Un estudio nos descubre a los 'ávaros', una tribu patrilineal descendiente de los hunos
Redacción Ciencia, 24 abr (EFE).- Los ávaros, un pueblo estepario de Asia central descendiente de los famosos hunos del rey Atila, gobernaron gran parte del este de Europa entre los siglos VI y IX. Poco se sabía de esta tribu pero, ahora, un exhaustivo análisis de sus numerosos cementerios ha permitido conocer mejor sus costumbres.
El estudio, basado en ADN antiguo y restos arqueológicos, ha servido para averiguar parentescos -de hasta sexto o décimo grado-, prácticas sociales y costumbres de este pueblo estepario de la Alta Edad Media que dejó uno de los patrimonios arqueológicos más ricos de la historia europea (unas 100.000 tumbas excavadas hasta la fecha).
La investigación, cuyos detalles se publican este miércoles en la revista Nature, ha sido liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) y hecha en colaboración con grupos multidisciplinares de investigación húngaros, austriacos y estadounidenses.
Hasta ahora, casi toda la información disponible sobre los pueblos esteparios de la época, como los ávaros, viene de los escritos de sus enemigos, principalmente los bizantinos y los francos, por lo que casi no existe información sobre la organización interna de estos clanes bárbaros.
Y el desconocimiento sobre cómo era la vida de las mujeres es incluso mayor, ya que las fuentes históricas no se refieren a ellas (sólo se han encontrado tres menciones).
Se sabe que algunos grupos llegaron a Europa procedentes de las estepas y de Asia oriental, pero ¿mantuvieron los ávaros las tradiciones esteparias? ¿Cómo interactuaban los grupos recién llegados de Oriente con la población europea? y, en esencia, ¿cómo cambió su modo de vida en un entorno completamente nuevo tras abandonar las estepas y su modo de vida nómada?
Para tratar de responder a estas preguntas, el equipo se propuso estudiar comunidades enteras y se centró en el muestreo de todos los restos humanos disponibles de cuatro cementerios del periodo ávaro completamente excavados.
Gracias a la excepcional conservación del ADN, pudieron analizar un total de 424 individuos y descubrieron que alrededor de 300 tenían un pariente cercano (de primer y segundo grado) enterrado en el mismo cementerio.
Esto permitió reconstruir varios pedigríes extensos, el mayor de los cuales tiene nueve generaciones y abarca unos 250 años.
Una sociedad patrilineal
Los investigadores constataron que estas comunidades practicaban un estricto sistema de descendencia patrilineal basado en la patrilocalidad, es decir, los varones permanecen en la comunidad después del matrimonio, mientras que las mujeres se enviaban a otras comunidades con enlaces matrimoniales.
"Este patrón muestra el papel de las mujeres en la promoción de la cohesión de esta sociedad, era el papel de las mujeres el que conectaba a las comunidades individuales", dice Zuzana Hofmanová, autora principal del estudio.
El equipo también descubrió que la multiplicidad de parejas reproductivas era habitual y que estas comunidades practicaban las llamadas uniones de levirato, que consiste en que individuos masculinos emparentados (hermanos o padre e hijo) tengan descendencia con la misma mujer.
"Estas prácticas, junto con la ausencia de consanguinidad genética, indican que la sociedad mantenía una memoria detallada de su ascendencia y sabía quiénes eran sus parientes biológicos a lo largo de generaciones", explica Guido Alberto Gnecchi-Ruscone, primer autor del estudio.
Además, gracias a la alta resolución proporcionada por los extensos pedigríes y los datos del cementerio completo, el equipo pudo identificar una clara transición temporal dentro de uno de los yacimientos analizados.
"Esta sustitución comunitaria refleja tanto un cambio arqueológico y dietético que descubrimos dentro del propio yacimiento, como una transición arqueológica a gran escala que se produjo en toda la cuenca de los Cárpatos", dice Zsófia Rácz, coautora del estudio.
Este cambio, probablemente relacionado con cambios políticos en la región, no estuvo acompañado de un cambio en la ascendencia y, por tanto, habría sido invisible sin el estudio de comunidades enteras.
Este hallazgo pone de relieve cómo la continuidad genética a nivel de ascendencia puede ocultar sustituciones de comunidades enteras, y tiene importantes implicaciones para futuros estudios que comparen la ascendencia genética y los cambios arqueológicos.
(c) Agencia EFE