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Explosiones misteriosas y fugas de gas: lo que sabemos sobre las fracturas de los gasoductos en Europa

La central nuclear de Zaporiyia vista a través de una neblina de incendios cercanos, en Ucrania, el 29 de agosto de 2022. (Lynsey Addario/The New York Times).
La central nuclear de Zaporiyia vista a través de una neblina de incendios cercanos, en Ucrania, el 29 de agosto de 2022. (Lynsey Addario/The New York Times).

A principios de esta semana, se descubrieron tres fugas distintas en dos enormes gasoductos de gas natural de Rusia. Los gasoductos estaban llenos de combustible y las rupturas produjeron burbujas de gas de 800 metros de ancho que se elevaron hacia la superficie del mar Báltico, cerca de la isla danesa de Bornholm.

Justo antes de que ocurrieran estas fugas, ya se habían detectado algunas explosiones cercanas, pero los gobiernos europeos aún no determinan la causa de las fugas en estos gasoductos, conocidos como Nord Stream 1 y Nord Stream 2. Los dirigentes políticos de Europa y Estados Unidos han insinuado que este incidente fue un acto de sabotaje.

Las especulaciones han apuntado hacia Rusia, cuya empresa estatal de energía, Gazprom, es la propietaria principal de los gasoductos. Un portavoz del presidente de Rusia, Vladimir Putin, Dmitry Peskov, calificó de “ridículas” las acusaciones sobre la participación rusa y levantó el dedo acusador hacia Estados Unidos.

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Esta situación tiene las características de una película de espionaje, pero los analistas afirman que el daño a los gasoductos podría implicar una importante escalada de la guerra indirecta por la energía que se ha librado desde que inició la lucha en Ucrania, una batalla que podría tener consecuencias muy graves para millones de hogares y empresas de toda Europa. De hecho, es posible que quien haya dañado los gasoductos haya querido demostrarles a los europeos que “ningún lugar es seguro”, comentó Helima Croft, directora de estrategia para las materias primas en RBC Capital Markets.

Los gasoductos dañados son eslabones fundamentales entre Rusia y Europa occidental.

Las dos líneas principales se construyeron para transportar gas desde Rusia hasta Alemania por debajo del mar Báltico.

Hasta hace poco tiempo, el Nord Stream 1, que comenzó operaciones en 2011, era el ducto principal para llevar gas a Alemania, lo suficiente para abastecer más de la mitad del consumo anual de ese país y llevarle un poco a sus vecinos. El gasoducto tiene cerca de 1223 kilómetros de longitud y casi todo corre por debajo del agua.

La construcción de la segunda línea, el Nord Stream 2, terminó el año pasado con el objetivo de incrementar esa circulación al doble, por ser una línea nueva y moderna que iba a la parte noroeste de Europa. Pero esta nunca llegó a funcionar por completo porque el gobierno alemán aplazó el proyecto en febrero, justo cuando Rusia inició la invasión de Ucrania.

Pese a que los países europeos han reducido su consumo de gas natural como respuesta a los elevados precios y las súplicas de sus gobiernos, el combustible sigue siendo de vital importancia para calentar los hogares y mantener las operaciones de las empresas.

En el momento de los incidentes, ninguno de los gasoductos estaba transportando gas de manera activa. En fechas recientes, Gazprom ha estado cerrando las válvulas del Nord Stream 1, aludiendo a problemas técnicos. Los críticos han desestimado esta actividad como una maniobra política de Rusia, puesto que la lucha en Ucrania se está prolongando.

Estas fugas podrían ayudar a Rusia porque con ellas aumentan todavía más los precios de la energía.

En algunos aspectos, la interrupción de los gasoductos no tiene casi ningún efecto inmediato para nadie.

Además, a simple vista, no se sabe por qué Moscú querría dañar las instalaciones que a Gazprom le costó miles de millones de dólares construir y mantener. Es de esperarse que estas fugas posterguen cualquier oportunidad de recibir los ingresos procedentes del combustible que pasa por esos gasoductos.

Por otro lado, el mercado del gas natural está muy atemorizado, cosa que contribuye a que Rusia aumente el precio a su gas. El lunes, los precios de los futuros del gas en Europa habían caído más o menos a la mitad de su precio máximo de agosto. Tras la noticia de las fugas, aumentaron casi un 20 por ciento, a cerca de 205 euros (o 191 dólares) por megavatio hora, aproximadamente cinco veces más que el nivel de hace un año.

Este incidente ha estremecido a los mercados porque pone de manifiesto que existe el “riesgo de que haya una interrupción” en los gasoductos que no controla Rusia, comentó Massimo Di Odoardo, vicepresidente de investigación del gas en Wood Mackenzie, una empresa de consultoría sobre energía.

El impacto al medioambiente parece preocupante.

Los gasoductos dañados están diseminando gas natural, el cual consta, en su mayor parte, de metano, un elemento que contribuye en gran medida al calentamiento global.

Según Kristoffer Böttzauw, director de la Agencia Danesa de Energía, hasta el miércoles, se había escapado más de la mitad del combustible que se encontraba en los gasoductos. Es posible que para el domingo ya se haya liberado todo.

El daño ocasionado por las fugas podría alcanzar el equivalente al 32 por ciento de las emisiones que produce Dinamarca en un año, señaló Böttzauw, y añadió: “Hay un impacto considerable al cambio climático debido a que el metano es muchas veces más perjudicial que el CO2 para el medioambiente”.

Antoine Rostand, cofundador de Kayrros, una empresa que usa satélites para detectar las fugas de metano en pozos petroleros e instalaciones procesadoras de gas, calculó que los gasoductos dañados habían arrojado una cantidad de emisiones de metano comparable a lo que produce en un día la industria del gas y el petróleo a nivel global.

Los científicos tienen la esperanza de que el gas, que está subiendo con rapidez a la superficie y dirigiéndose a la atmósfera, no tenga un impacto importante en la vida animal y vegetal de las aguas que están alrededor de la fuga.

Es posible que el daño haya sido provocado por artefactos explosivos.

Los gasoductos están construidos con acero recubierto de concreto para que puedan soportar las presiones bajo el mar. En otras palabras, se necesita mucha fuerza para dañarlos.

“Una fuga de gas de estas características es sumamente rara”, comentó Böttzauw. “Es poco probable que en un solo accidente haya tres fugas de gas en un periodo de 24 horas”.

El lunes, los sismólogos suecos detectaron dos explosiones submarinas diferentes cerca de donde más tarde se descubrieron las fugas. Ambas líneas del Nord Stream 1 resultaron afectadas, mientras que solo se rompió una de las dos líneas del Nord Stream 2, lo cual significa que, al menos en teoría, el gas podría fluir por la segunda línea.

Hans Liwang, profesor del Real Instituto de Tecnología de Suecia, explicó que analizar el tamaño del cráter en el lecho marino y el daño a los gasoductos podría darnos respuestas sobre la magnitud de la carga de los explosivos y los sitios de las explosiones.

“Tal vez podamos averiguar dónde fue colocado el artefacto explosivo al ver los rastros en el fondo”, le dijo al diario sueco Svenska Dagbladet.

Pero añadió que es posible que el gas que se escapó haya eliminado pruebas importantes, sobre todo si, como algunas personas han especulado, el sabotaje se llevó a cabo con la ayuda de drones submarinos o buzos.

El miércoles, las autoridades danesas mencionaron que una investigación penal estaba en marcha para determinar la causa de la ruptura. No se sabe bien cuánto tiempo tardará la reparación del daño una vez que la investigación haya terminado.

Es posible que también otros gasoductos hacia Europa sean vulnerables.

Pese a que Rusia ha limitado sus exportaciones, su gas natural sigue fluyendo hacia Europa a través de Ucrania y otros gasoductos. Si a Moscú le sigue yendo mal en la guerra de Ucrania, es posible que Gazprom aumente la presión al reducir estos suministros.

Una red de otros gasoductos procedentes de Argelia, Libia y Azerbaiyán apoya las economías de los países europeos y podría ser objeto de sabotajes a lo largo de sus enormes extensiones. Quien haya afectado los gasoductos de Nord Stream quizá pretendía enviarle un mensaje a Noruega, país que ha remplazado a Rusia como el gran proveedor de gas por gasoducto de la Unión Europea. Noruega es también un abastecedor fundamental de gas para el Reino Unido.

Tal vez no sea coincidencia que el martes se haya inaugurado un gasoducto que va de Noruega a Polonia conocido como The Baltic Pipe, mismo que fue diseñado para que Polonia dejara de ser tan dependiente de Rusia y que pasa cerca de donde se encuentran las fugas.

Durante la guerra, Rusia ha atacado la infraestructura energética de Ucrania.

La energía se ha convertido en un campo de batalla en la guerra de Ucrania. Putin ya ha demostrado que, con tal de que cedan ante su voluntad, está dispuesto a tirar por la borda relaciones de negocios que tardaron décadas en establecerse con países como Alemania.

Además, conforme ha avanzado la guerra, Rusia ha atacado en repetidas ocasiones la infraestructura del sector energético de Ucrania.

Este mes, tras perder terreno por una ofensiva ucraniana, Rusia desató una oleada de ataques con cohetes y misiles contra las plantas de energía y la red eléctrica del país. De acuerdo con Energoatom, la empresa estatal de energía nuclear de Ucrania, también este mes, un misil ruso cayó a solo 270 metros de la Planta de Energía Nuclear del Sur de Ucrania.

Durante todo el verano, las autoridades ucranianas acusaron al Ejército ruso de atacar un tramo de las líneas eléctricas de alta tensión que conectan otro complejo nuclear, la central nuclear de Zaporiyia, con la red eléctrica de Ucrania. Afirmaron que el propósito había sido privar a Ucrania de la energía eléctrica de la planta.

El ataque a los gasoductos podría ser otro paso en este camino hacia una guerra energética. “Es evidente que se trata de una escalada del conflicto, lo cual en verdad es alarmante”, señaló Rostand, el director general de Kayrros.

© 2022 The New York Times Company