Números que alertan: se triplicó la ayuda alimentaria durante la pandemia
En 2019 la organización Banco de Alimentos, que canaliza la donación de alimentos hacia personas en situación de vulnerabilidad, llegó diariamente a más de 170.000 argentinos. En el año de la pandemia de coronavirus, con la economía paralizada y los bolsillos flacos, la cifra ascendió a más de 500.000 personas.
También empeoraron otros indicadores, como el de inseguridad alimentaria severa de niños, que pasó del 11,7% al 16% entre los años 2019 y 2020. “Esto demuestra cómo incidió la pandemia en esta problemática tan severa. Nos encontramos con un deterioro en la situación de las personas a las que llegamos, en lo que tiene que ver con su alimentación. En ese sentido, el desafío del Banco de Alimentos es estar presentes, contribuir más y conseguir mejores alimentos”, sostuvo Marisa Giráldez, directora general del Banco de Alimentos.
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Pero el año pasado también fue un año excepcional en términos de donaciones. La situación de crisis catapultó la solidaridad argentina y de recibir cinco millones de kilos de alimentos, en 2020 el número ascendió a siete millones. “Crecieron las donaciones y eso nos permitió atender, en parte, a la demanda que antes mencionaba”, agregó, en diálogo con el periodista de LA NACION, Ignacio Federico.
Banco de Alimentos es una organización sin fines de lucro, que nació en el año 2000 a raíz de la crisis socioeconómica que atravesaba el país. Entre sus objetivos, la institución busca contribuir a la reducción del hambre en el país, evitar el desperdicio de alimentos y, al mismo tiempo, mejorar la nutrición de la población.
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Para llevar a cabo esa tarea, Banco de Alimentos recibe donaciones por parte de la industria alimentaria, los productores agropecuarios y los supermercadistas. Luego de verificar la calidad de los alimentos que llegan a sus depósitos, son repartidos a 1317 organizaciones sociales y comunitarias que están organizadas en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. En el tramo final de la cadena solidaria, estas organizaciones reparten viandas de comida a personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.
“Nuestra meta a futuro es dejar de existir. Ojalá cada persona pueda comer en su casa. Pero, mientras tanto, vamos a mejorar la logística, vamos a ser más eficientes, mejorar las alianzas, vamos a aprovechar la cantidad de alimentos que se están desperdiciando para que puedan llegar a los hogares de las gente que lo necesita”, cerró Giráldez.