Chile pregunta qué viene después del neoliberalismo: Eduardo Porter

(Bloomberg) -- ¿Qué está pasando con el neoliberalismo?

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Su antiguo paladín, Estados Unidos, parece estar distanciándose de su mantra de libre mercado, adornando su política climática con golosinas proteccionistas mientras desmantela la OMC en favor de lo que el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, llama un “nuevo consenso” sobre una “estrategia industrial y de innovación moderna”.

Pero la batalla más encarnizada sobre el marco ideológico que se impuso en la década de 1980 como paradigma dominante en el mundo —el llamado Consenso de Washington— se está librando a miles de kilómetros al sur de Washington, en Chile.

Durante la década de 1970, economistas chilenos formados por Milton Friedman y correligionarios de la Universidad de Chicago lanzaron el que quizás ha sido el experimento más radical que haya conocido la economía moderna, cediendo vastas extensiones de la política económica y social a los mercados como una cuestión de principios programáticos. Ahora, Chile está siendo consumido por un conflicto profundo y a menudo violento sobre esas políticas, que a pesar de generar una larga racha de relativa prosperidad dejaron languidecer a gran parte de su población.

Para muchos países en desarrollo, las luchas internas de Chile pueden ser más importantes que las maniobras de Washington, ya que influyen en los debates sobre el papel de los mercados en toda América Latina y más allá. La batalla ya se ha extendido por cuatro años y su resultado sigue siendo difícil de predecir.

En 2019, semanas después de que su multimillonario presidente, Sebastián Piñera, diera una vuelta triunfal llamando a Chile un “verdadero oasis” dentro de una América Latina convulsionada, el país estalló. Los chilenos salieron a las calles clamando contra la avaricia empresarial. Dos años más tarde, eligieron a un agitador de izquierdas de 35 años, Gabriel Boric, para sustituir a Piñera al frente del país.

Una convención elegida y fuertemente inclinada a la izquierda redactó una nueva Constitución que creaba cientos de derechos garantizados por el Estado (a la vivienda, educación, salud, tiempo libre, educación sexual, asesoría legal gratuita, comida culturalmente relevante...) Boric había prometido que “si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”.

Y sin embargo, parece que los chilenos cambiaron de opinión. El año pasado, rechazaron las propuestas utópicas elaboradas por los rebeldes. La semana pasada, votaron por otro consejo para dar otra oportunidad a la reforma constitucional. Esta vez se la dieron a la derecha. El 7 de mayo, José Antonio Kast, el candidato de la derecha al que Boric había derrotado en la carrera presidencial dos años antes, celebró la mayoría de su partido declarando la victoria sobre “esa izquierda radical que amenazaba con refundarlo todo”.