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La "familia" atómica global se compromete a desplegar centrales nucleares para reducir CO2

Javier Albisu

Bruselas, 21 mar (EFE).- Un total de 37 países, que representan a unos 4.800 millones de personas, se reunieron hoy en Bruselas en la primera Cumbre de la Energía Nuclear, donde reafirmaron su apuesta por la energía atómica como parte de la solución para reducir CO2.

Los firmantes del texto en la cita convocada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y por Bélgica subrayan su "compromiso con la energía nuclear como un componente clave de la "estrategia global para reducir las emisiones", respetando "los más altos niveles de seguridad y protección".

"Nos comprometemos a trabajar para desbloquear plenamente el potencial de la energía nuclear tomando medidas como crear condiciones favorables para apoyar y financiar de manera competitiva la extensión de vida útil de los reactores nucleares existentes, la construcción de nuevas plantas (...) y el despliegue temprano de reactores avanzados", añaden.

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Junto al icónico Atomium de Bruselas, el foro reunió a los líderes de Francia, Hungría, Finlandia, Eslovenia, Polonia o Serbia y a representantes de Argentina, Bangladesh, Brasil, Bulgaria, Canadá, China, Egipto, India, Arabia Saudí, Corea, Pakistán, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido o EEUU.

Podrían haber sido más, porque no estaban países con reactores como Bielorrusia o Ucrania. También faltaron Rusia, un gran productor global de combustible atómico, e Irán, que desarrolla un controvertido programa atómico.

Los participantes tienen realidades diferentes, con rentas per cápita muy que van desde los 2.500 dólares de Blangladesh a los 70.000 de Estados Unidos o poblaciones que difieren desde los 2 millones de eslovenos a los 1.400 millones de habitantes de India.

Hay perfiles como el de Francia, histórico defensor de la energía atómica, o el de Japón, que va recuperando el entusiasmo nuclear tras el accidente provocado por un tsunami en Fukushima en 2011, la última gran catástrofe atómica desde Chernóbil (1986).

También como Argentina, que incorporó tiene varios reactores en construcción, Brasil, que espera inaugurar en 2025 una nueva central, o Italia, que cerró todas sus centrales en 1990 tras un referéndum, pero que participó en la cita atómica de Bruselas.

Moda nuclear

La energía nuclear salió reforzada en la última cumbre del clima de la ONU, la COP28 de Dubái, donde las partes reconocieron expresamente "la energía nuclear" entre las soluciones climáticas, junto a las renovables.

"Ha requerido 28 conferencias del clima de naciones unidas para reconocer que la energía nuclear es necesaria", señaló el director de la AIEA, el argentino Rafael Grossi.

Además hay decenas de proyectos para llevar al mercado los prometedores reactores modulares, que aspiran a ser más pequeños, baratos, seguros y adaptables que las centrales tradicionales.

"Las tecnologías nucleares pueden desempeñar un papel importante en la transición hacia la energía limpia", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Electrones y CO2

La nuclear sigue teniendo detractores, sobre todo en Europa, con países como Alemania, Noruega, Austria, Luxemburgo, Dinamarca o España a la cabeza, que no acudieron a la cita y achacan a la energía atómica problemas de seguridad o de gestión de residuos y consideran que no es barata.

Tampoco gusta a muchos grupos ecologistas, como recordaron a orillas de la cumbre activistas de Greenpeace con pancartas que criticaban el "cuento de hadas nuclear".

Y pese a todo, la energía atómica atraviesa un momento dulce, especialmente al calor de la reciente crisis de precios de la energía.

"En los dos últimos años ha habido una revolución doctrinal en Europa", consideró el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Las emisiones totales de CO2 crecieron un 1,1 % en 2023, según la Agencia Internacional de la Energía, y Naciones Unidas proyecta actualmente un avance de las temperaturas de entre 2,5 y 2,9 grados a final de siglo respecto a los valores preindustriales, lejos del objetivo de 1,5.

El 25 % del CO2 proviene de la generación eléctrica y más del 60 % de esta se produce con combustibles fósiles.

"Si queremos disminuir rápidamente los combustibles fósiles necesitaremos todas las otras tecnologías", dijo el primer ministro belga, Alexander de Croo.

La nuclear ha caído del 18 al 9 % de la electricidad mundial (el 22 % en la UE), pero los análisis coinciden en que va a más. Solo China está construyendo 36 nuevos reactores.

El principal problema que tiene su despliegue es la financiación, porque las centrales suponen inversiones de varios miles de millones de euros a largo plazo y hay varios proyectos recientes con un importante historial de retrasos y sobrecostes.

"Apoyamos los esfuerzos para facilitar la movilización de inversiones públicas, cuando sea apropiado, e inversiones privadas hacia proyectos adicionales de energía nuclear", asegura la declaración atómica de Bruselas.

(c) Agencia EFE