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El fallo del Boeing 737 Max es un error que hacía décadas que no se veía en un avión recién salido de fábrica

El avión solo llevaba dos meses volando, por lo que parece que el fallo es un problema de fabricación.

Esta foto publicada por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) muestra un enorme agujero en el lugar donde había estado la puerta tapada con un panel en la zona del fuselaje del vuelo 1282 de Alaska Airlines el domingo 7 de enero de 2024, en Portland, Oregón. Un panel utilizado para tapar una zona reservada para una puerta de salida en el Boeing 737 Max 9 explotó el 5 de enero, poco después de que el vuelo despegara de Portland, obligando al avión a regresar al Aeropuerto Internacional de Portland. (Junta Nacional de Seguridad en el Transporte vía AP)

En el mundo de la aviación no existen las coincidencias ni la mala suerte: solo el trabajo bien hecho o el trabajo mal hecho. Y parece que Boeing ha hecho muy mal trabajo con su serie 737 Max. Si la versión Max 8 de este avión tuvo dos accidentes catastróficos a los pocos meses de entrar en funcionamiento, algo tremendamente raro en un avión moderno, la versión Max 9 ha tenido un accidente de lo más extraño que gracias a dios no ha costado la vida de nadie: el horrible reventón en pleno vuelo de una sección de un avión de Alaska Airlines.

Los funcionarios federales que examinan el accidente han anunciado el descubrimiento de la pieza perdida que había caído del aparato, un elemento clave en la investigación de lo ocurrido durante la "descompresión explosiva" del avión.

Un profesor de Portland llamado Bob encontró la puerta del fuselaje del Boeing 737 MAX 9, del tamaño de un frigorífico, en su patio y se puso en contacto con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, según explicó la presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, en una rueda de prensa el domingo por la noche.

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La puerta había desaparecido desde que se desprendió de un avión de Alaska Airlines el viernes, dejando un enorme agujero en el costado del avión mientras volaba a 16.000 pies poco después de despegar de Portland. La angustiosa experiencia, en la que se arrancaron reposacabezas y se succionaron objetos de la cabina, ha provocado la inmovilización en tierra de algunos Boeing 737 MAX 9 en todo el país y una serie de cancelaciones de vuelos.

"Debió de ser un suceso aterrador", dijo Homendy el domingo tras ver las caóticas secuelas del interior del avión, que incluían daños en varias filas. A medida que la investigación avanza hacia su segundo día, los funcionarios de la NTSB continuarán examinando minuciosamente el interior del avión y comenzarán los planes para recuperar y examinar el tapón desprendido de la puerta, dijo Homendy.

Según Homendy, la pérdida de grabaciones de audio críticas de la cabina del piloto debido a la configuración de un dispositivo complica los esfuerzos.

El avión tenía restringido el vuelo sobre el agua por un fallo en las luces de presurización automática

Alaska Airlines había restringido el vuelo del avión sobre el océano hasta Hawai para asegurarse de que el avión pudiera "regresar muy rápidamente a un aeropuerto" en caso de que se disparara alguna de las luces de advertencia del aparato, según Homendy.

La decisión se tomó cuando la luz de fallo de presurización automática del avión se había encendido tres veces en el último mes, dijo Homendy, señalando que no está claro si existe alguna correlación entre las luces de advertencia y el incidente del viernes.

La luz de fallo se encendió el 7 de diciembre y el 3 y 4 de enero, los días previos al reventón. En cada ocasión, la tripulación de vuelo accionó el interruptor de reserva del sistema, dijo Homendy, que describió la maniobra como "muy normal".

"Lo accionaron, informaron de ello, fue comprobado por mantenimiento y luego reiniciado. Ordenaron mantenimiento adicional para mirar la luz que no estaba completa antes (del reventón del fuselaje). Tenemos previsto examinarlo más a fondo y hemos pedido documentación sobre todos los defectos desde la entrega de la aeronave el 31 de octubre", dijo.

Un error que hacía décadas que no se veía en un avión recién salido de fábrica

Lo más increíble de este fallo de presurización es que el avión en el que ha ocurrido el accidente solo llevaba 2 meses de servicio, lo que parece indicar un fallo de fabricación y de ensamblado del fuselaje. Se trata de un fallo que hace décadas que no ocurre en un avión nuevo.

El vuelo 243 de Aloha Airlines fue un vuelo programado entre el Aeropuerto de Hilo y el Aeropuerto Internacional de Honolulú, ambos en el archipiélago de Hawái (Estados Unidos), que al alcanzar la altitud de crucero el 28 de abril de 1988, sufrió una descompresión explosiva que provocó que parte del techo de la cabina se desprendiera, obligando al piloto a realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Kahului. El avión era un Boeing 737-200 matriculado N73711 de la compañía aérea Aloha Airlines.

El 10 de enero de 1954, el Vuelo 781 de British Overseas Airways Corporation un de Havilland DH.106 Comet, registrado como G-ALYP, despegó desde el Aeropuerto de Roma-Ciampino en Roma, Italia, en ruta hacia el Aeropuerto de Londres-Heathrow en Londres, Inglaterra, en el tramo final de su viaje desde Singapur. Aproximadamente a las 10:00 GMT, el avión sufrió una descompresión explosiva en altura y se estrelló en el Mar Mediterráneo, muriendo todas las personas que estaban a bordo.

En ambos accidentes, los aviones llevaban años en funcionamiento y tuvieron esos problemas por fatiga estructural y mal mantenimiento. Sin embargo, el Boeing parece haber sufrido un error de fabricación. En el caso de la marca estadounidense llueve sobre mojado, pues en los últimos años han aparecido problemas de ensamblado en prácticamente todas sus líneas de aviones. En el MAX, por ejemplo, han aparecido problemas con el montaje del mamparo trasero de presión o con el del estabilizador vertical.

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