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Ascenso y caída de Theranos. Condenan a la última estrella de Silicon Valley

El 3 de enero, después de siete días de deliberación, un jurado de 12 miembros de Silicon Valley consideró a Elizabeth Holmes, la empresaria detrás de la startup dedicada a estudios de sangre, culpable de cuatro cargos de engaño fraudulento a inversores. Cada cargo conlleva un período de hasta veinte años en prisión; no se ha fijado fecha para que el juez dicte su sentencia. Fue absuelta de cuatro cargos de engaños a pacientes y médicos; en otros tres cargos el jurado quedó trabado. El veredicto, contra el que se prevé que apelarán los abogados de Holmes, marca el colapso de una carrera que hechizó a los medios, políticos e inversores.

Luego de abandonar los estudios en la Universidad de Stanford en 2003 a la edad de 19 años, Holmes fundó Theranos para desarrollar un avance radical en la tecnología de estudios de sangre que esperaba que permitiría que se realicen cientos de pruebas usando una diminuta gota de sangre en vez de un tubo de ensayo completo. La tentadora visión prometía hacer que el cuidado de la salud fuera más efectivo y eficiente.

Lamentablemente Holmes no pudo lograrlo. Al votar condenarla por cuatro cargos, el jurado concluyó que, consciente del fracaso de su compañía, Holmes mintió intencionalmente sobre sus perspectivas y capacidades y por ello atravesó la frontera entre la promoción y el fraude deliberado, cosa que ella explícitamente negó en su propio testimonio.

En muchos sentidos Theranos difería muy poco de muchas startups en ascenso. Reunió más de US$1000 millones, alcanzó una valuación teórica extravagante (en su caso US$9000 millones) antes de hundirse sin llegar a cotizar en bolsa y desintegrarse en un vasto cementerio de ideas irrealizables.

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Lo común es que los ejecutivos que están detrás de tales emprendimientos son rápidamente olvidados. El camino de Holmes difirió al menos en parte porque aunque los productos de su compañía fallaron, su presencia y su historia resultaron inusualmente llamativas.

Al construir Theranos, Holmes reunió una colección llamativa de acólitos. En su directorio había varios ex secretarios de Estado y de Defensa. Cuando era vicepresidente Joe Biden dijo que Theranos era “el laboratorio del futuro” y que Holmes era “una inspiración”. El impactante fracaso de la compañía sugiere que sus famosos servidores se habían dejado engañar meramente por el ruido.

La prensa de la moda estaba impactada por la capacidad de Holmes de presentarse. Se decía que las remeras negras de mangas largas y cuello alto al estilo de Steve Jobs que usaba en el trabajo reflejaba autoridad. Las camisas y blusas de cuello abierto incluso durante el juicio fueron una señal de buscar mostrarse vulnerable, lo que se vio aumentado por la bolsa con artículos de bebé que llevaba la corte, que indicaba el jurado los costos de una potencial condena a prisión para una madre joven y su bebé (que nació en julio). Reporteros y curiosos esperaban horas para ocupar un asiento en la sala del juicio atestada.

La estrategia de la defensa

La defensa de Holmes siguió dos orientaciones claras. La más obvia se basó en el argumento de la ingenuidad. Puede haberse equivocado respecto de las perspectivas de Theranos, según este argumento, pero eso no es un crimen. Se supone que los inversores en startups son gente sofisticada, dispuesta a apostar en base a un entendimiento profundo con la expectativa de una gran ganancia, entendiendo que esas apuestas a largo plazo pueden fallar.

El argumento de los fiscales se basó primordialmente en las presentaciones que Holmes hizo a los inversores. En sus encuentros con los fondos de inversión, Holmes parecía exagerar las ventas potenciales y anunciar apoyos inexistentes para Theranos de parte de las Fuerzas Armadas y de grandes compañías farmacéuticas.

El único pedido sustancial que hicieron los miembros del jurado durante su deliberación fue volver a escuchar una presentación que había sido grabada, lo que sugirió que estaban analizando precisamente que es lo que le había dicho a quienes la respaldaron.

Atenuantes personales

La segunda línea de argumentación de Holmes, llamada la defensa Svengali, fue particularmente atractiva para Hollywood, pero su impacto en el jurado no fue claro. En el juicio sostuvo que fue abusada sexual y emocionalmente y manipulada por Ramesh “Sunny” Balwani, su exsocio y exjefe operativo de Theranos. Sus abogados sostuvieron que por esta razón no se la podía considerar responsable de sus acciones.

Balwani ha negado fuertemente todas estas afirmaciones. Su propio juicio por acusaciones de fraude comenzará el mes siguiente, lo que asegura que la saga de Theranos no terminará pronto. E incluso cuando se dicte la última sentencia habrá más por delante.

Previo al veredicto, la cadena de streaming Hulu difundió fotos de una futura miniserie con la historia de Holmes, con Amanda Seyfried como estrella. Puede ser que Holmes termine yendo a prisión, pero no desaparecerá del candelero.