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La Unión Europea pone fin a las cuotas de producción lechera

Un camión lechero el en Perigné, Francia, el 18 de marzo de 2015

El próximo primero de abril, por primera vez en 30 años, los productores europeos podrán producir tanta leche como quieran, una decisión ventajosa para los países nórdicos que otras naciones ven con recelo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los países europeos estimularon la producción de leche en forma constante, pero en los años setenta, cuando los tanques comenzaron a desbordar, comenzaron a regular el mercado.

En 1984, la Unión Europea, cansada de comprar los excedentes, para mantener los precios en el mercado, decidió regular la producción estableciendo un sistema de cuotas.

Treinta años después, la Unión Europea adopta una posición totalmente opuesta y liberaliza completamente el mercado con el objetivo de responder a la creciente demanda mundial de leche.

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La desregulación de la producción comenzó paulatinamente a partir del año 2009, con un aumento de 1% anual de las cuotas.

La principal razón del cambio es el aumento de la demanda en los países emergentes.

En China, especialmente debido a que los consumidores prefieren la leche para bebés producida en el extranjero tras una serie de escándalos con los productos locales.

En ese contexto favorable, los países de Europa del norte apuntan a aumentar la producción, como por ejemplo Irlanda que aspira a un incremento de 50% de aquí al 2020.

Irlanda, pequeño productor con una cuota de 5.400 millones de litros por año, en comparación con Alemania o Francia, exporta 80% de su producción.

En Holanda, la Asociación Lechera Holandesa (NZO) considera el fin de las cuotas como una "increíble oportunidad".

"Las cuotas habían sido instauradas porque había demasiada leche en el mercado con relación a la demanda, pero la situación cambió mucho desde entonces", dijo a la AFP René van Buitenen, portavoz de la NZO.

"El sistema aventajó a Estados Unidos y a Nueva Zelanda", primer exportador mundial.

Los productores holandeses están decididos a recuperar el tiempo perdido y esperan aumentar la producción en un 20% hacia el 2020.

En Alemania, primera potencia lechera de Europa, la industria lechera apunta a un aumento de la producción anual de hasta un 3%.

Los productores alemanes no ocultan su alegría pues en los últimos 30 años superaron en 21 ocasiones las cuotas permitidas, por lo cual tuvieron que pagar multas por un monto de 2.000 millones de euros, recuerda un portavoz de la Unión Regional Lechera de Baja Sajonia.

Las expectativas en Francia, segundo productor europeo, son diferentes.

Los productores franceses no olvidan la crisis de 2009 provocada por la fuerte baja de la demanda consecutiva a la crisis económica, lo que provocó una caída de 30% del precio de la leche.

Granjeros y cooperativas lecheras afirman que aumentarán la producción sólo si se registra un claro aumento de la demanda.

Francia pide que se cree un mecanismo europeo para enfrentar una eventual sobreproducción, pero parece bastante aislada en Bruselas ya que su propuesta cuenta sólo con el apoyo de Polonia e Italia.

Tanto más cuanto que desde febrero pasado, el precio de la leche aumentó casi 500 euros, estableciéndose en 2.350 euros la tonelada.

El aumento se debe a tres factores: la baja de la producción en Europa, para evitar las multas antes del fin de las cuotas, la sequía en Nueva Zelanda y la devaluación del euro, que favorece las exportaciones, señala Gérard Calbrix, economista de la ATLA, Asociación Francesa de la Transformación Lechera (ATLA).

El comisario europeo de Agricultura, el irlandés Phil Hogan, reconoció este jueves en conferencia de prensa que el fin de este régimen, en vigor desde 1984, constituye un "desafío" para los productores.

Pero "la industria debe hallar su camino para adaptarse" a este nuevo entorno que constituye "igualmente un oportunidad para la Unión".