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Slipstream: el OutRun que nos merecemos los veteranos

Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun
Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun

A veces instalamos un juego, y pensamos que nos va a hacer perder el tiempo, pero nos pasa lo contrario: flipamos.

¡Flipamos! decían los periodistas de Hobby Consolas o Super Juegos, famosas revistas españolas de videojuegos que compraba en los 90 y nos llegaban con 3 meses de retardo, porque venían en barco; pero así y todo las comprábamos como pan caliente. Flipar es para los españoles lo que para nosotros es alucinar (aunque acá no la usamos de manera literal) por lo que la palabra que usan los que crearon nuestro idioma me parece mucho mejor.

Slipstream es un juego hecho por una sola persona: el brasileño Sandro Luiz de Paula (Andsor) que está inspirado en la estética, música y autos de los 80 y parte de los 90. Pero también podría decirse que es un homenaje al fantástico arcade de SEGA que revolucionó los juegos de conducción: OutRun.

Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun
Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun


Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun

OutRun salió en 1986, y era un mueble tan “caro” que cuando yo comencé a ir a las salas de arcades una partida costaba 4 fichas (sí, 4). La ficha valía U$D 0,25 por lo que jugar un ratito nos costaba U$S1. ¡Era un montón y encima el jugador estándar terminaba muy rápido porque era muy difícil! Quizás sea por eso que muchos de los que hoy peinamos canas, tenemos una emoción tan grande al ver a OutRun o cualquier juego que se le parezca, ya que jugarlo tenía esa sensación de prohibitivo que nos acompaña, de alguna manera, hasta el día de hoy.

Con una tecnología llamada Super Scaler, hace casi 40 años SEGA nos introdujo en un mundo de carreras donde decenas de sprites (una silueta 2D en los que la aparición de nuevos pixeles da la idea de movimiento) cambiaban de forma y tamaño, de una manera nunca antes vista, lo que brindaba una sensación de velocidad impresionante e inédita. Esto fue lo primero que me vino a la mente a la hora de poner mis manos sobre Slipstream, un juego que toma esa mística ochentosa, pero sin limitaciones tecnológicas.

Tres acciones dentro del juego

En Slipstream manejamos uno de varios autos a elección. Tenemos al clásico “rápido, pero que dobla poco” como también al que “dobla como un F1, pero tiene la velocidad final de un Fitito”. La aceleración es una variable más, como para darle más pimienta a la elección.

La gracia o lo que lo hace divertido y desafiante de este juego de carreras es que, además de tener una jugabilidad muy refinada, dispone de 3 acciones que hay que ir mezclando para avanzar y no perder la partida en unos pocos minutos como nos pasaba en el OutRun de pibes. Tenemos el drifting (ponerlo de costado en las curvas), la succión que nos permite ganar velocidad al ponernos detrás de un auto por unos segundos y el rewind, que sería un rebobinar (con un efecto hermoso de videocasetera) unos segundos y tener segundas oportunidades en alguna curva o sobrepaso complicados.

Esas 3 acciones le dan muchísimo desafío al juego. Son comandos básicos, si, pero se trata de un juego muy rápido en donde nos aparecen autos para ganar velocidad por succión y curvas para driftear todo el tiempo y salir más rápido de las curvas. El drift es similar al de los Mario Karts, pero en lugar de saltar, tenemos que soltar el acelerar > frenar > volver a acelerar.

Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun
Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun


Slipstream es un excelente juego de carreras de autos con una estética ochentosa que homenajea al OutRun

¿Qué más decir de este juego? ¡La música! Por favor, la música es realmente una obra maestra. El catálogo de canciones que no cansan, sino que invitan a escucharla por mil veces y tararearlas es del estilo Retrowave (o Retrosynth) y del mismo, sin dudas de lo mejor que he escuchado. Y lo podés jugar con amigos: admite hasta cuatro usuarios compitiendo con sus autos en la misma computadora.

Slipstream es un juego perfecto. Obviamente no es un AAA, pero es una obra maestra que ocupa un par de decenas de MB. Es una muestra de que un videojuego puede ser épico sin la obligación de que tengan que trabajar miles de personas en él o que se necesite el presupuesto de una película para hacerlo. Para esta genialidad se necesito una sola persona, talento y creatividad.

La cuestión es que por 129,99 pesos en Steam (con impuestos por ser un gasto en el exterior se va a 214,49 pesos, que sigue siendo poco) vas a poder pasar un buen rato. Hace unos meses llegó a la Xbox ($ 499 más impuestos) y a la PlayStation (9,99 dólares).

Dedicado a los que “de chiquilín, te miraba de afuera” al mueble de OutRun. Y a los más jóvenes, también.