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Wall Street espera ahora el nombre del reemplazante de Martín Guzmán sin ilusiones de que nada cambie

WASHINGTON.- Sin grandes ilusiones de una mejora, inversores y analistas en Wall Street y Washington recibieron la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, sin sorpresas y como una consecuencia lógica e inevitable de la corrosiva interna en la que están enfrascados el presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta y líder de facto del Frente de Todos, Cristina Kirchner. Ni siquiera la expectativa por conocer la llegada de una figura fresca al frente de la economía argentina, quizá con el margen y el poder político que perdió Guzmán, alteraba el pesimismo que reina sobre el futuro del país.

“No creo que vaya a cambiar nada dramáticamente”, sintetizó Diego Ferro, de M2M Capital. “El problema nunca fue Guzmán. No fue un ministro de Economía espectacular, pero nunca tuvo poder. Quiso implementar un plan que era del Fondo Monetario muy, muy suave, y ni eso pudo hacer. El problema nunca fue Guzmán. Es Alberto Fernández, que no quiere o no puede ejercer poder político”, redondeó.

Con matices, esa mirada prevalecía en medio del escepticismo y cierta indiferencia que reina en Estados Unidos sobre la Argentina. Una mirada señalaba que, ante el derrape que mostraron los activos en los últimos días, el gobierno de Alberto Fernández puede llegar a conseguir algo de margen. “Se estrellaban en semanas. Esto le algo de aire. Dependiendo de quién agarre”, indicaron de un fondo de inversión.

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Ferro consideró que la crisis seguirá complicada. “El problema es que hasta que no se vaya Alberto Fernández no va a cambiar la forma de ejercer poder político, que en realidad no es ejercerlo. Lo que hace es impedir que se ejerza. No demuestra liderazgo, y la única persona que demuestra liderazgo es CFK, que no puede hacer porque es vicepresidenta, queda esta sensación de la nada, que es bastante extraño en un gobierno peronista. Es difícil ser optimista”, afirmó.

Mohamed El-Erian, una de las voces más escuchados de Wall Street, tomó nota de la renuncia en medio del fin de semana largo del 4 de julio, el Día de la Independencia en Estados Unidos: “Esta noticia desestabilizará aún más los mercados en la Argentina en un momento en que las disrupciones en el financiamiento interno y los pagos externos ya son considerables, alimentando otro círculo vicioso que socava las perspectivas económicas y la viabilidad financiera”.

Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital Partners, también apuntó a la interna en el oficialismo y dijo que, en ese contexto político, el trabajo de cualquier Ministro de Economía es imposible.

“La disfuncionalidad política del eje Alberto-Cristina hace imposible la función de cualquier ministro. Tienen que poner a alguien lógico y darle un espaldarazo político para generar confianza al menos en el corto plazo. Si no lo hacen, la dinámica que veníamos observando se acelera y desembocás en una crisis en pocos días o semanas”, afirmó Piedrahita.

Daniel Kerner, director de Eurasia Group para América Latina, también dijo que el panorama está atado a quién sea el reemplazante de Guzmán. En Estados Unidos siguieron de cerca la danza de nombres –Sergio Massa, Emanuel Álvarez Agis, por nombrar a dos– con la misma incertidumbre que en la Argentina.

“Todo depende de quién reemplace a Guzmán”, dijo Kerner. “Ya no tenía credibilidad. Y en realidad el tema es que Cristina Kirchner quiere un gobierno más intervencionista. Por lo que aun si nombran a un ‘moderado’, supongo va a pasar lo mismo. Si es alguien ‘bueno’ con poder, puede cambiar algo. Pero no creo, porque, mientras sea Cristina las más influyente, nadie va a creer en cambio”, indicó Kerner.

La salida de Guzmán implica además un problema mayúsculo para el Fondo Monetario Internacional (FMI), que había tejido una estrecha relación durante más de dos años de discusiones. Hay otro problema práctico: la salida de Guzmán y su equipo implica también la salida del “disco rígido” del acuerdo vigente, justo cuando el programa comienza a zozobrar y está al caer el primer waiver, porque la Argentina se encamina a incumplir los compromisos que asumió. El vínculo con el Fondo quedó, otra vez, en el limbo.

“Para el FMI es un problema –indicó Kerner– porque lo que había negociado lo había hecho con Guzmán. Ahora imagino tendrán que empezar otra vez, en un contexto más difícil. Así que creo más bien hay riesgo a la baja. Con Cristina Kirchner como está, no creo que nada mejore”, completó.

Benjamin Gedan, director Interino del programa para América latina del Centro Woodrow Wilson, recordó que la supervivencia siempre estuvo en duda y el país siempre necesitó de un “liderazgo fuerte” para encarrilar la economía. “Sin embargo, desde el día uno, este gobierno se ha visto dividido por rivalidades internas y no ha podido improvisar una estrategia económica coherente, ni siquiera ejecutar medidas provisionales para prevenir el desastre”, afirmó.

“Guzmán proyectó calma y pragmatismo, y logró evitar enfrentamientos potencialmente cataclísmicos con los bonistas privados y el FMI. Pero estaba operando en medio de un pelotón de fusilamiento circular, y su supervivencia a largo plazo siempre fue dudosa”, completó Gedan.