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El naufragio que hundió una vez a la economía de EEUU y precipitó el inicio de una guerra

La crisis financiera aupada por la catástrofe ayudó a intensificar las profundas divisiones que existían entre el norte y el sur del país

 Los lingotes de oro recuperados del barco S.S. Centroamérica que se hundió en 1857 se exhibieron en el Museo de Historia Financiera Estadounidense el 8 de enero de 2003. (Foto de Spencer Platt/Getty Images)
Los lingotes de oro recuperados del barco S.S. Central America, que se hundió en 1857, fueron exhibidos en el Museo de Historia Financiera Estadounidense, el 8 de enero de 2003. (Foto de Spencer Platt/Getty Images) (Spencer Platt via Getty Images)

1857 fue un año negro para los estadounidenses. El ímpetu de la Revolución Industrial que hizo florecer la economía durante los primeros años de la década había llegado a su fin. Y el hundimiento de un barco fue uno de los catalizadores de esa etapa histórica.

Esa bonanza económica había sido posible gracias a la proliferación de nuevos bancos, el aumento de la circulación del papel moneda y a la ampliación de la red ferroviaria, que había triplicado su kilometraje y su capital entre 1850 y 1857. Otro factor importante fue el aumento de producción textil y el fortalecimiento del sistema de producción agrícola sostenido por la esclavitud en el sur del país.

La liquidez aportada por la riqueza proveniente de la “fiebre del oro de California” y las inversiones extranjeras británicas y francesas también jugaron un papel determinante en el crecimiento económico.

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Pero la fortaleza de las grandes potencias europeas fue puesta a prueba con la sangrienta Guerra de Crimea, que enfrentó al Reino Unido, Francia y al Reino de Cerdeña contra al Imperio Ruso y el Reino de Grecia, donde hoy se encuentra el sur de Ucrania.

El costoso conflicto bélico y la diversificación de las inversiones hacia el continente asiático hizo que los inversionistas vendieran sus acciones estadounidenses, lo que deprimió su valor y puso en aprietos al sistema financiero.

Pánico telegráfico

Pero el verdadero detonante del “pánico de 1857” fue el uso generalizado del telégrafo, que permitió la difusión nacional de un editorial de The New York Times el 24 de agosto de 1857 sobre la quiebra del banco Ohio Life and Trust Company.

El nerviosismo se expandió como pólvora a través de los cables telegráficos. Los bancos solicitaban préstamos para aumentar su liquidez, mientras que los alarmados inversionistas hicieron todo lo contrario e intentaban retirar sus depósitos antes del colapso bancario.

El gobierno de Estados Unidos intentó contener la crisis y creó una reserva para rescatar a los bancos afectados. Para ello solicitó transferir unos ocho millones de dólares, equivalentes a unos 550 millones de dólares en la actualidad, desde la Casa de la Moneda de San Francisco a la Costa Este del país.

El oro, que se encontraba en forma de monedas y lingotes, debía andar un largo recorrido para llegar a su destino. Primero fue transportado desde el norte de California hasta Panamá y allí emprendió una travesía por vía marítima hacia Nueva York.

El naufragio que colmó el vaso

Cuando terminó la guerra entre México y Estados Unidos en 1848, la recompensa inmediata fueron los cuantiosos yacimientos de oro que existían en la recién anexada California.

El gobierno estadounidense no perdió tiempo y financió a dos empresas privadas para construir y operar dos flotas de barcos de vapor con ruedas laterales para agilizar el envío del oro californiano a las arcas del Tesoro en la Costa Este.

El oro de California había incrementado la demanda inmediata de transporte y los ferrocarriles transcontinentales todavía eran sólo un sueño. La ruta por tierra era larga y peligrosa; así como también lo era tomar la ruta marítima de Cabo de Hornos, en la que las embarcaciones de vela pasaban del océano Pacífico al Atlántico por un traicionero estrecho que dividía el sur de América con la Antártida.

La nueva estrategia era que una flota operara desde California hasta Panamá por el océano Pacífico y otra desde Panamá hasta Nueva York por el mar Caribe y el Atlántico.

El SS Central America era uno de los dos barcos de velas que habían sido acondicionados para funcionar con vapor por la firma Mails Steamship Company de Nueva York. La embarcación transportaba pasajeros, carga y correo entre los puertos de Nueva York y distintos puntos del Caribe y Centroamérica en viajes mensuales de ida y vuelta.

La opción de ir por mar hasta Centroamérica, atravesar el istmo por vía terrestre y luego continuar la travesía marítima hasta la Costa Este parecía la más corta y segura. Lo que nadie imaginó fue que las modificaciones del diseño del barco, la pesada carga de oro y una tempestad conspirarían para que el SS Central América llegara a su destino.

La tragedia, considerada uno de los mayores desastres náuticos hasta la fecha, causó la muerte de 425 de las 578 personas a bordo. También provocó que se hundiera en el fondo del mar todo el oro asignado para el rescate bancario. Cuando las noticias del naufragio llegaron a tierra firme, el pánico volvió a cundir entre la población, lo que causó la quiebra de empresas, fábricas, instituciones financieras, firmas ferroviarias y deprimieron el precio de las cosechas.

La crisis financiera aupada por la catástrofe ayudó a intensificar las profundas divisiones que existían entre el norte y el sur del país. La llamada Guerra de Secesión estallaría tres años después, cuando los estados esclavistas del sur se separaron del resto de la nación tras la elección de Abraham Lincoln en 1860.

Fuentes: Island Free Press, PCGS, USNI, Economic Historian, NPS.

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