el Congreso.

A la mayoría de las empresas no les gusta la promesa de Trump de revisar los acuerdos con China, Canadá, México y otros socios comerciales, porque han invertido mucho dinero en las cadenas de suministro globales basándose en cómo son las cosas, y no en base a la situación creada por una nueva política. Los seguidores de Trump quieren que haga trizas el statu quo internacional, incluso si eso implica interrumpir los negocios y la contratación. Trump les dice lo que quieren oír.

En algunos casos, lo está haciendo, como con la decisión unilateral de retirarse del tratado de París por el cambio climático a principio de este mes. Ese movimiento no perjudicará tanto los intereses comerciales de Estados Unidos como alguna gente afirma, pero tampoco ayudará mucho. Trump se fue del tratado de París para mostrar su apoyo a sectores industriales tradicionales como el del carbón, que sin duda tomará un respiro. Sin embargo, aumentar el uso de los combustibles fósiles implica el riesgo de que los Estados Unidos se vean excluidos de las industrias del futuro, incluidas fuentes de energía renovable como la eólica y solar. Los otros más de 190 países que continúan como firmantes del acuerdo de París tendrán una posición ventajosa respecto a Estados Unidos en cuanto a estas tecnologías.

Ninguno de esos movimientos, por sí solos, causaría necesariamente daños a la economía, pero si el crecimiento económico fuera inestable o los mercados financieros se encontraran en fase de corrección, Trump estaría tirando piedras sobre su propio tejado y poniendo en peligro de derrumbe a toda la casa.

Por ahora, la economía está amortiguando los impactos de Trump, incluido el de la cada vez más profunda investigación sobre Rusia. Y los mercados aún mantienen alguna esperanza de que haya recortes de impuestos, desregulación y gastos en infraestructura, aunque la probabilidad de que eso ocurra es remota. “Todo el mundo nos pregunta: ‘¿Por qué diablos el mercado sigue creciendo con este espectáculo de terror en Washington?’”, eso escribió a sus clientes el analista Gregg Valliere de Horizon Investments. “Explicamos que se trata en gran medida de las ganancias, la economía y un clima favorable dentro del gobierno. Aún no estamos listos para una corrección, los fundamentos simplemente son demasiado buenos”.

Puede que los fundamentos viren hacia el sur antes o después, lo cual podría provocar la corrección del mercado a la que se refiere Valliere, pero también podría obligar a Trump y a sus compañeros de la Casa Blanca con negocios en China a ser algo más sobrios, y persuadirles a gestionar la economía con un poco más de delicadeza. Puede que llegue un momento en el que el equipo de Trump no tenga elección.

Rick Newman
Columnista
Yahoo Finance