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Ni siquiera los fundadores y empleados de las nuevas empresas emergentes en Silicon Valley, meca de la industria tecnológica en los Estados Unidos, pueden permitirse el altísimo precio de los alquileres. Unas diminutas cápsulas de estilo japonés ahora son la única opción para los que no están dispuestos a pagar hasta US$ 3.000 por un estudio pequeño al centro de San Francisco, California.
Tras el último aumento en los alquileres del Área de la Bahía, los trabajadores del sector tecnológico se han visto obligados a alojarse en “cápsulas para dormir” de 1,20 metros de alto y con espacio suficiente solo para un colchón doble. La renta oscila entre los US$ 500 y US$ 900 mensuales, e incluye el acceso a baños compartidos y espacios comunes.
Fórmula japonesa
Similares a los hoteles cápsulas que se pueden encontrar en Osaka o Tokio, estas estructuras de la compañía Brownstone Shared Housing se encuentran apiladas en formato de literas y cuentan con solo tres paredes y un techo, dejando la privacidad a la merced de una simple cortina negra.
A pesar de su diminuto tamaño, los pequeños espacios habitables de Brownstone Shared Housing ofrecen comodidades básicas como estaciones de carga, iluminación LED y sistemas de control de clima individuales. También parecen estar avivando las dinámicas de socialización y convivencia entre los jóvenes emprendedores de Silicon Valley.
“Sin lugar a dudas ha sido absolutamente positivo. Solo durante los primeros días conocí a algunas de las personas más inteligentes que he conocido en toda mi vida. Esa es la razón por la que vine y esa es la razón por la que me quedo. Esa es la razón por la que vivo en una cápsula”, dijo a la filial de ABC News uno de los inquilinos, Christian Lewis, fundador de una startup de inteligencia artificial.
Prefieren invertir que gastar en alquiler
Al igual que Lewis, algunos prefieren invertir más dinero en sus compañías emergentes en lugar de gastarlo en renta. Uno de los vecinos del módulo de dormir de Lewis se mudó a San Francisco hace un mes desde Canadá, también para trabajar con inteligencia artificial.
“Estaba en casa, viviendo solo literalmente y trabajando en mi propio apartamento”, dijo Haseab a ABC News. “Es mucho mejor tener este grupo diverso de personas con las que puedas trabajar, y que puedan ayudarte a intercambiar ideas y a ser capaz de hacer algo que probablemente sea un poco más práctico”.