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(FOTOS) El nuevo barrio del poder en la capital de EEUU: Kalorama

PABLO PARDO – Washington DC.

¿Qué barrio de Washington se asocia más con el poder? Probablemente, la respuesta más común será “Georgetown”. A fin de cuentas, hasta existe una expresión – “las cenas en Georgetown” – para referirse a las fiestas de los glitterati políticos de Estados Unidos. Georgetown es la única zona de la ciudad que no está conectada por el Metro, según dice la leyenda, porque sus habitantes no querían que llegaran hasta allí otros washingtonianos. Y ahí, en la calle M, está la zona de compras por excelencia de la capital de EEUU.

Pero eso… era antes. Hoy, los poderosos de Washington se concentran en un área de la que apenas se ha oído hablar fuera de la ciudad: Kalorama. Es un rincón diminuto, de apenas dos docenas de calles, en pleno centro de la ciudad, junto a los barrios de Dupont Circle, Adams Morgan (este último, con una importante población latina) y Woodley Park. Kalorama siempre había sido una de las áreas preferidas de los altos cargos de EEUU para vivir de forma discreta. Pero ahora es el escenario de una masiva concentración de celebridades políticas.

En apenas 500 metros, están Barack y Michelle Obama, Jared Kushner e Ivana Trump, Jeff Bezos (la segunda persona más rica del mundo), y Rex Tillerson, secretario de Estado y ex presidente de Exxon Mobil, la mayor petrolera de EEUU.

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Así pues, no es solo poder. Es también diversidad ideológica. Democratas y republicanos. Derecha e izquierda. Diferencias políticas abiertas, como las que hay entre los Obama y los Kushner. O diferencias más discretas pero todavía más feroces, como la del entorno de Trump – hija y yerno incluidos – y Bezos, que tiene su fortuna gracias al 16,7% del capital de Amazon, la empresa que fundó en 1994, pero que también es dueño del diario The Washington Post, uno de los medios más duros con el presidente. Y diferencias personales, porque es un secreto a voces que Tillerson y Jared Kushner tampoco se llevan bien.

– Mudanzas abruptas –

Lo que no deja de ser llamativo es que todos ellos se hayan mudado a Kalorama en menos de un año.

Los Obama empezaron viviendo de alquiler en enero en su casa del número 2.446 de la calle Belmont, donde pagaban una renta que la prensa de la capital estimaba entre 13.000 y 16.000 dólares. Pero en mayo la compraron por 8,1 millones de dólares. La vivienda, de un impresionante estilo Tudor, tiene unos 760 metros cuadrados, 9 habitaciones, y 8 baños, y se encuentra en una curva de la calle, justo al lado de la residencia del embajador de la Unión Europea, el irlandés David O’Sullivan. En la otra acera, solo hay árboles del vecino – e inmenso – Rock Creek Park. Y al lado está la residencia del embajador francés en EEUU, Gérard Araud, que tiene una relación personal excelente con el presidente de ese país, Emanuel Macron.

Los Kushner llegaron el 22 de diciembre, cuando adquirieron el chalé de estilo mediterráneo que ocupa el 2.449 de Tracy Place, a 300 metros de la casa de los Obama, por 5,5 millones. No eligieron ese sitio para pelearse con el ex presidente, sino porque el Kalorama está la sinagoga del movimiento hasídico Chabad, a la que pertenece la familia (Ivanka se convirtió al judaísmo para casarse con Jared). Poco después, Tillerson había pagado 5,6 millones por una casa de 5 habitaciones y 5 baños.

Todas esas cifras, sin embargo, palidecen frente a los 23 millones de dólares que se gastó Bezos por su casa de 2.500 metros cuadrados en diciembre. Es la vivienda más grande del Distrito de Columbia, el antiguo Museo Textil de la capital, en el número 2.320 de la calle S. La intriga que rodeó a esa operación, precisamente, refleja la peculiar mentalidad de los habitantes de Kalorama y su falta de afecto hacia estos advenedizos.

– Reacciones de los vecinos –

Bezos compró la casa sin dar a conocer su nombre, lo que desató una oleada de angustia en el vecindario, ante el temor de que el anónimo propietario del Museo lo transformara en viviendas cuyos habitantes arruinaran la paz del barrio. Porque los habitantes de estas dos docenas de calles quieran que sus paseos con árboles y sin apenas tráfico pierdan la paz.

Así que, cuando en una reunión de la Asociación de Vecinos de Kalorama se hizo público que el Museo iba a ser transformado, simplemente, en una vivienda para la persona más rica del mundo (que tiene 84.700 millones de dólares, según la agencia de noticias Bloomberg), la gente prorrumpió en aplausos. La calma del barrio estaba garantizada. Esa exclusividad es parte de Kalorama, una palabra que significa “paisaje hermoso” en griego, y que le fue dada a la zona por el poeta, diplomático y político Joel Barlow.

Aun así, algunos residentes no están contentos con los nuevos vecinos. No tanto por Obama o Bezos – dadas las simpatías demócratas del área, éstos son bien recibidos y, además, el segundo pasa la mayor parte del tiempo en Seattle –, ni por Tillerson – que se escapa a Texas siempre que puede y es bastante discreto – sino por Jared Kushner e Ivanka Trump.

En Kalorama se quejan de que, desde que llegaron, el Servicio Secreto está por todas partes, y se ha prohibido aparcar en una amplia sección de Tracy Place. Eso, más toda la caravana de coches de protección que sigue a los Kushner (ambos son oficialmente asesores del presidente), y la aparición de algunos – pocos – turistas deseosos de ver las casas de los ilustres habitantes del barrio irritan al vecindario. Por ahora, sin embargo, no pueden hacer nada. Si quieren calma, que se muden a Georgetown.