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Nueva carta. Stiglitz, Piketty y otros 70 intelectuales reiteraron su apoyo al país en la renegociación de la deuda

Los economistas Joseph Stiglitz, mentor del ministro de Economía, Martín Guzmán, y Thomas Piketty, autor de uno de los libros más vendidos sobre economía de los últimos tiempos, El capital en el siglo XXI, firmaron una carta junto a otros 70 intelectuales y especialistas en la que llamaron a apoyar a la Argentina en el canje de la deuda. A su vez, criticaron la postura de los acreedores en cuanto a su intención de aplicar un marco legal anterior al estándar actual, consensuado por el FMI, el G20 y un grupo de trabajo del Tesoro de los Estados Unidos.

"Los acreedores soberanos no deben reescribir las reglas durante la pandemia", se titula la misiva, publicada en el sitio Project Syndicate y firmada por otros profesionales reconocidos del mundo de la economía y de las finanzas, como François Bourguignon, execonomista jefe del Banco Mundial, y Nelson Barbosa, exministro de Hacienda de Brasil.

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"Si Argentina accediera a las demandas de un grupo de acreedores holdout [en referencia a los grupos Ad Hoc y Exchange, quienes ayer rechazaron la propuesta de la Argentina, aunque no cerraron la puerta a las negociaciones] crearía un precedente desastroso que retrasaría en más de una década el desarrollo de la arquitectura legal internacional para la deuda soberana. Más de 70 economistas y académicos instan a la comunidad internacional a rechazar este comportamiento irresponsable", resalta el texto.

Menciona que, a raíz de la crisis por el coronavirus, habrá varias economías que necesitarán reestructurar su deuda soberana. "En las circunstancias causadas por la pandemia, las obligaciones de pago de muchos países podrían tener consecuencias sociales devastadoras si no se ajustan", dicen los firmantes.

A su juicio, los países más pobres y endeudados enfrenten a los acreedores privados sin un mecanismo global de reestructuración de la deuda soberana, algo así como un régimen de bancarrota para las economías del mundo. "En ausencia de dicho marco, solicitado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y defendido por muchos expertos y partes interesadas, ha habido algunas innovaciones constructivas en los enfoques contractuales de la deuda soberana. Estos abordan al menos algunos de los problemas de acción colectiva de la reestructuración, incluido el comportamiento oportunista de los holdouts", dice el texto.

Luego, se refiere a las cláusulas de acción colectiva (CAC), que permiten que avance una reestructuración que sea aprobada por una gran mayoría del conjunto de acreedores. "Este progreso refleja la reacción comprensible al litigio de los 'fondos buitre' contra Argentina en Nueva York, que amenazó con una reestructuración ya viable apoyada por la mayoría de los acreedores de la nación", sigue el documento.

En las negociaciones que está llevando adelante la Argentina, un grupo de acreedores propuso ir hacia atrás y está presionando a la Argentina a eliminar esta herramienta en el futuro

En las negociaciones que está llevando adelante la Argentina, un grupo de acreedores propuso ir hacia atrás y está presionando a la Argentina a eliminar esta herramienta en el futuro, dice la misiva. Se refiere pedidos para que todos los bonos nuevos que la Argentina emita para el canje estén regidos por las CAC de 2005 y 2010 y dejen de lado las cláusulas que comenzaron a correr a partir de 2014 más beneficiosas para los países endeudados.

Destacaron que el nuevo estándar de las CAC fue desarrollado a través de un grupo de trabajo del Tesoro de los Estados Unidos y evaluado favorablemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2014. Además, fue respaldado por el G20 como un elemento indispensable de la arquitectura financiera internacional para la deuda soberana.

En caso de que el reclamo del grupo Ad Hoc avance, "sería un precedente desastroso que echaría para atrás a más de una década de desarrollo de la arquitectura legal internacional para la deuda soberana", argumentan los intelectuales.

"Creemos firmemente que la comunidad internacional debe presionar a estos acreedores para que retiren la demanda y apoyen a la Argentina para rechazarla", dice el escrito.

El texto termina con un llamado a la Argentina y a sus acreedores a utilizar la reestructuración de la deuda soberana como una oportunidad para colocar todas las obligaciones soberanas a los acreedores privados (incluidas las del período anterior) "bajo el nuevo régimen de las CAC". Concluye: "Este marco se ha ganado con razón el apoyo de todas las partes interesadas responsables, incluso aquellos que buscan una solución más integral a largo plazo".

Cabe recordar que los grupos Ad Hoc y Exchange le bajaron el pulgar a la última oferta de canje de la deuda del Gobierno, aunque dijeron que es "un paso en la dirección correcta" y pidieron negociar cambios para llegar a una "reestructuración consensuada" que logre curar el último default y permita el regreso del país a los mercados de crédito.

La última oferta de ambos grupos no quedó tan lejos del Gobierno: redunda en un valor presente promedio de US$57,6, contra los US$53,5 del último esquema oficial. Sin embargo, también existe una diferencia sobre el lenguaje legal del contrato de los nuevos bonos, o indenture.

El Gobierno ofrece que cada familia de bonos, los bonos "K" de los canjes 2005 y 2010, y los bonos "M" del gobierno de Mauricio Macri mantengan su contrato o indenture tal como están ahora. Pero a los inversores les cayó mal que la manera en la cual la Argentina interpretó las cláusulas de acción colectiva, o CAC, de los bonos emitidos durante el gobierno de Macri, y pidieron cambios que el Gobierno rechazó de plano.