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Ataque de nervios en Punta del Este y Rosario en medio de una peligrosa lluvia de pesos

Dólares y pesos, siempre en pugna en la Argentina
Dólares y pesos, siempre en pugna en la Argentina

Todavía no se habían levantado las copas para celebrar el Año Nuevo. Pero los nervios inundaban ya a argentinos en Punta del Este y Rosario, por cuestiones distintas, y a industriales y financistas por igual. Fue entonces que el Gobierno encontró en un fallo adverso de la Corte Suprema su novela del verano. Es un relato fructífero para aunar al desmembrado oficialismo, pero con un impacto negativo sobre la confianza que necesita recrear Sergio Massa. A diferencia de la negativa a una candidatura esgrimida por motivos familiares en los últimos meses, en los pasillos del Ministerio de Economía ya hablan de una campaña desde abril. Es el mismo mes para el que el ministro prometió una baja de la inflación.

La sala del Hotel Enjoy Punta del Este Casino & Resort (el ex Conrad) estaba repleta. Había unas 250 personas a las 19 de un 29 de diciembre. Un éxito de convocatoria para un tema árido, pero que impacta en los bolsillos. Además, conectados por Zoom, escuchaban unas 500 personas más. El tributarista César Litvin había sido invitado para explicar los alcances del intercambio de información financiera automático entre la Argentina y los Estados Unidos, que comenzó a regir desde el 1° de enero, según ratificó en las últimas horas el Departamento de Estado del país que gobierna Joe Biden.

Uruguay se convirtió en un refugio fiscal –político y económico- de muchos argentinos con capitales. El encuentro se extendió tanto que dejó poco espacio para las consultas a los muchos argentinos presentes. Pero algunas llegaron: la vigencia (desde 2023, con un primer intercambio en septiembre de 2024), los datos intercambiados (el titular de la cuenta y no beneficiarios finales, como con la OCDE) y, lo que más interés demandó, la situación de aquellos argentinos que cruzaron el charco, cambiaron su residencia fiscal, y tienen cuentas en EE.UU. Muchos se habían olvidado de avisar ese cambio de residencia a los bancos estadounidenses. En ese caso, quedaban –les dijo Litvin- a tiro de la AFIP.

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El tributarista mencionó además el proyecto de blanqueo, que ingresará en extraordinarias. Al no existir “palo” –dado que en 2024 habrá otro Gobierno-, la “zanahoria” está en que las alícuotas elegidas por Economía son extremadamente bajas. La tasa efectiva, además, se reduce a la mitad al tomar tipo de cambio oficial. Pero dio una doble alerta. “Será un festival de extorsiones”, dijo sobre la figura del colaborador. Además, advirtió al público que esa exteriorización no “limpia” el llamado impuesto a la riqueza. Esto quiere decir que quien decida entrar al blanqueo con una cuenta no declarada y hubiese tenido que pagar el aporte solidario y extraordinario tendría que actualizar ese pago por única vez.

Mientras en la ciudad esteña sonaban las sirenas de fin de año, en Rosario otro conflicto amenazaba con paralizar parte de la industria. La carta del 30 de diciembre fue dirigida a Raquel Cecilia Kismer de Olmos, la ministra de Trabajo. Esgrimía la “preocupación” existente por el salvaje paro –debido al despido de trabajadores a cargo de los muelles 1 y 2- que lleva adelante el SUPA en el Puerto de Rosario. La firmaron Daniel Funes de Rioja y Miguel Rodríguez, los hombres fuertes de la Unión Industrial Argentina (UIA), quienes pedían que el servicio fuera calificado como “esencial” con urgencia.

La entidad afirmó que la paralización, que ya llevaba entonces cerca de un mes, afectaba “gravemente” a la industria. Se advertía además sobre el abastecimiento del mercado interno y se mencionaba entonces el impacto en los insumos difundidos, productos perecederos e incluso críticos de sectores fundamentales, como el alimenticio y el farmacéutico. Dos días antes de enviada la carta, Trabajo había dictado una conciliación, que fue ignorada por el gremio.

Sin respuesta de Olmos, la UIA informó ayer que se mantiene inmovilizada la carga de más de 1000 contenedores en Rosario. Al abastecimiento interno de productos -para ver si mejora la suerte del reclamo empresario- sumó el impacto en el ingreso de divisas al país que puede provocar la paralización de la carga y descarga. En la propia entidad dicen que no sólo el sindicato está duro. También la pata empresaria, que no acepta incorporar a cinco delegados. “General Motors tiene 71 contenedores. Si no los saca, no empieza la producción cuando termine la próxima semana de vacaciones”, contaron. Hay contenedores con insumos perecederos bajo el sol, con refrigeración, pero con el riesgo de que queden inutilizables.

Será difícil para cualquier empresario cumplir, por caso, con el programa Precios Justos, sin atención a esos conflictos, más allá de las fiscalizaciones. Por caso, se hicieron 300 en Supermercados Día. En los pasillos oficiales, cuentan que esa empresa no cumplió con el acuerdo. “Se comió una clausura del 25% de sus locales y $600 millones de multa”, exageraron. En el sector dicen que sólo fueron tres. Las fuentes oficiales agregaron otra amenaza que se extienda a todos: ya comenzaron el proceso para dejarlos afuera del acceso a las importaciones (SIRA). Esta última es una cuestión que afectó esta semana a los químicos, insumos de medicamentos, bebidas y champús, entre otros productos industriales.

La postal de Rosario probablemente ahuyente aún más a los inversores en la economía real. El amague de Alberto Fernández con no cumplir el fallo de la Corte a favor de la Ciudad de Buenos Aires fue probablemente una bomba para la escasa confianza que genera el kirchnerismo, sobre todo, para el blanqueo que propone Massa. El ministro, en cambio, se dice a sí mismo que son temas transversales que no se cruzan. Pero no por nada al blanqueo que abrió Néstor Kirchner en 2009 ingresaron US$4300 millones y a aquel con Cedines, US$900 millones. Al de Macri, en cambio, US$116.000 millones.

El Presidente dijo luego que cumpliría el fallo de la Corte con bonos. Horacio Rodríguez Larreta no aceptó y amplió la denuncia por incumplimiento. Massa ofreció una solución, por ahora, informal. Pedir la baja de impuestos a los ingresos brutos (8%) a las Leliq y de 1,2% de sellos a las tarjetas en territorio porteño. Con esa reducción, el ministro modificaría una ley de 2016 de Alfonso Prat-Gay para crear un impuesto nacional a las Leliq y subir las tasas al juego online sin afectar el costo de financiamiento estatal. Esos fondos se usarían para pagar a la Ciudad y se agregarían más del Tesoro, contaron. En el gobierno porteño señalaron que no hubo propuesta formal a la que responder y que esa solución choca con la denuncia que el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, hizo a la Ciudad, cuando en 2020 subió el impuesto a los bancos.

La bola de pesos

Estas turbulencias, además de la estacionalidad y la inflación, movieron al dólar blue en los últimos días. Sólo un aviso. En ese escenario, Massa impulsó un canje de deuda en pesos. Con la sequía (de agua y dólares), ese pasivo es probablemente su gran desafío durante 2023 para evitar cimbronazos cambiarios durante las elecciones. El ministro postergó el 66% de la deuda que le vencía en el primer trimestre. Sin embargo, según Aurum, la aceptación de privados fue baja (33%). “De 1,5 billones de deuda en poder de privados que vencían entre enero y marzo se canjearon sólo $500.000 millones″, estimaron.

Además, los plazos no logran saltar el período caliente de elecciones. Los vencimientos entre abril y septiembre crecieron tras el canje. La desconfianza es tal que el stock de bonos duales (cobertura contra devaluación o salto inflacionario, lo que le convenga al inversor) sigue aumentado y llega ya a los $30.000 millones emitidos, según datos de Delphos Investment. Los nervios prometen incrementarse en campaña, lo mismo que la bola de pesos a futuro.

Por ahora, los dólares libres se mantienen con cierta calma. Sin embargo, el stock de pesos -su motor- aumentó. “Durante 2022, el Banco Central emitió pesos por un total de US$23.000 millones para financiar o salvar al Tesoro. Casi cuatro veces más de lo acordado con el FMI. Esto no lo pueden tapar con trucos contables; una inflación peligrosamente cerca del 100% los deja en evidencia”, denunció Alfonso Prat-Gay. La baja denominación con alta inflación también es un problema. Bloomberg Línea contó en estos días que la cantidad de billetes en la calle superó los 8000 millones de unidades (8064,6 millones). De los seis billetes en circulación, sólo dos superan el valor de un dólar ($500 y $1000). La consultora 1816 estimó una emisión para el año que comienza de $6,5 billones (un 130% de la base monetaria actual).

Con estas señales oficiales, se hace cuesta arriba lograr una baja constante de la inflación. Todos buscan coberturas (el dólar o un sobreestock), algo así como su posibilidad de refugio en Uruguay. La semana que viene se conocerá si diciembre, como cree Massa, será similar al 4,9% de junio. “A Rubinstein le da 5%”, informaron. Pero, en el Palacio de Hacienda preocupa más el dato de enero. El 22 de febrero habrá además novedades sobre el cumplimiento del acuerdo con el Fondo en el año. Hay fe de que, con esa foto, el ministro de Economía podrá morigerar la desconfianza en medio del equilibrio inestable de la economía, con un año electoral por delante y con el kirchnerismo bombardeando a la Justicia.