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Blockchain e IA: en busca de la réplica tecnológica del cerebro humano

Qubic es una blockchain que abre un camino nuevo hacia la Inteligencia Artificial. Dentro de Qubic, dice el experto de Qbitia, lo que le diferencia del resto es que el sistema de consenso está basado en quorum y esto es radicalmente distinto a otras blockchain o activos digitales como Bitcoin o Ethereum, porque nos garantiza la finalidad instantánea de las transacciones. Con Bitcoin hacemos la transacción y tenemos que esperar a que se confirme varias veces mientras que con Qubic hacemos la transacción y una vez entra por el quorum, tiene finalidad lo que no da posibilidad a que haya reorganización de bloques, que no se ejecute o que haya episodios como los que hemos tenido en Ethereum en algún momento. Aparte de esto, se ejecuta en una parte de los ordenadores que es muy rápida.

Con esto sobre la mesa ¿por qué se mete sobre la ecuación a la Inteligencia Artificial? Alberto Fernández asegura que tiene una aplicación distinta que se llegó a plantear en 2012 cuando la IA no estaba en el nivel en el que estaba ahora. “Y el sentido que tiene es que si ponemos una IA que no necesita un ordenador muy potente y distribuimos el potencial del cálculo en mineros de todo el mundo, podemos lograr que en el futuro se haga uso de toda la IA sin que dependa de un único ente. ¡Imagina que todos los mineros estuvieran creando redes neuronales artificiales en beneficio de todos los usuarios de la red, es una convergencia absoluta entre las dos tecnologías!”.

Pero ¿es posible una IA descentralizada? Bajo la perspectiva del neurocientífico, el cerebro no parece descentralizado tal y como vivimos, pero su funcionamiento es totalmente descentralizado “donde no hay una neurona que sea el CEO del cerebro. Todas las neuronas tienen interconexión y el intento de la IA de replicar un órgano como el cerebro tiene mucho sentido. No sabemos hasta dónde puede llegar, ni qué IA se logrará pero si logras una base, es un mapa de trabajo muy sólido porque desde ahí aprende el cerebro y tiene mucho sentido”.

Si bien es cierto, dice este experto, que queda mucho por desarrollar pero en las habilidades particulares del cerebro humano “la IA ya nos ha superado. En los años 1950 se decía que ningún ordenador traduciría textos, que no nos ganaría al ajedrez, que no podía crear música o reconocer rostros….Cuando es capaz de replicar tantas habilidades individuales, sospechamos que el reto de crear algo diferente con aprendizajes hay que recorrerlo. Si no, nos estaremos perdiendo un gran potencial”.

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En el caso concreto de Qubic, en la red hay 420.000 mineros que son CPUs que están creando estructuras de redes neuronales que son simples. En un proyecto de investigación que está llevando a cabo, los mineros encuentran soluciones, los envía a unos validadores  - que es una red global de 676 validadores – que califican e incluso en una capa superior se podría hacer uso de las redes neuronales artificiales para poder entrenarlas y poder crear tus propias aplicaciones de la IA. En este sentido, Alberto Fernández reconoce que en el futuro “se podrá usar Qubic para cualquier tipo de vertical que puedas tener: le puedes dar los datos de tu empresa y aplicar la IA para que muestre fallos en el modelo de negocio, ventas o contabilidad o puedo pasar toda la documentación de creación de chis y decirle que me lo mejore la velocidad de computación por 10. Aun queda tiempo para llegar ahí”.

En este sentido, José Sánchez reconoce que el proceso se ha dado en base a la adaptación rápida a las circunstancias del ambiente. “Si soy capaz de aprender de los estímulos, la velocidad del cálculo del sistema nervioso aumente. También de forma muy descentralizada nos hemos construido en grupos comparados con otros primates. Hay muchas similitudes y replica la propia vida. Eso lo hace extremadamente interesante porque tiene características de adaptación, potencial de cálculo y descentralización”.

Si se pudiera hacer una hoja de ruta, es un gran misterio porque “es posible que en algún momento la IA pueda tener consciencia de sí misma, memorizar quién es y qué ha hecho y en base a eso tener mayor aprendizaje. Esa sería una mínima señal de aprendizaje”, dice Sánchez.

Para lograr un desarrollo de esta tecnología, ambos expertos reconocen la necesidad de que estar personas, empresas y países porque de ello dependerá que el resultado sea global. “Ahora sabemos lo que piensan las máquinas y podemos adecuar el lenguaje pero en un futuro no hará falta y la IA estará en todos los ámbitos de nuestra vida así que cuanto antes nos habituemos será lo mejor para todos”, dice el experto de Qbitia.

En este sentido, el mayor riesgo es que el acceso a esta tecnología se limite  y haya una diferencia poblacional importante de gente que tiene o no acceso. “Su buen uso nos puede llevar a que dentro de diez años podamos tener una época de mayor bienestar”.