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Contener a los que curan. Un grupo de ONG ayuda al personal de salud que lucha contra el Covid

Evangelina Ricci es voluntaria de una OGN que da contención espiritual al personal de salud
Rodrigo Néspolo

Los viernes por la tarde suelen ser días complicados para Sandra di Stasio, jefa de la División Quirúrgica del Hospital General de Agudos Dr. Juan A. Fernández, de 56 años. Desde que empezó la pandemia, fue nombrada en ese cargo, ya que la jefa anterior se dispensó por ser paciente de riesgo. Y el equilibrio entre la vida personal y laboral directamente desapareció. La médica es parte de la trinchera de personal de salud que lucha en primera línea contra el Covid-19. Esto significa, vivir al pie de un volcán, donde las emociones, la angustia y la desesperanza desbordan continuamente. Sin embargo, no puede bajar los brazos. Pero si es viernes, implica que, aunque esté agotada, algo bueno está por pasar: la va a llamar Inés, la voluntaria de voz calma a quien no conoce personalmente, pero sabe que la puede escuchar, calmar y ayudar a reenfocarse para seguir.

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Inés Ordoñez de Lanús es la fundadora del Centro Santa María, que desde hace 50 años ofrece acompañamiento espiritual. Además, es una de las 120 voluntarias que ponen el hombro y el oído para apoyar al personal de salud, cuando sienten que no tienen más fuerzas. No son los únicos. También desde la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires se ofrece un servicio gratuito para asistir a los médicos que se sienten agotados a un año y medio del comienzo de la pandemia. Y también desde el Observatorio Social, una organización sin fines de lucro, se organizan grupos de acompañamiento vía Zoom para médicos durante la crisis sanitaria.

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“Yo recibí la ayuda durante todo el año pasado, que fue el momento de mayor angustia. No sabíamos nada. En el hospital, me cruzaba con colegas llorando. O que me decían que tenían pesadillas o que no habían podido dormir. Otros compañeros alquilaban un departamento para no volver a sus casas. Todos vivíamos con miedo de contagiar a la familia. No sabíamos cómo cuidarnos y eso daba mucha angustia. Pero entonces, yo sabía que el viernes entre las 18 y las 19 recibía ese llamado, de una persona llena de paz y lo estaba esperando para poder cerrar la semana”, cuenta Carlos Damin, jefe de Toxicología y miembro del Comité de Crisis del Fernández. “Mi tarea principal en la pandemia es en el departamento de urgencia”, detalla

“La gente cree que los médicos somos omnipotentes. Y no es así. No somos héroes. Curamos a veces, cuando se puede. Pero acompañamos y escuchamos siempre. Y es una experiencia completamente nueva estar en esa situación, del otro lado de la relación. En un momento tan difícil, fue un mimo al alma”, completa Damín.

La evolución de la pandemia

Redescubrir el sentido

Cuando empezó la pandemia, Ordoñez decidió armar un sitio para ayudar a las personas en los ritos de despedida. Y las consultas se multiplicaron. Entonces, pensó en organizar un programa de escucha para médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud que, justamente, trabajan en la primera línea de lucha contra el nuevo coronavirus. Una trinchera que exige mucho y ofrece poco y que a más de uno hace dudar sobre el sentido de la vocación. Fue entonces cuando la convocaron desde el gobierno porteño, para sumarse a un grupo en el que había diferentes religiones y organizaciones no confesionales de la sociedad civil, dispuestas a prestar su apoyo al personal de la salud, en principio a los que estaban atravesando la enfermedad. Pero después, se amplió a todos aquellos que quisieran y necesitaran esa contención, que no es religiosa, sino espiritual, aclara Ordoñez.

Muchos de los médicos de los comités de crisis de los hospitales aceptaron esos llamados. “Esos diálogos me sirvieron para enfocarme, cuidar mi individualidad y mi familia, sentir que no estamos solos y recobrar el sentido de la vocación”, afirma Di Stasio.

La tarea empezó de a poco y con el correr del tiempo, cada vez más hospitales se sumaron. “Desde el gobierno porteño nos pasan los teléfonos de los médicos que expresaron que necesitan algún soporte y nosotros los llamamos. Muchos están tan agotados y angustiados por lo que enfrentan, que sienten que perdieron la vocación. O no quieren flaquear en sus casas, con sus familias. Están muy recargados, con miedos y temores. Están hace mucho tiempo con un estrés sostenido. Nuestro soporte es que vuelvan a descubrir que tiene sentido lo que hacen. No importa si es cristiano o ateo. Al principio, algunos son más reticentes, pero enseguida se abren y agradecen la oportunidad de que se los escuche”, cuenta Ordoñez.

Judy Nowominski tiene 56 años, es rabina y pertenece al Seminario Rabínico Latinoamericano. Además, es una de las voluntarias que hace los llamados de soporte al personal de salud. “Es una muy rica experiencia. Me tocó acompañar a la jefa de Enfermería de un hospital. Al principio, lo primero que me dijo fue que ella tenía muchos años de profesión y que no necesitaba ayuda. Pero una semana después, cuando ella misma se había contagiado de Covid-19, la apertura fue otra. Para mí fue un gran desafío. Uno está acostumbrado a acompañar desde la oración o desde la creencia religiosa. Pero esto es distinto. Es acompañar desde la escucha, desde el apoyo espiritual. Aunque la persona tenga otras creencias. Y funciona”, dice.

También desde el psicoanálisis

Cuando empezó la pandemia, Juan Manuel Landín, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, quiso ponerse a disposición para escuchar y ayudar a los médicos. Con una colega y con el aval de la asociación, organizaron una convocatoria y ofrecieron un número de teléfono para el personal de salud que necesitara asistencia psicológica. “Los médicos están viviendo una crisis dentro de la propia crisis. Y suelen ser fuertes y no se abren tan fácilmente. Hemos tenido consultas, aunque no tantas como esperábamos. Es probable que el impacto de la pandemia sea tan fuerte que ellos sienten que no pueden bajar los brazos, ni enfocarse en lo que a ellos les pasa, sino en sus pacientes. Seguramente, cuando todo esto pase, el estrés postraumático en el personal de salud va a ser enorme”, indica Landín.

Evangelina Ricci es profesora de francés y una de las voluntarias de los llamados de cercanía para personal de salud y también para pacientes que están internados o sus familiares. “La gente es muy agradecida. En marzo, yo misma tuve Covid y fue una experiencia tan fuerte para mí que decidí que quería hacer algo por quienes estuvieran atravesados por la pandemia. Y me sumé. También para uno es sanador poder escuchar y acompañar a otro”, explica.

Desde el Observatorio Social, una asociación civil sin fines de lucro creada para apoyar, entre otros, al sector público, en abril del año pasado convocaron a una serie de charlas grupales por Zoom para ayudar a los trabajadores de la salud. Se llamó Cuidar a los que cuidan. El objetivo es que puedan manejar el aluvión de sentimientos y problemas que les generó. Fue una experiencia que duró seis meses y que conectó a médicos de hospitales del interior del país, con médicos del AMBA e incluso con profesionales de Inglaterra, que pudieron compartir sus experiencias.

“Tuvimos más de 160 participantes y fue una experiencia muy positiva. Recuerdo una médica neonatóloga que contaba que sentía culpa de tomarse vacaciones, pero que no podía más. Entre todo el grupo se le propuso que no lo llamara vacaciones, sino que lo viera como una licencia para recupera fuerzas”, cuenta Mario Mazzeo, uno de los coordinadores.

“Con la pandemia, el personal de salud se encontró en triple condición. Por un lado son pacientes de riesgo por su nivel de exposición. A la vez, vectores que pueden complicar a su familia, además son el personal de salud que tiene que cuidar y curar. El riesgo para ellos dejó de ser una fantasía o una hipótesis. Pasaron a convivir con la muerte. Y con una carga de angustia muy grande. Al principio, de incertidumbre. Y después, de decepción. Sienten que la ciencia no está al nivel de lo que se espera y sienten impotencia y frustración”, cuenta.

Pero, increíblemente, poder sentirse escuchados y escuchar las experiencias de otros, a muchos les devolvió la fe en su vocación y les sirvió para recobrar esas fuerzas que ya no sabían de dónde sacar.

Más datos:

Centro Santa María: Teléfono: 11 2859-2429 / Instagram: @cesmarg/ web: comunidadsea.org/ mail: pedidoae@gmail.com

Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires: Web: www.apdeba.org

Observatorio Social: Web: www.observatoriosocial.com.ar