Anuncios
U.S. markets closed
  • S&P 500

    5,127.79
    +63.59 (+1.26%)
     
  • Dow Jones

    38,675.68
    +450.02 (+1.18%)
     
  • Nasdaq

    16,156.33
    +315.37 (+1.99%)
     
  • Russell 2000

    2,035.73
    +19.62 (+0.97%)
     
  • Petróleo

    78.14
    -0.81 (-1.03%)
     
  • Oro

    2,310.30
    +0.70 (+0.03%)
     
  • Plata

    26.76
    -0.07 (-0.26%)
     
  • dólar/euro

    1.0770
    +0.0043 (+0.40%)
     
  • Bono a 10 años

    4.5000
    -0.0710 (-1.55%)
     
  • dólar/libra

    1.2550
    +0.0017 (+0.14%)
     
  • yen/dólar

    152.8530
    -0.8260 (-0.54%)
     
  • Bitcoin USD

    62,190.38
    +2,761.27 (+4.65%)
     
  • CMC Crypto 200

    1,343.50
    +66.52 (+5.21%)
     
  • FTSE 100

    8,213.49
    +41.34 (+0.51%)
     
  • Nikkei 225

    38,236.07
    -37.98 (-0.10%)
     

El costo de cambiar el menú, con inflación de 6% mensual

Los precios del menú impreso en los restaurantes se modifican “cada tanto”
Los precios del menú impreso en los restaurantes se modifican “cada tanto” - Créditos: @Tom·s Cuesta

¿Por qué en un mismo país los precios de las acciones, las divisas, las frutas y las verduras se modifican de manera continua, mientras que los de los diarios, los de las comidas en los restaurantes y la tarifa de los taxis se modifican cada tanto y por ende “a saltos”? No puede deberse a que quienes fabrican y venden los bienes citados en primer lugar son más inteligentes que quienes elaboran estos últimos ejemplos. La verdadera explicación reside en los denominados “costos de cambiar el menú”, cuestión que apareció la semana pasada, cuando se supo que en algunos negocios los precios de venta no se presentan más en pesos, sino en dólares. ¿Qué problemas puede generar esta iniciativa?

Al respecto hablé con el italiano Luigi Amoroso (1886 - 1965), considerado el economista italiano más influente durante la primera mitad del siglo XX, después de Vilfredo Pareto. Luego de la muerte de éste, Amoroso se convirtió en el máximo representante de la escuela de economía matemática italiana. En las décadas de 1920 y 1930 se convirtió en el más explícito divulgador académico de la teoría y política fascistas.

–En el plano técnico, usted es recordado por una monografía titulada La curva estática de oferta, publicada en 1930. ¿En qué consistió su aporte?

–En derivar una fórmula que vincula el precio con el costo marginal, en función de la elasticidad-precio de la demanda de un producto, y de la participación de las ventas de una empresa dentro del sector. Fórmula que sirve para medir cuán lejos está un precio del que existiría en condiciones de competencia.

PUBLICIDAD

–Fórmula que la profesión conoce como “Amoroso-Robinson”.

–Efectivamente, porque también aparece en un escrito de Joan Violet Robinson. Le digo más: cuatro años después de publicado mi trabajo, Abba Ptachya Lerner publicó la misma fórmula, referida al caso monopólico, en lo que aparece como un descubrimiento independiente del mío. A ninguno de los dos se me ocurriría acusarlos de plagio, sino de llegar al mismo resultado algebraico, al analizar una cuestión. Un hecho frecuente en el análisis económico (piénsese, por ejemplo, en el marginalismo, en la segunda mitad del siglo XIX), particularmente antes de que los aportes se pudieran comunicar “en tiempo real”, como ocurre ahora.

–¿Qué es eso de los costos de cambiar el menú?

–La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, la obra más conocida de John Maynard Keynes, fue escrita en circunstancias dramáticas, como la Gran Crisis de la década de 1930, teniendo que ser reformada en función de las circunstancias. En particular, cuando en el Primer Mundo la tasa de inflación comenzó a ser significativa y sistemática, la macroeconomía de corto plazo no pudo basarse más en precios y salarios rígidos y expectativas estacionarias.

–La profesión se pasó al otro extremo, reformulando la macroeconomía sobre la base de las expectativas racionales.

–Así es. ¿Cómo explicar que los gobiernos tienen algún margen de maniobra, cuando la población no se chupa el dedo, sino que internaliza las novedades en términos de sus propias decisiones? En este contexto apareció la teoría del costo de cambiar el menú.

–¿En qué consiste?

–Introduzca en un modelo el costo de modificar los precios, y podrá explicar por qué, por más inteligente que sea la población, algunos precios se modifican cada tanto. Ejemplo: el menú impreso que se les presenta a los clientes, en los restaurantes. La molestia en modificar los precios explica por qué los cambios no son continuos, y se producen a saltos.

–El costo de modificar el menú es independiente de la tasa de inflación, mientras que la demora en hacerlo sí tiene que ver con la tasa de inflación.

–Lo cual se explica porque a medida que aumenta la tasa de inflación también aumenta la frecuencia con la cual se cambia el menú.

–La tecnología le juega una mala pasada a los gobiernos.

–Claro, porque cambiar los precios que se publican de manera digital, es mucho más fácil de realizar, que hacerlo cuando era necesario cambiar impresos y procedimientos no digitales. A raíz de lo cual, parte de la lucha contra la inflación, consiste en aumentar los costos de cambiar los menús; por ejemplo, obligando a que el precio de los productos que se venden en los supermercados aparezcan no solamente en las góndolas sino en cada unidad. Lo cual obliga a remarcar.

–Una forma de eliminar el costo de cambiar el menú, consiste en ofrecer los productos fijando los precios en dólares.

–Lo cual, en la Argentina, no es una novedad en el caso de las operaciones inmobiliarias, costumbre que según el economista Juan José Cruces, complica el funcionamiento del respectivo mercado. Pero sí lo es en el caso de prendas de vestir o calzado.

–¿Cuáles son las ventajas y cuáles los inconvenientes, de esta iniciativa?

–La principal ventaja es obvia. Ubíquese frente a una vidriera que expone, digamos, 100 productos, y piense en la frecuencia con la cual tendría que modificar los precios, si los fijara en pesos o en dólares.

–Clarísimo ¿Cuáles serían los inconvenientes?

–Se me ocurren un par; uno de los cuales tiene que ver con el comprador y el otro con el vendedor.

–Adelante.

–La Argentina tiene hoy muchos tipos de cambio, y las brechas entre unos y otros son muy significativas. Es claro que el hecho de que en una vidriera se muestre un producto, y aparezca como precio, digamos, US$8, no quiere decir que tengo que pagar en la referida moneda, sino en el equivalente en pesos de dicho número. ¿Qué tipo de cambio utilizará el vendedor, para transformar los US$8 en pesos? No lo puede aclarar en el mismo cartelito que presenta el precio en dólares, porque precisamente lo que quiere evitar es el costo del cambio frecuente del cartelito. Esto obliga al comprador, a preguntar.

–¿Cuál es el otro inconveniente?

–Durante siglos los economistas buscamos alguna teoría del valor, que permitiera realizar los intercambios sobre bases objetivas e inamovibles. Esfuerzo que hace mucho tiempo fue abandonado. Claro que el dólar de Estados Unidos conserva más valor que el peso argentino, pero para quien dolariza el precio de los productos que intenta vender, referida a 2023 la pregunta es la siguiente: ¿qué relación existirá entre el precio del dólar oficial y el denominado dólar blue, con respecto a los precios internos?

–¿De qué habla?

–Durante 2022, el tipo de cambio oficial aumentó 70%, contra una tasa de inflación interna de alrededor de 100%. Este año (2023) es de elecciones, Más allá de la sequía, que genera un notable desafío a la estrategia oficial en materia cambiaria, no está para nada claro que este año los dólares aumentarán como los precios internos. Generando lo que en otro momento ustedes denominaron “inflación en dólares”.

–Don Luis, muchas gracias.