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Algunas acusaciones de agresión sexual contra McMahon ensombrecen el futuro que intenta forjarse la WWE

Vince McMahon, presidente y director ejecutivo de World Wrestling Entertainment, en Stamford, Connecticut, el 24 de enero de 2018. (Jesse Dittmar/The New York Times).
Vince McMahon, presidente y director ejecutivo de World Wrestling Entertainment, en Stamford, Connecticut, el 24 de enero de 2018. (Jesse Dittmar/The New York Times).

Cody Rhodes obtuvo la victoria el sábado por la noche en la contienda “Royal Rumble” de World Wrestling Entertainment, un evento estelar que la empresa presenta cada año y culmina con una batalla campal en la que 30 luchadores suben al cuadrilátero a darlo todo hasta que solo queda uno de ellos.

Fue un cierre rimbombante para una de las semanas más trascendentales y tumultuosas en la historia de WWE. Arrancó el martes con el anuncio de que Netflix pagará 5000 millones de dólares en la siguiente década por los derechos exclusivos al principal programa semanal de WWE, “Raw”, y que Dwayne Johnson, uno de los luchadores más famosos de WWE (conocido en el ring con el apodo “La Roca”) se incorporará al consejo de administración de su controladora, TKO Group.

Sin embargo, algo ocurrido en los días que transcurrieron entre el acuerdo con Netflix y la “Royal Rumble” hizo evidente cuánto pueden afectar en el presente los enredos legales del pasado reciente de la empresa.

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El jueves, una exempleada de WWE llamada Janel Grant presentó una demanda contra Vince McMahon, cofundador de la empresa que más adelante se convertiría en WWE y presidente ejecutivo del consejo de TKO Group. La demanda, en que acusa a McMahon de agresión y tráfico sexual, incluye a WWE entre los demandados, además de algunos funcionarios corporativos de WWE no identificados por nombre, por estar al tanto de sus acusaciones contra McMahon. Aunque McMahon afirmó que la demanda, presentada ante el tribunal federal para el distrito de Connecticut, es “una distorsión vengativa de la verdad”, renunció el viernes a su cargo en el consejo de TKO.

McMahon, de 78 años, es la figura más influyente en la historia de la lucha profesional. No solo fundó, junto con su esposa Linda, la empresa que más adelante se convirtió en WWE, ni tampoco es un simple funcionario corporativo. A McMahon se le considera el principal responsable de haber transformado la lucha de un producto poco popular de entretenimiento regional a un espectáculo televisado en todo el mundo.

Además, se subió al cuadrilátero durante varias décadas y es igual de famoso que luchadores como “La Roca” y Steve Austin, alias “Stone Cold”. En los años noventa, adoptó un alter ego arrogante y autoritario que les gritaba a los luchadores, y era el luchador estelar en los enfrentamientos de pago por evento. Ya entrada esta década, McMahon seguía teniendo control sobre la dirección creativa de WWE.

Vince McMahon, presidente y director ejecutivo de World Wrestling Entertainment, en Stamford, Connecticut, el 24 de enero de 2018. (Jesse Dittmar/The New York Times).
Vince McMahon, presidente y director ejecutivo de World Wrestling Entertainment, en Stamford, Connecticut, el 24 de enero de 2018. (Jesse Dittmar/The New York Times).

No obstante, prácticamente todo ese tiempo McMahon ha sido blanco de acusaciones de conducta sexual indebida, que ha negado en repetidas ocasiones en público. En 1992, por ejemplo, Rita Chatterton, que trabajó como réferi de lucha, aseveró en el programa de entrevistas “Geraldo” que McMahon la violó en 1986 (McMahon y Chatterton llegaron a un acuerdo en 2022, según la publicación The Wall Street Journal).

Por su parte, WWE construyó su marca en torno al trato sexualizado de las mujeres. En 2003, la empresa lanzó “WWE Diva Search”, una competencia para encontrar artistas femeninas que lucharan en algunas ocasiones. La apariencia física y el uso de camisetas escotadas eran requisitos explícitos en la convocatoria. McMahon también grabó promociones ficticias con su hija de la vida real, Stephanie McMahon, que también era luchadora y ejecutiva de WWE desde hacía tiempo, en las que el personaje de Stephanie McMahon hacía acusaciones lascivas sobre el carácter de su padre.

“Siempre que yo salía con alguno de tus socios de negocios, aunque tenía 17 años, ¿crees que no me decían lo que les habías prometido que haría?”, le preguntó Stephanie McMahon en una de las promociones, que se transmitían en televisión durante los combates.

Incluso después de varias acusaciones de conducta sexual indebida contra Vince McMahon, la empresa siguió prosperando. Pero en 2022, cuando The Wall Street Journal comenzó a publicar artículos sobre su larga historia de acuerdos legales con mujeres, un comité especial del consejo de administración de WWE contrató a un despacho jurídico al que le encomendó realizar una investigación de las supuestas acusaciones contra McMahon.

Aunque los hallazgos de esa investigación no se han dado a conocer, en un documento financiero de WWE presentado en 2022 consta que McMahon efectuó pagos por 14,6 millones de dólares, por lo menos, a mujeres que lo acusaron de conductas indebidas entre 2006 y 2022, y que esos pagos deberían haberse registrado como gastos empresariales.

McMahon renunció a su cargo como director ejecutivo y presidente de WWE durante la investigación. No obstante, se mantuvo como el mayor accionista de la empresa; a principios de 2023, planeó eliminar a tres integrantes del consejo de administración y, luego, designarse a él mismo y a dos aliados para remplazarlos, y así asumir el control del consejo.

Unos días después, Stephanie McMahon renunció a su cargo de codirectora ejecutiva de WWE y a su asiento en el consejo.

Vince McMahon puso WWE a la venta y el coloso del entretenimiento Endeavor, encabezado por la influyente personalidad de Hollywood Ari Emanuel, convino en comprarlo. Endeavor fusionó WWE con otra empresa de su propiedad, Ultimate Fighting Championship, en una nueva empresa llamada TKO Group. McMahon se convirtió en presidente del consejo de administración de TKO Group y conservó una participación minoritaria en la empresa, pero sin ningún cargo formal en WWE.

Los ejecutivos de Endeavor indicaron que comprendían el riesgo de comprar WWE y tener a McMahon como presidente ejecutivo de TKO Group. En un documento financiero presentado en agosto de 2023, antes de la suscripción del contrato, WWE reveló que, en julio, agentes federales le habían entregado a McMahon una orden de cateo y una citación para comparecer ante un gran jurado.

En los estados financieros trimestrales de TKO Group correspondientes a noviembre, se mencionó en varias ocasiones a McMahon y su conducta, considerados posibles riesgos para la nueva empresa.

Según los estados financieros de TKO Group, McMahon es propietario de un poco más de 20 millones de acciones en la empresa, que al precio actual tienen un valor aproximado de 1770 millones de dólares. Además, obtuvo alrededor de 640 millones de dólares por la venta de otras acciones en noviembre.

Representantes de WWE y TKO Group se negaron a hacer comentarios para este artículo. Después de que Grant presentó su demanda el jueves pasado, TKO Group dio a conocer un comunicado en el que afirma que “toman con gran seriedad las terribles acusaciones de Grant y ya están manejando el asunto al interior de la empresa” y enfatiza que McMahon no participa en las operaciones cotidianas de WWE.

El sábado, en una conferencia de prensa tras la conclusión de la “Royal Rumble”, se le preguntó en varias ocasiones a Paul Levesque, director de contenido en WWE, su opinión sobre la demanda. Respondió que no la había leído y no quería hablar de ella. “Esta es una semana increíble para nosotros y, en este momento, ni siquiera quiero saber de los aspectos negativos de eso”, señaló Levesque.

c.2024 The New York Times Company