Anuncios
U.S. markets closed
  • F S&P 500

    5,208.75
    -4.00 (-0.08%)
     
  • F Dow Jones

    39,189.00
    -6.00 (-0.02%)
     
  • F Nasdaq

    18,159.00
    -27.50 (-0.15%)
     
  • E-mini Russell 2000 Index Futur

    2,061.50
    -3.30 (-0.16%)
     
  • Petróleo

    79.28
    +0.29 (+0.37%)
     
  • Oro

    2,315.20
    -7.10 (-0.31%)
     
  • Plata

    27.54
    -0.06 (-0.22%)
     
  • dólar/euro

    1.0748
    -0.0003 (-0.03%)
     
  • Bono a 10 años

    4.4920
    +0.0290 (+0.65%)
     
  • Volatilidad

    13.00
    -0.23 (-1.74%)
     
  • dólar/libra

    1.2491
    -0.0007 (-0.05%)
     
  • yen/dólar

    155.4220
    -0.0760 (-0.05%)
     
  • Bitcoin USD

    61,221.96
    -1,295.33 (-2.07%)
     
  • CMC Crypto 200

    1,303.66
    +8.99 (+0.69%)
     
  • FTSE 100

    8,354.05
    +40.38 (+0.49%)
     
  • Nikkei 225

    38,236.31
    +33.94 (+0.09%)
     

Encuentra por casualidad al hombre que 'regalaba' viviendas en su pueblo

Holly Dawson se bebía un té caliente en el jardín de la casa de un amigo, cuando este le habló de un par de casas que un benefactor había cedido para ser alquiladas a familias de escasos recursos por apenas 300 libras esterlinas (casi 400 dólares y unos 345 euros) al mes, durante tres años.

Esto ocurrió en Ringmer, al sur de Inglaterra, donde, con un precio promedio de 1.000 libras al mes, se hace casi imposible costear un alquiler.

Dawson, madre soltera de dos niños pequeños, se plantó horas después delante de su cuenta de Twitter y escribió:

PUBLICIDAD

“Acabo de enterarme de un hombre que murió en mi pueblo y que le dejó tres casas al consejo, con la indicación de que fueran alquiladas por familias jóvenes por un período fijo de 3 años a 300 libras. Todos necesitamos hablar más sobre la gente buena”.

A la mañana siguiente tenía 5.000 likes, mientras su teléfono no dejaba de sonar y de recibir mensajes. Al finalizar el día, su tuit tenía 41.000 “me gusta”, 8,000 retuits y casi 200 comentarios.

De acuerdo con sus palabras para BBC, los comentarios eran de tres tipos:

1) De quienes elogiaban el acto de bondad de un desconocido y le agradecían por compartir buenas noticias, complacidos de que haya bondad en el mundo;

2) De quienes creían que ella se lo había inventado todo;

3) De cínicos, escépticos o críticos del sistema capitalista (“¿Tres casas? Él es el problema”, decía uno. “¿Cuánto estaría cobrando cuando estaba vivo?”, escribía otro). También hubo comentarios racistas: “Se lo darán a los inmigrantes” o “Los somalíes se lo agradecerán”.

En busca de la verdad

A partir de entonces, como reconoce Dawson, lo que comenzó siendo una anécdota local de repente se convirtió en un tema -la generosidad- que ella tenía que demostrar, a pesar de haberlo presentado simplemente como algo que “había escuchado”.

Holly Dawson salió, pues, en busca de información sobre la identidad de aquel anónimo benefactor, responsable de un “acto de bondad y generosidad”. Empezó a preguntar por los alrededores, habló con el consejo parroquial, con el grupo de historia del pueblo… y las historias que descubrió le revelaron mucha más generosidad de la que esperaba.

Uno de estos casos de bondad lo protagonizó Ian Askew, fallecido a los 92 años, quien fuera capitán del ejército, donde se ganó la Cruz Militar. Durante años, este soltero de buen humor repartió dinero, muchas veces de forma anónima, a grupos locales y a personas necesitadas.

Todas sus acciones benéficas

Como Askew vivía solo en la casa grande en Wellingham House, dejó que una organización de caridad la tuviera por una renta mínima, y la convirtió en un hogar para personas con dificultades de aprendizaje.

“Tenía relaciones sólidas con todos sus inquilinos -comenta alguien que lo conoció-, nunca aumentaba los alquileres ni echaba a nadie. Todavía hay personas viviendo de las rentas antiguas en su propiedad”.

Otro caso fue el de The Brickworks, una gran fábrica de ladrillos que en 1970 se convirtió en un centro dedicado al rescate de animales.

El acceso a la vivienda es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las familias en Inglaterra. En esta imagen, típica estampa de un conjunto residencial en Reino Unido. Foto: Tim Graham/Getty Images
El acceso a la vivienda es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las familias en Inglaterra. En esta imagen, típica estampa de un conjunto residencial en Reino Unido. Foto: Tim Graham/Getty Images

O el de las cabañas del jubileo, que en 1977 el mismo Ian Askew convirtió en refugio para parejas jóvenes que esperaban durante años en la lista de viviendas del consejo. El plan de Askew era ayudar a los jóvenes con un alquiler similar al de las residencias facilitadas por el consejo, que entonces costaban unas 100 libras esterlinas al mes.

Desde entonces, durante cuatro décadas, la decisión de Askew de mantener los precios más bajos posibles se había mantenido. Ahora los alquileres se firman por tres años y su precio es de 300 libras, tres o cuatro veces menos que como cuestan en todo el condado.

“Estuvimos muy agradecidos por la casa de campo y la generosidad de la familia Askew y la parroquia -expresa uno de sus antiguos inquilinos-. Ello nos permitió comenzar nuestra vida de casados ​​sin la tensión de las preocupaciones monetarias, permanecer cerca de nuestras familias en un lugar que de otra manera resultaba inasequible”.

En un momento en que el alojamiento privado es inestable y costoso -escribe Holly Dawson para la BBC- y la vivienda pública apenas existe, es reconfortante pensar que parte de la brecha se cubre de estas maneras informales y compasivas.

Más ejemplos de generosidad

Según esta madre entusiasta, Ringmer es un pueblo construido por la bondad. Porque no solo Ian Askew ha sido protagonista de estos actos. En 1787, la señorita Henrietta Hay dejó 2.000 libras para ser invertidas, para que con sus intereses se ayudara mediante pequeñas pensiones a personas mayores necesitadas en la misma parroquia.

Así, durante más de 200 años, los residentes locales reciben ganancias inesperadas cada año, siempre en Navidad.

Mucho antes, hacia 1690, Dame Barbara Thomas y Sybilla Stapley legaron 200 libras para pagar el salario de un maestro de escuela en la Ringmer Charity School. Aunque las pagas a los educadores han cambiado en los últimos 300 años, esta dotación aún existe y aún se hacen donaciones para apoyar a la escuela de la aldea.

Dawson concluye su escrito recordando que no hay manera de medir los pequeños momentos, los pequeños actos, las historias tiernas y la gente amable. Habla de las personas que cuidan a los vecinos enfermos o que compran alimentos para las personas mayores, que les prestan su carrito de la compra, que los ayudan a subir al autobús, que le sonríen cordialmente sin razón alguna.

“Cuando me mudé con mis hijos a nuestra casa de Ringmer -admite esta mujer-, no estaba buscando una comunidad, y hasta ahora no sabía que tenía una. Pero un tweet me ha conectado a un pueblo fundado en la compasión y en sus historias. Un lugar de buenos seres humanos.”