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Vendía motos, compró un caballo por Internet y ahora compite en exposiciones

Sebastian Otero
Sebastian Otero

Sebastián Otero, un vendedor de repuestos de motos de Chacabuco, quedó “enloquecido” con un caballo Cuarto de Milla que con una amplia diferencia se consagró ganador en una competencia de prueba de riendas en su localidad. Luego de ver el desempeño del equino, ingresó a Mercado Libre en busca de un ejemplar de la misma raza. El hombre quedó sorprendido con el resultado: el caballo que lo había deslumbrado estaba publicado a la venta.

“Es una historia media loca”, manifiesta Otero, que aún no puede creer cómo el caballo de la localidad bonaerense de 9 de Julio llegó a sus manos. Casualmente, el propietario era el dueño de la empresa que les presta servicio de transporte para la entrega de mercadería en la zona. A él le compró Daiquiri, el nombre elegido para el caballo que lo enamoró.

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Otero siempre fue un apasionado de los caballos, pero nunca había competido ni criado. Sin embargo, con la llegada de Daiquiri todo cambió. Desde entonces comenzó a competir. Este año participa por primera vez en Nuestros Caballos, la exposición de equinos que se realizará hasta mañana en el predio de la Rural.

El fanatismo del criador por los caballos nació al acompañarlo a su abuelo Vicente, que era propietario de un horno de ladrillos en Chacabuco, y tenía los animales para hacer el trabajo del barro previo. “Pobre mi abuelo que me tenía que llevar a la rastra porque lo volvía loco para estar todo el día con los caballos”, dice. Vicente fue quien le regaló a Furio, su primer equino, un petiso que llegó a la vida de Otero cuando él tenía tres años. Desde entonces nunca dejó de tener caballos, pero no hacía cría ni competía.

Participación en una competencia
Participación en una competencia

El debut en las competencias lo hizo en una carrera de barriles que no era oficial en el campeonato argentino. Según detalló, esta competencia consiste en que se colocan seis tambores en línea y el competidor los debe pasar de ida y vuelta. Luego realiza una carrera recta al final. “Era mucho caballo para mí, porque era experto y yo muy aficionado”, confiesa. Por esa razón decidió venderlo.

Pero antes de que lo vendiera le ofrecieron competir en el campeonato argentino en donde participó por primera vez en 2015. El caballo se lesionó y lo tuvo que vender a un amigo para que realice disciplinas “más tranquilas”.

Con la partida de Daiquiri compró un nuevo equino en un remate. “Fue una yegua que nos abrió las puertas para entusiasmarnos con la cría”, comenta. Esa yegua se convirtió en el icono de la familia. “La gente me dice: ¿qué haces Ottawa? me conocen más por la yegua que por mi apellido”, relata.

Actualmente, sacan cinco embriones por año con distintos padrillos. El año pasado compraron un padrillo nuevo que ya venía saliendo campeón y que le coincidía la sangre perfecta para tener cría con Ottawa. Es así que este año tiene la particularidad que es la primera vez que compiten con el “01″ de la familia, su primera cría.

“Para nosotros es un orgullo porque siempre en el campeonato argentino hicimos barril y estacas, pero a esta yegua cuando la empezamos a domar se lesiona una mano y se nos ocurrió hacer una disciplina nueva”, manifiesta.

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Por esa razón, ahora también participan en una prueba en la que el animal tiene que hacer todas las disciplinas que hace un animal en el campo: abrir y cerrar tranquera, trotar y galopar a una mano y la otra, disminuir la velocidad. Todo con el menor contacto posible.

Por otro lado, ganaron tres pruebas de la morfología del animal. “Para nosotros fue muy importante porque busca el animal más lindo y correcto; competir con criadores de muchos años y poder sacar primer premio fue un gran orgullo”, dijo.

Esto es un hobby, mi pasión. Me levanto y me voy a dormir con los caballos”, cuenta Otero, que aún trabaja en la venta de repuestos de motos.