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Corrigen un tope de ingresos y restituyen 900.000 asignaciones por hijo que cientos de miles de trabajadores en blanco perdieron en el último año

El ministro de Economía, Sergio Massa, y la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, durante el anuncio hecho hoy
El ministro de Economía, Sergio Massa, y la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, durante el anuncio hecho hoy

El Gobierno anunció hoy una medida que -si bien no fue presentada de esa manera- tiende finalmente a corregir una fuerte distorsión en el sistema contributivo de asignaciones familiares que provoca que, cada mes, muchos asalariados formales pierdan el derecho a cobrar la prestación por sus hijos menores de 18 años, aun cuando perciben ingresos de igual o de menor poder de compra que antes de ser excluidos de ese régimen de pagos de la seguridad social. En los últimos meses, la distorsión, cuyos efectos se fueron agravando, le permitió al Estado concretar un significativo ajuste fiscal, en desmedro de los bolsillos de cientos de miles de empleados en blanco.

Lo anunciado esta tarde por el ministro de Economía, Sergio Massa, y la directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, es, en concreto, que el mayor ingreso individual mensual que puede percibirse en un hogar para acceder a la asignación por hijo pasará, desde marzo, de $158.366 a $404.062. Así, la cifra será coincidente con el umbral que define qué asalariados están alcanzados por el impuesto a las ganancias.

Se dispondrá, además y según se anunció, que cada vez que se actualice el piso a partir del cual las remuneraciones de los trabajadores quedan sujetas a Ganancias, se reajustará también el tope de ingresos para percibir la asignación por hijo. Ese empalme entre ambos regímenes (asignaciones familiares y Ganancias) se había previsto ya años atrás, pero el esquema quedó totalmente desarticulado por efecto de la reforma impositiva aprobada en 2021, a propuesta de Sergio Massa, quien por entonces era diputado. Desde entonces, cientos de miles de menores fueron quedando, en diferentes períodos, sin prestación alguna.

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¿Cuál es la distorsión? Como la actualización del tope salarial para el cobro de las asignaciones se hacía hasta ahora solo en marzo, muchos trabajadores fueron perdiendo el derecho durante los períodos siguientes al tercer mes de cada año, como consecuencia de las recomposiciones salariales recibidas, que intentaron seguir la suba de precios, muchas veces sin alcanzarla. Hasta este mes, inclusive, esos aumentos nominales de ingresos van dejando al margen del cobro de la asignación por hijo a muchos empleados. De hecho, los 900.000 chicos que, según el anuncio de los funcionarios, quedarán desde marzo incluidos en el sistema, habían quedado excluidos, en gran medida, durante los últimos meses.

Según la estadística de la Secretaría de Seguridad Social, mientras que en marzo de 2022 la Anses liquidó 3.166.101 asignaciones por hijos menores de 18 años a trabajadores formales bajo relación de dependencia, en septiembre del mismo año (es el dato más reciente disponible) el número se había reducido a 2.483.309. Es decir, en ese lapso de seis meses cayeron 682.792 beneficios. Al mes actual, si bien todavía no hay cifras, se estima que el número es mucho mayor, y superaría el millón de chicos.

Según lo dicho por Massa y Raverta, en marzo se incorporará a unos 900.000 chicos, que son hijos de alrededor de 600.000 trabajadores en blanco por los que no se está cobrando asignación hasta este mes. Y eso impactará en una erogación estatal de $4000 millones mensuales.

La dinámica de las exclusiones

El efecto de “derechos laborales en el sube y baja” se venía dando ya en los años previos. Para marzo de 2022, el Gobierno había anunciado, también. que más de 900.000 chicos se incorporarían al sistema, pero lo cierto fue que una cantidad mayor de hijos de trabajadores habían quedado excluidos en los meses previos, por los efectos derivados de la alta inflación. Siempre según la estadística oficial, entre abril de 2021 (ese mes se cobraron algunas prestaciones más que en marzo, cuando se hizo la actualización del ingreso tope de ese año) y febrero de 2022 (el período previo al último reajuste de las condiciones para poder cobrar), la Anses había dejado de abonar 1.018.503 prestaciones (ver el gráfico que acompaña esta nota).

Entre abril de 2020 y febrero de 2021, en tanto, el número de prestaciones había disminuido en 673.663 casos; la inflación de ese período fue inferior a la de los que vinieron después y, por eso, el efecto también fue menor en cantidad de exclusiones del sistema, aunque no por eso poco significativo. En marzo de 2021 se volvió a pagar la asignación de un grupo conformado por 586.224 menores.

La regla hasta ahora vigente para la actualización del ingreso máximo que habilita a cobrar asignaciones por hijos menores (si el hijo está incapacitado para el trabajo, la condición no rige) indica que se debe usar el mismo parámetro cuya aplicación está prevista para el reajuste del esquema de Ganancias. Se trata del porcentaje de variación interanual, a octubre, de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte).

Eso se previó así, hace varios años, para que un sistema empalmara con el otro y, en consecuencia, para que quienes accedieran a la deducción por hijo en el impuesto a las ganancias no cobraran la asignación. En definitiva, se buscó que por todos los menores existiera una prestación (la tercera pata del esquema es la AUH, cobrada por desocupados, trabajadores informales y personas empleadas en el servicio doméstico).

Sin embargo, durante 2021 y ante el contexto de alta inflación, se decidió establecer un nuevo piso salarial para el pago de Ganancias. El número se definió dejando al margen el esquema de cálculo y de actualizaciones que regía para el impuesto. A partir de la determinación de una primera cifra que marcó cuál sería por un tiempo el sueldo más bajo sujeto al tributo, luego sí -según se dispuso-, ese importe se va actualizando siguiendo la variación del Ripte. Y esos reajustes, por una delegación de facultades del Congreso al Poder Ejecutivo, se hicieron en diferentes momentos durante los últimos dos años, en función de decisiones discrecionales. Ahora, cada vez que se tome una decisión de aumentar el monto de ese piso salarial para tributar, también subirá el ingreso tope para cobrar asignaciones por hijo (hasta ahora, tal cosa no ocurría y el reajuste se concretaba solo en marzo, con los efectos distorsivos ya explicados).

Reajuste por movilidad

Más allá de la actualización del ingreso máximo para acceder a las asignaciones por hijos menores, en marzo habrá un reajuste de los importes a percibir y de los ingresos topes para estar en cada uno de los cuatro tramos previstos en el esquema del salario familiar. Es lo que ocurre cada tres meses, en función del mecanismo de movilidad de las prestaciones previsionales y sociales.

El próximo incremento será de 17,04% y así, la prestación para los salarios más altos dentro de esa escala, que hoy está en $2059, pasará a $2410; la que hasta este mes es de $3994 subirá a $4675; la asignación actual de $6606 más un complemento de $224 pasará a $7732 (ya sin complemento) y la ahora vigente de $9795, a los que se agrega un extra de $331, será de $11.465 (y ya no tendrá el adicional, a menos que haya nuevos anuncios).

En los dos escalones de la tabla en los que se ubican quienes tienen ingresos más bajos, hasta este mes de febrero se están cobrando montos extras, que fueron dispuestos para dar cumplimiento a una garantía de un ingreso mínimo por hijo de $10.126 y de $6830, en cada caso. La normativa que estableció esos importes mínimos mensuales fijó el final de su vigencia en el período en el cual, dadas las actualizaciones trimestrales, los montos de las asignaciones propiamente dichas (sin refuerzo) superaran a las cifras garantizadas. Eso ocurrirá en en marzo próximo.