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Los estadounidenses se 'rompen': se avecina una crisis de salud mental

Alia E. Dastagir

La ciencia está avisando: los estadounidenses están en crisis.

Más del 80% de los adultos estadounidenses reconocen que el futuro de la nación es una fuente significativa de estrés, según un informe de la Asociación Americana de Psicología publicado recientemente. Los estadounidenses han alcanzado el mayor nivel de infelicidad de los últimos 50 años, según un estudio de seguimiento a las respuestas ante la COVID publicado el lunes. Y una encuesta publicada este mes en la revista médica JAMA encontró que tres veces más adultos estadounidenses reportaron síntomas de malestar psicológico grave en abril que dos años antes.

Estos estudios se realizaron para comprender mejor cómo los estadounidenses están lidiando con este período sin precedentes en el que hay millones de enfermos y más de 100.000 muertos en medio de una pandemia global, protestas contra el racismo que se apoderan del país y una economía en ruinas después del periodo de expansión más largo de la historia.

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Estados Unidos es una nación a la deriva y los expertos advierten que en muchas personas el impacto negativo en la salud mental durará más que las crisis actuales. La investigación sugiere que el estrés extremo provocado por estos eventos incluso puede provocar trastornos psiquiátricos a largo plazo.

Por tanto, los expertos afirman que la nación debe prepararse para afrontar la crisis de salud mental que se avecina.

“Estamos enfrentando un culmen de crisis que difieren de todo lo que hemos visto en nuestras vidas: coronavirus, agitación económica y racismo”, dijo Jaime Díaz-Granados, subdirector ejecutivo y director científico interino de la Asociación Americana de Psicología (APA).

“Cada una de esas crisis está afectando psicológicamente a los estadounidenses y en especial a nuestros ciudadanos afroamericanos y otras personas de color. Las consecuencias para la salud podrían ser graves. Cuando miramos al futuro debemos considerar las implicaciones a largo plazo de un trauma colectivo”.

Un manifestante usando una mascarilla que dice “Black Lives Matter” durante una manifestación pacífica en medio de la pandemia de coronavirus, el 6 de junio de 2020 en West Hollywood, California.
Un manifestante usando una mascarilla que dice “Black Lives Matter” durante una manifestación pacífica en medio de la pandemia de coronavirus, el 6 de junio de 2020 en West Hollywood, California.

El informe de la APA indicó que más del 70 % de los estadounidenses dijeron que este es el punto más bajo en la historia de la nación que recuerdan. Los expertos dicen que el aislamiento social, el dolor, el miedo y la incertidumbre ya se han generalizado y que esos sentimientos no disminuirán automáticamente cuando cese el distanciamiento físico o porque arresten a un puñado de policías después de sufrir siglos de violencia racial.

“Sin duda, para una gran parte de nuestra población estos eventos tendrán consecuencias a largo plazo en su salud mental, que incluyen trastornos diagnosticables”, advirtió Vaile Wright, directora senior de innovación en atención médica de la APA.

El malestar psicológico podría provocar trastornos psiquiátricos

Beth McGinty, autora principal del estudio publicado en JAMA y profesora asociada de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, dijo que en abril de 2018 aproximadamente el 4 % de los adultos estadounidenses informaron un trastorno psicológico grave, un dato habitual durante la última década. Cuando realizó su encuesta en abril ese número se había más que triplicado.

“Es enorme”, dijo McGinty. “Esperaba que se produjera un aumento de la angustia, pero constatar un incremento tan grande en un malestar así de grave, en vez de un poco más de ansiedad leve o moderada por la situación que estamos viviendo, realmente me sorprendió”.

Para medir el nivel de malestar psicológico los investigadores utilizaron la Escala de detección de malestar psicológico de Kessler, que hace preguntas sobre los síntomas de depresión y ansiedad ocurridos en los últimos 30 días como, por ejemplo: “¿Con qué frecuencia se ha sentido desesperado?” y “¿Con qué frecuencia ha sentido que no valía para nada?”.

En el estudio, los autores señalan que “el malestar agudo durante la COVID-19 puede transformarse en trastornos psiquiátricos a largo plazo” porque se ha demostrado que el malestar psicológico grave que mide la escala de Kessler predice una enfermedad mental clínica.

“No es una predicción perfecta”, apuntó McGinty. “No se trata de una herramienta de diagnóstico. No significa que todas las personas que sufrieron malestar psicológico grave en abril vayan a ser diagnosticadas con una depresión clínica o ansiedad, por ejemplo, pero significa que tienen un riesgo elevado de desarrollar un trastorno clínico”.

Un hombre ondea una bandera estadounidense con la frase 'Black Lives Matter' durante una protesta contra el racismo en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, el 23 de junio de 2020. (Foto de Tayfun Coskun / Agencia Anadolu a través de Getty Images)
Un hombre ondea una bandera estadounidense con la frase 'Black Lives Matter' durante una protesta contra el racismo en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, el 23 de junio de 2020. (Foto de Tayfun Coskun / Agencia Anadolu a través de Getty Images)

Trabajadores esenciales y personas de color, los más expuestos al riesgo por la COVID-19

Los expertos indican que ciertas poblaciones se exponen a un riesgo mayor de desarrollar afecciones mentales graves.

Las personas que viven en áreas geográficas severamente afectadas por la COVID-19 son más vulnerables, al igual que quienes han perdido a un ser querido por el virus.

Las personas que han sido previamente diagnosticadas con un problema de salud mental tienen más probabilidades de experimentar malestar psicológico. Los expertos dicen que, en el clima actual, es probable que las personas con depresión preexistente, ansiedad, abuso de sustancias o trastornos alimentarios pierdan el control.

Los trabajadores esenciales, en particular el personal sanitario, corren el riesgo de padecer una serie de efectos persistentes, incluyendo el trastorno de estrés postraumático, según Wright. Muchos están exhaustos y deben lidiar con la muerte de pacientes y colegas.

El estrés sostenido también es motivo de preocupación para quienes se exponen a estresores sistémicos como la pobreza, la discriminación y la falta de oportunidades, ya que tienen menos recursos para lidiar con esta situación.

La investigación muestra que los estadounidenses afroamericanos tienen un 20 % más de probabilidades de reportar malestar psicológico grave que los estadounidenses blancos no hispanos. Según la APA, la proporción de adultos afroamericanos que dicen que la discriminación es una fuente importante de estrés ha aumentado del 42 al 55 % en el último mes a medida que fueron estallando las protestas en todo el país en respuesta a varios incidentes de violencia racial, incluidos los casos de George Floyd, Ahmaud Arbery, Breonna Taylor y Rayshard Brooks.

Un manifestante frente a la Iglesia Episcopal de San Juan, cerca de la Casa Blanca, el miércoles 24 de junio de 2020, en medio de continuas manifestaciones antirracistas tras la muerte de George Floyd. (Foto AP / Maya Alleruzzo)
Un manifestante frente a la Iglesia Episcopal de San Juan, cerca de la Casa Blanca, el miércoles 24 de junio de 2020, en medio de continuas manifestaciones antirracistas tras la muerte de George Floyd. (Foto AP / Maya Alleruzzo)

¿Por qué la soledad podría no ser el problema?

Uno de los hallazgos del estudio que sorprendió a McGinty fue que no se produjo un aumento significativo del número de personas que informaron sentirse solas. La soledad aumentó ligeramente en relación con los niveles anteriores a la COVID-19, pero no mucho. Esos mismos resultados obtuvo el estudio de seguimiento a la respuesta ante la COVID, que encontró que la soledad había aumentado, pero no era tan frecuente como los investigadores esperaban.

Esto sugiere que la soledad no es la causa principal del malestar psicológico. Las personas están encontrando formas de conectarse, aunque de manera diferente. Los investigadores dicen que otros factores son las causas más probables, como las preocupaciones por la economía, el miedo a contraer el virus o la interrupción de los estudios.

McGinty dijo que es un detalle importante porque sugiere que, aunque el distanciamiento social disminuya, las personas seguirán teniendo problemas.

“Para algunos grupos, las consecuencias a largo plazo de la pandemia, las secuelas económicas o haber tenido a un ser querido afectado por la COVID... pueden conducir a un aumento del malestar psicológico”, incluso después de que la pandemia haya terminado, apuntó.

El estigma y la falta de acceso a los cuidados de salud podría estresar aún más el sistema

Una encuesta de 2018 descubrió que la mayoría de los adultos estadounidenses dicen que tener un trastorno de salud mental no es nada de qué avergonzarse, pero un tercio de los encuestados estuvo de acuerdo con la afirmación: “Las personas con trastornos mentales me asustan”. Y casi el 40 % dijo que vería a alguien de manera diferente si supiera que esa persona tiene un trastorno mental. Estas actitudes podrían evitar que algunas personas busquen tratamiento.

Incluso quienes saben que necesitan atención, no siempre pueden acceder a ella o no reciben los cuidados suficientes.

En 2016, la APA dijo que 11,8 millones de adultos estadounidenses creían necesitar servicios de salud mental, pero no pudieron acceder a ellos. Aproximadamente 6,3 millones dijeron que recibieron algunos servicios de salud mental, pero que necesitaban más. De los que informaron una necesidad insatisfecha, el 38 % dijo que era porque no podían pagarla, el 28 % pensaba que podía lidiar con el problema sin tratamiento y el 21 % indicó que no sabía a dónde ir para recibir tratamiento.

Una encuesta realizada en junio encontró que más de la mitad de los médicos que respondieron estaban viendo a menos pacientes que antes de que comenzara la pandemia, lo que podría estar relacionado con la pérdida del seguro de salud, según algunos expertos.

Cuando la nación cerró para frenar la propagación de la COVID-19, millones de estadounidenses perdieron sus empleos y para quienes solo tenían el seguro de salud del empleador, perder el trabajo también significa perder los beneficios en salud.

Trabajadores médicos de un área especial de coronavirus en el Centro Médico Maimonides el 26 de mayo de 2020 en el barrio de Brooklyn de la ciudad de Nueva York. (Foto de Spencer Platt / Getty Images)
Trabajadores médicos de un área especial de coronavirus en el Centro Médico Maimonides el 26 de mayo de 2020 en el barrio de Brooklyn de la ciudad de Nueva York. (Foto de Spencer Platt / Getty Images)

Más pruebas, más telesalud, más conexión

Los expertos dicen que, aunque una persona no forme parte de un grupo vulnerable, el estrés sostenido es un factor de riesgo universal.

“Cuando las personas se sienten abrumadas y los factores estresantes sobrepasan su capacidad para gestionarlos, es mucho más difícil lidiar con las preocupaciones en el día a día”, explicó Díaz-Granados. “A medida que esta situación se extiende, la capacidad de las personas para enfrentar desafíos adicionales se reduce”.

Por esa razón, McGinty dice que es crucial que los sistemas de atención médica aumenten las pruebas de salud mental, incluso entre los médicos de atención primaria, ya que muchos trastornos mentales se presentan con síntomas físicos, como dolor de cabeza, tensión muscular y problemas estomacales. Los ginecobstetras también deberían estar atentos ya que las mujeres en particular están asumiendo la carga adicional que implican los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico, así como los pediatras, ya que los niños también están sufriendo.

Díaz-Granados dijo que debido a que existe una escasez de especialistas en salud conductual, quizá los sistemas de atención médica deban proporcionar más terapia grupal u ofrecer atención escalonada, antes de ofrecer servicios psicológicos individuales.

Los expertos también dicen que es fundamental que la telesalud siga siendo una opción viable para las personas que la necesitan y desean usarla, aunque la atención en persona se encuentre disponible. Pasará algún tiempo antes de que todos se sientan cómodos entrando a la consulta de un médico, de manera que la telesalud les permite a los proveedores llegar a poblaciones con las que no habrían podido conectar por otros medios.

Las comunidades también desempeñan un papel importante. La investigación muestra que a las comunidades con altos niveles de cohesión social les va mejor que a las que se encuentran divididas socialmente, apuntó Díaz-Granados. Cuando las personas logran ponerse de acuerdo sobre los valores y las metas compartidas, cuando viven en comunidades inclusivas, son más saludables.

Wright dice que la pandemia ha eliminado el estigma que pesaba sobre algunos problemas de salud mental. Las personas que nunca tuvieron problemas de ansiedad o soledad antes de la COVID ahora sienten una mayor empatía por aquellos que los han tenido. La COVID-19 y las protestas también han llamado la atención sobre el impacto del racismo en la salud, pero en su opinión, no se ha producido una discusión a nivel nacional seria sobre el impacto de estas crisis en el bienestar emocional a largo plazo.

Wright desea que exista un equivalente en salud mental para Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas que se convirtió en el ancla de Estados Unidos durante la pandemia, alguien que pueda hablar con franqueza y autoridad sobre los problemas de salud mental.

“Ahora hay una especie de pandemia dentro de la pandemia”, dijo. “Existe el estrés de enfermarse o de que tu familia se enferme. Existe la parte económica. Existe esta retórica nacional sobre el racismo sistémico. Existe el estrés relacionado con el liderazgo. Todo eso nos recuerda las cosas que están fuera de nuestro control, por lo que es imprescindible que intentemos centrarnos en lo que podemos controlar para preservar parte de nuestra salud emocional. Si no lo hacemos, las personas se expondrán a un riesgo elevado de sufrir diferentes trastornos mentales”.

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today