Tu atención, el preciado tesoro por el que luchan todas las empresas

La tecnología va acaparando y transformando cada uno de los ámbitos de nuestra vida. En casa, en las calles, en cafeterías, en tiendas o en restaurantes vemos como la gente vuelca su atención en pantallas, transformando la forma en la que se actúa. Nos roban toda nuestra atención y es muy difícil evitarlo.

Además, en la era de digitalización que vivimos, producir y compartir información es muy fácil. Permite un bombardeo constante de datos, y el mayor centro de recepción de ellos es el smartphone. La atención se convierte en un valor y un bien escaso por lo que las compañías deben competir. Así nace el término “economía de la atención”.

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Las marcas tratan de ‘colarse’ entre la abundancia de información que se genera en las economías desarrolladas. La atención se convierte en un bien escaso por el que las empresas deben luchar. Ya no vale con hacer un anuncio simplón y esperar.

Las empresas se comen la cabeza para ser atractivas mediante cualquier tipo de forma comunicativa. Desde correos electrónicos con descuentos personalizados a apps de puro entretenimiento que no muestren siquiera productos. Conseguir que te presten atención ya es ‘más que suficiente’. Por lo tanto, la clave es conseguir transmitir información de valor. Las ventas ya llegarán en el futuro.

Los consumidores saben que la falta de relevancia de una información puede ser sustituida de forma muy rápida por otra que sí la tiene. Cualquier negocio de futuro que quiera convivir con la economía de la atención debe basarse en comunicar información interesante y relevante a sus consumidores. La empresa que obvie en sus estrategias corporativas la atención estará condenada al olvido.

Lo mismo pasa con las páginas web. Cada día se publica información en un millón de páginas web y se envían 20.000 millones de correos electrónicos. Eso sin contar las redes sociales. La superabundancia y la multitarea son fenómenos crecientes, y también la impaciencia. Todo ello también afecta a lo acertados que tienen que ser los contenidos que nos transmitan las compañías.

Asociado a la hiperatención, hay un dato escandaloso: de promedio consultamos el móvil unas 150 veces al día. Ya se empieza a diagnosticar un nuevo trastorno social: el ‘FOMO’. Del inglés, fear of missing out, es la patología psicológica que se produce por el miedo a quedarse fuera del mundo tecnológico y perderse algo importante. Tras años de investigaciones los científicos han llegado a la conclusión de que ningún factor psicológico o social es el culpable. La verdadera causa la economía de atención.

Al final tanto empresas como usuarios tenemos que ser coherentes y utilizar con lógica nuestros aparatos comunicativos. Si nos sobreexponemos al alto flujo de comunicación que hay disponible, al final explotaríamos. Todo nos causaría rechazo y no querríamos saber nada de lo que nos quieran vender. Así que esperemos que todos tomen nota e impere la racionalidad. Y las buenas campañas comunicativas, de esas que captan la atención y te dejan con una sonrisa.

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