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¿Se acerca el fin de la globalización? No lo verás en Nueva Orleans

Barco atracado en el puerto de Nueva Orleans, en Luisiana, el 10 de enero de 2023. (Edmund D. Fountain/The New York Times).
Barco atracado en el puerto de Nueva Orleans, en Luisiana, el 10 de enero de 2023. (Edmund D. Fountain/The New York Times).

NUEVA ORLEANS — El desplome de las cadenas de suministro de la época de la pandemia incitó a especular que la globalización estaba en decadencia debido a que las empresas juraron no depender tanto de los proveedores extranjeros de bienes y servicios. Pero si Nueva Orleans sirve de ejemplo, el mundo se dirige más hacia la reestructuración de la manera en que opera el comercio global y menos hacia su retroceso.

Nueva Orleans, una puerta de acceso muy importante ubicada entre el río Misisipi y los océanos del mundo, ha sido un punto de entrada y salida de Estados Unidos desde antes de la compra de Luisiana. Ahora, esta ciudad está apostando por conservar ese puesto —e incluso optimizarlo— a medida que el mundo entra en una nueva etapa de integración global.

En Estados Unidos, el puerto de Nueva Orleans es uno de los de mayor actividad para las exportaciones de productos agrícolas como la soya y el maíz. Pero ha tenido problemas para competir por las lucrativas importaciones que se envían en barcos enormes desde Asia, lo cual se debe en parte a que esos buques no pueden pasar debajo de un puente local. Mientras se reorganizan las cadenas globales de suministro tras la pandemia, la proximidad de Nueva Orleans con México y su ubicación en el río Misisipi podrían ayudarle a convertirse en una escala importantísima para una cadena de suministro que muchas personas esperan que sea más resiliente en el futuro.

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Los directivos del puerto de Nueva Orleans le están apostando a esa transformación: en fechas recientes anunciaron su plan de invertir 1800 millones de dólares en la ampliación del puerto hacia una nueva ubicación que puede gestionar un mayor intercambio comercial y recibir barcos más grandes.

Ese optimismo sobre el futuro del comercio rompe con algunos de los peores temores de los últimos años, cuando las complicaciones en la cadena de suministro causadas por la pandemia, los confinamientos por la COVID en China y la guerra de Rusia en Ucrania sacudieron la confianza en el sistema del comercio global. Los legisladores y los directivos de las empresas juraron depender menos de China y buscar cadenas de suministro más cercanas a su país, lo que a su vez originó algunas predicciones de que el mundo se estaba encaminando hacia un periodo de “desglobalización” en el cual disolverían los lazos económicos y comerciales que en las últimas décadas han acercado a los países.

Hasta ahora, los datos económicos no muestran muchas señales de un retroceso tan fuerte. Los volúmenes del comercio mundial están aumentando con mayor lentitud, pero siguen alcanzando nuevos niveles históricos, y muchas más mercancías y divisas están cruzando las fronteras internacionales como nunca antes.

Algunas compañías están considerando, además de China, otras opciones con capacidad de manufactura, pero eso no significa necesariamente que se estén retirando de la integración global: muchas están recurriendo a países como México, la India y Vietnam. Y aunque las dificultades en la cadena de suministro causadas por la pandemia han advertido a las empresas sobre los riesgos inherentes en el actual sistema de comercio, parece que eso las está alentando a diversificar sus cadenas globales de suministro, no a desmantelarlas.

Buque de carga debajo del Crescent City Connection en el puerto de Nueva Orleans, en Luisiana, el 10 de enero de 2023. (Edmund D. Fountain/The New York Times).
Buque de carga debajo del Crescent City Connection en el puerto de Nueva Orleans, en Luisiana, el 10 de enero de 2023. (Edmund D. Fountain/The New York Times).

Las tendencias y la manera en que están respondiendo algunas instituciones, como el puerto de Nueva Orleans, subrayan que la globalización está evolucionando y no desintegrándose por completo. Parece probable que los cambios en el comercio que están en marcha ahora replanteen quién se asocia con quién y tal vez hagan que el comercio internacional sea menos eficiente y más caro. Pero el afán de lucro que ha impulsado a las empresas a buscar piezas, trabajadores y nuevos mercados en todo el mundo sigue siendo muy fuerte.

“Cuando oigo que la gente pronuncia la palabra ‘globalización’ lo que escucho es ‘reducción de costos al mínimo’”, dijo Raphael Bostic, presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, en una entrevista del 7 de enero. “En la nueva globalización no habrá esa segunda parte”.

Las autoridades estadounidenses siguen preocupadas por su dependencia de fuentes extranjeras para la obtención de bienes esenciales. El gobierno de Biden ha mantenido los aranceles elevados para los productos procedentes de China y ha puesto nuevos límites al comercio de la tecnología con ese país. Las autoridades también han adoptado el concepto conocido como “friendshoring”, que es el traslado de la producción a fábricas de países aliados. Además, han introducido subvenciones y créditos fiscales para atraer la fabricación de productos de tecnología y energías limpias a Estados Unidos.

Las autoridades estadounidenses afirman que estos cambios harán que el país sea más autosuficiente y genere más empleos, pero los economistas advierten que este nuevo modelo de comercio global plantea ciertos riesgos. Al tiempo que los países impiden que sus cadenas de suministro sufran complicaciones y amenazas geopolíticas, podrían terminar volviéndose proteccionistas y hacer que los lazos comerciales se debiliten y sean más costosos.

“Me preocupa el terreno resbaloso que implican estos modelos de comercio”, señaló este mes Gita Gopinath, primera subdirectora general del Fondo Monetario Internacional, en una entrevista.

Gopinath afirmó que la nueva era de globalización podría hacer que las empresas eligieran opciones de comercio y transporte que den prioridad a la regularidad y a las metas políticas y no al costo. Eso podría elevar los precios para los consumidores, cosa que posiblemente aceleraría más el ritmo de la inflación, que ha sido alta durante 18 meses, de lo que sería en otra circunstancia.

Otros especialistas son más optimistas sobre los cambios que se están desarrollando.

Edward Gresser, director de comercio y mercados globales en el Instituto de Políticas Progresistas y exdirector de investigación económica de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, comentó que el ascenso de una clase media en Asia, el creciente alcance del internet y del comercio electrónico y la eficiencia cada vez mayor de las redes de envío están haciendo que exista más comercio en el mundo, no menos.

Las cifras relacionadas con el comercio de bienes intermedios a nivel global —es decir, de los materiales que las empresas usan para hacer sus productos finales— indican que las cadenas globales de suministro no se han contraído de manera perceptible después de la pandemia.

Según datos de la Organización Mundial del Comercio, quitando el combustible, el cual tiende a ser más volátil, durante el segundo trimestre de 2022, el porcentaje de bienes intermedios en el comercio mundial se mantuvo constante, en aproximadamente 50 por ciento, al mismo nivel que antes de la pandemia.

Aunque es posible que estas cifras cambien más en los próximos años, demuestran que las empresas siguen buscando socios extranjeros para que les suministren las piezas que requieren, lo que brinda oportunidades económicas a lugares como Nueva Orleans.

Esta ciudad no ha podido convertirse en un destino importante para los buques de contenedores cada vez más grandes que surcan los océanos —y que casi siempre llegan a puertos como Los Ángeles, Nueva York y Savannah, Georgia— en parte debido a que los más grandes no caben debajo de un puente blanco de metal que cruza la vía navegable que está justo debajo de la zona de descarga del puerto.

Durante años, las autoridades locales y del puerto discutieron acerca de un plan para ampliar el puerto río abajo. Ahora se están poniendo en marcha: el mes pasado el gobernador de Luisiana anunció que una sociedad pública-privada entregaría el proyecto de 1800 millones de dólares para construir la nueva terminal para los contenedores en la parte baja del río Misisipi, al sur del puente. Con el fin de ayudar a financiar el proyecto, los socios piensan solicitar subvenciones financiadas por la ley de infraestructura aprobada a fines de 2021.

Los directivos del puerto apuestan a que esta ampliación ayude a la ciudad a volverse atractiva para las empresas que se han percatado de que sus cadenas de suministro son vulnerables. La saturación constante en Los Ángeles en los últimos años ha hecho que los importadores busquen otros puertos de entrada para sus productos.

Además, a medida que más empresas reorientan su producción hacia México y otros países de América Latina, es posible que Nueva Orleans se beneficie de esta cercanía.

“Hay que extender la cadena de suministro”, señaló Brandy Christian, directora general del puerto de Nueva Orleans.

Parece que los directores de empresas tienen una nueva percepción de lo vulnerables que podrían ser sus modelos de negocios en caso de futuras alteraciones geopolíticas —como un posible conflicto entre Estados Unidos y China— o complicaciones en la cadena de suministro que podrían ser consecuencia del cambio climático, explicó Eswar Prasad, profesor de Política Comercial en la Universidad de Cornell e investigador principal en la Institución Brookings.

Prasad explicó que a muchas empresas les costaba trabajo replicar en otros lugares las ventajas que tienen en China en cuanto a la manufactura. Sin embargo, aseveró que han comenzado a circular más inversiones extranjeras directas a países como la India, México y Brasil, y que es probable que esta tendencia sea más pronunciada en los próximos años.

“Parece que las empresas siguen convencidas de las ventajas de la globalización, pero lo que están tratando de hacer es reducir algunos de los riesgos”, argumentó Prasad. “Lo que en realidad estamos viendo son cambios en el modelo de la globalización más que en los volúmenes generales de movimientos financieros o comerciales a nivel global”.

© 2023 The New York Times Company