Yahoo Finanzas Lo que nadie cuenta del mercado de las licencias de taxis y VTC
Los taxistas volvieron a la huelga para que se cumpla la ley de una licencia para los nuevos operadores tipo Uber por cada 30 de taxi. Pero nadie cuenta que las licencias de taxi que salen a 500 euros se llegan a vender por 150.000 y que las asociaciones de taxistas siguen presionando para que las administraciones no den más licencias.
Los taxistas reclaman también que los CTV no puedan recoger a clientes por la calle. Por eso Fomento prepara un Real Decreto para que los coches con licencia VTC tengan que comunicar su hoja de ruta en tiempo real antes de iniciar cada trayecto, lo que conllevaría una pérdida de tiempo y de oportunidades frente a los taxis, que no tienen que rendir cuentas.
Lo innovador no tiene por qué ser opaco ni la tecnología una forma de evadir impuestos. En España hay 67.089 licencias de taxi y 5.600 licencias de VTC, con una media de 11 a 1. Y aunque los límites de 30 a 1 están establecidos por ley, en los últimos meses los tribunales han otorgado varios lotes de licencias VTC. Una situación ante la que Fomento poco puede hacer.
Parece que hacerse con una licencia VTC huele también a negocio. Si no, que se lo pregunten a los portales de Internet donde despachos de abogados de España y de fuera se ofrecen a conseguir este tipo de autorizaciones de forma rápida y cómoda. Varias de estas ofertas destacan que usan procedimientos avalados y garantizados, ofrecen facilidades de pago y financiación completa desde la solicitud hasta la entrega y, prueba del interés generado, las más destacadas suman cientos de miles de visitas.
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Las licencias Vehículos de Turismo con Conductor (VTC), con un coste administrativo de 32 euros, se revenden entre 40.000 y 65.000 euros (sin coche). Al menos ese ha sido el negocio de algunas empresas de vehículos –Business Cars Madrid SL, la más relevante –, que adquirían licencias VTC en la Comunidad de Madrid para revenderlas después a usuarios.
La unidad entre los taxistas no es tanta como nos ha mostrado esta semana en la gran manifestación ante el Congreso. Los de Madrid piden al Ayuntamiento “tarifas flexibles” con opción de precio fijo para poder competir con las empresas de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC); la asociación Élite Taxi de Barcelona ha contratado al exjuez Elpidio José Silva para que les represente en la batalla abierta contra plataformas como Uber o Cabify; y Fedetaxi ha planteado en Madrid la posibilidad de establecer tarifas fijas en todo tipo de servicios. Distintos grupos, distintos intereses.
Cabify ha respondido a la huelga de los taxistas con una subida de tarifas para los momentos de mayor demanda y los trayectos más cortos. Porque no hay que olvidar que en esta huelga (y en las anteriores los taxistas) se han olvidado de esa vocación de servicio público con la que se les llena la boca en otros momentos. La misma que se echa en falta al entrar en algunos taxis, donde a veces dan ganas de bajarse nada más tomar asiento.
Los taxistas no pueden cerrar las puertas al futuro. Las administraciones públicas deben establecer unas normas en materia de seguridad para los pasajeros, seriedad, impuestos…
El que haya pagado 150.000 euros por una licencia de taxi y quiera hacer negocio al venderla más vale que se dé prisa y tenga suerte. Las herramientas de trabajo no deberían ser una fuente de plusvalías. El modelo de negocio del taxi tradicional ha muerto. El coto ya no existe. Reinventarse o morir. Como en casi todo.
Laotracaradelamoneda
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